Hace unos días empecé un curso para prevenir el acoso escolar elaborado para docentes de todas las etapas educativas. Dentro de las exigencias del curso, está compartir algunas reflexiones sobre el tema, así que aquí os comparto la primera.
Ahora está muy de moda hablar del bullying y del acoso escolar, aparece en todos los medios, la administración se pone las pilas lanzando campañas preventivas, un número de teléfono gratuito para atender a las víctimas… Entre tanta actividad frenética sobre el tema, llega a uno de mis claustros de profesores y profesoras, la información de que se ha creado un protocolo de actuación ante el acoso que todas y todos los docentes debemos conocer y poner en marcha en cuanto detectemos cualquier caso de acoso en el centro. Dejadme que exprese una pataleta al respecto y sigo.
Como siempre en todo esto, las cosas no han sido bien planteadas, perdonadme, pero así lo siento. Resulta que activar un protocolo de acoso en el centro supone realizar unas cuantas tareas administrativas: tomar testimonio a varios testigos, gestionar la documentación pertinente en cuando a actas de declaración y posibles alegaciones o reclamaciones de cualquiera de las partes implicadas y un largo de etcétera de tareas que hacen que a uno se le pongan los pelos de punta, ¿cuándo se supone que vamos a hacer esto? En el centro no hay horas para hacerlo, estás en clase o en una guardia y si te queda alguna hora en blanco en el horario (a veces ocurre esto porque es imposible cuadrar a los profesores y profesoras en las distintas materias que tienen que dar y con los grupos, así quedan huecos que suponen horas sumadas al horario) donde pudieras gestionar esto, no tiene por qué venirle bien a los testigos, puede ser que el equipo directivo no esté disponible, etc. Los profesores y profesoras que estamos a media jornada no podemos poner en marcha estos protocolos porque se entiende que esto sobrecargaría nuestro horario laboral y dejaría de ser reducido. Entonces se lo sobrecargan a los de jornada completa, que total, como viven en el centro pues que más les da hacer unas horitas más, a ser posible, fuera del horario para que a nadie le coincida con clases, guardias y demás.
¿Sabéis qué? Podéis estar tranquilos y tranquilas, los protocolos se iniciarán siempre que sea necesario, los gestionarán legalmente los de jornada completa y les ayudaremos los de media sobrecargando todos y todas nuestros horarios. Yo pienso que no es la manera, no sé como lo veréis. Las cosas no pueden depender de la buena fe de la gente, algunas y algunos docentes tenemos hijos e hijas a los que recoger, obligaciones familiares, etc.
Dicho esto, prosigo con mi relato. Por un momento pensé, bueno eso no pasa aquí, en este centro, quizá porque hay muy pocos alumnos y alumnas, estadísticamente sería difícil que ocurriera, pero, oye ahora que recuerdo el año pasado hubo un caso de acoso en el centro, uno muy complicado donde intervino la policía, agresiones físicas, redes sociales, fotos y toda la parafernalia incluida, entiéndase que digo esto con todos mis respetos. Y de repente me doy cuenta de que a principios de curso hubo otro caso. Ay madre, si resulta que a mi lado está ocurriendo esto.
Hoy una mamá me describió un caso de acoso en una niña de cinco años en su colegio. Al explicar lo que ocurría, la madre no era muy consciente de lo que pasaba. Incluso habló de la presunta acosadora justificando que tenía una situación familiar difícil. Al explicármelo creo que fue reconstruyendo el relato y dándose cuenta de que lo que ocurría estaba afectando mucho a su hija, podía ser incluso la causa de los problemas de salud un tanto extraños que sufría la niña últimamente.
Así que me encuentro rodeada de casos de acoso o de supuesto acoso y no era consciente. Hasta hace un par de años, apenas se oía hablar de este tema, o quizá sí, de vez en cuando, algún caso en el telediario. Hoy da la sensación de que los casos se han multiplicado en muchos centros y yo me pregunto, ¿no será que estaban ahí mucho antes y no nos dábamos cuenta? ¿Nos habrá pasado a las y los docentes desapercibido tanto sufrimiento? ¿Es posible? No paro de pensar que ahora somos más conscientes porque se ha hecho mediático, ya estaba ocurriendo.
La verdad es que da miedo ver cómo es la sociedad que estamos creando. No puedo imaginar que lleva a un niño, niña o adolescente a machacar a un compañero o compañera, a hacerle la vida imposible. ¿Qué tipo de historia personal puede haber ahí detrás? Yo pienso que salvo contadas excepciones, como pueden ser los casos de psicopatía, un niño o una niña si es violento es porque está expresando con ello carencias, en algunos casos estará reproduciendo conductas que ha visto antes en otros contextos, en otras ocasiones, será fruto de la rabia contenida por no ver cubiertas sus necesidades, del tipo que éstas sean. En cualquier caso, las familias tenemos una gran responsabilidad.
La tarea de las y los docentes es detectarlo lo antes posible y tratar de trabajar la convivencia positiva en las aulas y en el centro escolar. Pero la forma de ser y de relacionarse de las personas implicadas, víctimas y verdugos, han forjando las bases de su personalidad en el entorno familiar, de ahí que la familia sea considerado el primer agente de socialización. Hijas e hijos aprenden a relacionarse a partir de sus propias relaciones con otras personas, muchas de ellas en el entorno familiar.
Sé que la autoridad forzada a través de partes de conducta no facilita las cosas, sé que siempre ha habido chicos y chicas que sienten que no tienen nada que perder y machacan a otros, pienso que muchas veces como forma de desahogo de sus propias miserias.
Y luego están las víctimas, personas que por diversos motivos se encuentran metidas en una pesadilla de la que no saben cómo salir y en muchos casos, no encuentran la manera de pedir ayuda, de expresar el calvario que están viviendo. ¿Por qué esos niños y niñas no piden ayuda? ¿O es que lo hacen pero no encuentran apoyos? De una forma o de otra, es terrible.
Siempre que pienso en este tema, recuerdo una escena que viví en un curso impartiendo el módulo de Habilidades Sociales, había pedido a mis alumnas que prepararan una pequeña charla de cinco minutos sobre algún tema de su interés, cualquier cosa sobre la que quisieran hablar. Una de mis alumnas, hizo un alegato hablando de «los nadies», así es que como ella lo llamó. Tras explicar quiénes eran «los nadies»: chicos y chicas que pasan desapercibidos, a las y los que nadie conoce porque no despiertan el más mínimo interés, ni para compañeros y compañeras ni para el profesorado. Finalmente, nos explicó su experiencia como «nadie» en su etapa escolar anterior. Nos dejó sin palabras y al finalizar recibió un largo aplauso de sus compañeras.
¿Cuántos niños, niñas, chicos y chicas están en esta situación? ¿Por qué no les apoyamos haciéndoles visibles y dándoles el protagonismo que merecen? ¿Por qué deben pasar por esta vivencia sin apoyo de ningún lado? Estamos haciendo muchas cosas mal, algunas las tenemos más que controladas pero no desde un enfoque mayoritario y así es todo muy difícil. Otras están por descubrir.
Ojalá todo este despliegue de medios sin medios que se está haciendo, sirva para acabar con el sufrimiento de tantas víctimas y ojalá encontremos modelos educativos más respetuosos que no generen verdugos.
Hasta aquí, mi primera reflexión para el curso sobre Prevención del acoso escolar.
Totalmente de acuerdo, siento mucho que pasaras por esto y me alegro de que te lances a contarlo porque es la mejor manera de darnos cuenta de que es una realidad que está ahí y tú debiste sentir apoyo y no fue así, por eso digo que hacemos las cosas mal. Muchas gracias por compartir por aquí tu reflexión. Un abrazo.
¡Enhorabuena por tu reflexión!
Tienes absolutamente toda la razón…
Soy madre y maestra y fuí una niña maltratada, acosada y vejada en el colegio en mi época. No recuerdo que ningún profesor me ayudara o quisiera hacerlo y tampoco recuerdo si lo sabían o hacían algo por saberlo.
Si recuerdo mucho sufrimiento. Gracias a Dios, cuando salía del cole, todo terminaba. Ahora no es así. Ahora el acoso sigue fuera del colegio también…
Yo creo en la prevención como método contra el acoso escolar, en la colaboración de todos los agentes que forman la comunidad escolar y en que no llegue a haber acosadores y acosados sino una comunidad que se ayuda cuando se detectan comportamientos violentos, faltas de respeto, etc. Como un chip que salta cuando detecta que algo falla, los mismos niños serían los primeros que le echarían el alto al «matón» que se quisiera sobrepasar con otro niño o le llamarían la atención al que pusiese un mote despectivo a otro, por ejemplo. Esto se hace con formación a los niños desde los 3 años que entran al aula de Infantil, pautas de actuación en momentos concretos como agresiones o vejaciones -que ellos mismos sepan lo que tienen que hacer cuando ven una agresión o son víctimas- y enseñarles que el respeto por las diferencias es algo que no podemos saltarnos jamás -no vale poner motes «el gordo», «el chileno de mierda», «la braquetitos»-, que debemos ayudar a los otros en sus debilidades -yo leo bien, puedo ayudar a mi compañera que le cuesta- y no machacarles por ellas -reirse del que no sabe la tabla de multiplicar-, que cada cual posee un don -seguimos con los motes «la empollona», «la inglesa de mierda»- y debemos respetarlo, que la vida es más bonita cuando todos colaboramos por un mismo fin -castigan a todos por lo que hizo uno y ese uno no tiene valor para decir que fué él y librar a los demás del castigo-, etc.
Creo en que ésto es cosa de todos, nada de escurrir el bulto y «son cosas de niños». No son cosas de niños. Nunca lo fueron.
Estamos educando a las futuras generaciones. Necesitan referentes válidos, cariño, valores, unos pilares bien fuertes, unas metas sólidas y que se les escuche cuando lo necesitan. Un abrazo a tiempo y no un cachete…
Mi apuesta es el respeto y la prevención porque vienen de la mano.
Cada vez somos más, no lo dudes. Investigaré sobre el método que comentas. Está claro que la prevención y la educación, en general, es la herramienta más eficaz para que muchos problemas desaparezcan. Gracias por tu aportación a este tema tan complicado.
Hola! Primero enhorabuena por tu blog, leer a una profesional de la educación que se comunica tan bien y que además va tan en consonancia con mi visión me da esperanza en que algún día dejaremos de ser minorìa.
Para seguir, comentarte que este tema me inquieta mucho a mi tambièn como madre y autodidacta de la educación. Creo que fijarnos y atender unicamente a los roles de victima y agresor es un error. Simplificando mucho, si investigas el metodo finlandes KIVA veràs de lo que hablo. Este sr fija del conjunto de personas que favorecen wstos comportamientos de acoso,que son toda la comunidad. Todos son responsables a su modo y por ello lo que trabajan es unicamente la prevencion, lo que a mi parecer es lo unico importante. Segun en España el acoso se da cuando el niño o niña ya está traumatizada y además no tiene en cuenta todos los daños colaterales que provoca en los demàs alumnos. Este tema es verdaderamente extendo de abordar y ahora no tengo mucho tiempo. Espero haber aportado algo y poder seguir en otro momento para explicarme mejor. Un saludo!
Hola Alberto, gracias a ti por tu acertado comentario. Preguntaré por lo que me dices, pero miedo me da la respuesta. En educación como también pasa en las Ciencias Sociales, es muy habitual que vayamos probando cosas hasta que algo funciona sin estudios contrastados que nos permitan replicar la situación en el futuro. En muchas ocasiones, cada profesional utiliza lo que mejor le funciona con mucha variabilidad y escasa efectividad demostrada. Pero vamos a confiar en que detrás de estos protocolos de actuación haya experiencias contrastadas. Lo que yo percibo así de repente es que será útil para que las y los docentes tomemos conciencia de lo que ocurre y tengamos herramientas para detectar los casos de acoso, pero el trabajo debe ser de toda la sociedad, como decía en el post y aquí hay mucho trabajo que se nos escapa a las y los profesionales de la educación, como siempre con temas de este tipo. Un abrazo.
Gracias como siempre por tu reflexión y compartirla.
Otro problema, incluso si hubiera medioa adecuados para poner en marcha el protocolo, sería la tasa de efectividad.
¿Quizás podrías preguntar en el curso cuál es la tasa de efectividad demostrada de lo que os están enseñando y en que estudios está basada dicha efectividad? 😉 🙁
Saludos!