Pequeñita lleva unos días con catarro y tos un poco fea, se encuentra bien, no para de reir y de investigar pero empezó con una ligera afonía y cuando se levanta por las mañanas suele tener la voz un poco ronca. Uno de estos días al levantarnos, me pareció que tomar miel podría aliviarle un poco la irritación de garganta que era evidente que tenía, pero, ¿cómo hacerlo? En su taza de leche (de vaca o de almendras según el día) no se lo podía echar porque no suele bebérsela, solamente la utiliza para mojar las galletas o los cereales que se suele tomar cada mañana. Si se lo echaba en una galleta corría el riesgo de que no se tomase ni la miel ni esa galleta ni las otras para prevenir que mamá las hubiese embadurnado todas. Así es mi niña para los sabores nuevos, tiene que ser decidido por ella, en el momento oportuno y cuando la luna está en determinado cuarto y las constelaciones todas alineadas en el lugar exacto.
Entonces pensé, ¿y si utilizamos el «palo» (la cuchara de la miel) que ella suele usar como micrófono y hacemos un chupachups de miel? Por probar no perdíamos nada.
Tengo que decir que me alucina como una niña que nunca ha comido un chupachups, es verdad que ha tenido varios en su mano de esos que de repente te regalan sin preguntarte si la niña toma chuches, sepa perfectamente lo que es. Aún tratando de evitarlo, hay cosas que están pensadas para ellos y ellas y deben estar muy bien planteadas porque les generan un gran atractivo aunque sólo las hayan visto un par de veces.
Vuelvo a mi «chupachups curativo». Mi primer intento fue nulo, se lo intenté dar para que lo cogiera y no hubo forma. Pensé que no habría forma de que tomara la miel, bueno al menos lo había intentado. Cogí un vasito pequeño, metí el «palo» y lo dejé a su alcance. Es verdad que ella suele jugar con la cuchara de la miel, igual si no no se habría lanzado. El caso es que en algún momento lo cogió y en otro momento lo chupó y descubrió que aquello estaba buenísimo y lo chupeterreó y me pidió más. Objetivo cumplido.
Al menos tres mañanas ha tomado un poquito de miel, a lo largo del resto del día ha sido imposible, pero algo es algo. A lo mejor vuestros peques no son tan duros o duras como la mía y se lo podéis vender mucho más fácil. Antes de lanzaros a hacer esto recordad que los bebés más pequeños no deberían tomar miel.
No se puede usar miel en bebés menores de un año
Muchas de vosotras habréis leído y escuchado que la miel es peligrosa en los bebés, a la mayoría nos recomiendan no usarla con los niños y las niñas hasta pasado el primer año. Uno de los motivos que yo había escuchado era que podían contener sustancias que generaran alergia en los bebés. La miel se obtiene de la extracción del polen de multitud de flores y ya sabéis que hay muchas plantas contraindicadas para administrar en bebés en cualquiera de sus formatos, sea alimento, aceite para el cuerpo, esencias perfumadas para el ambiente, etc.
Además de esto, cuando uno se pone a investigar un poco más, encuentra que el principal riesgo de la ingestión de miel en edades tempranas, es la neurotoxina Clostridium botulinum. Al parecer la miel puede contener esporas de dicha toxina y el intestino aún inmaduro de un bebé es muy delicado para asimilar su presencia pudiendo aparecer botulismo en el bebé, enfermedad que presenta paradas musculares que pueden generar problemas importantes.
Parece ser que en diversos estudios realizados, solamente entre el 10 y el 30% de las muestras de miel analizadas contenían la toxina. También se constata que la mayoría de bebés intoxicados tenían menos de seis meses que es cuando el intestino es más inmaduro. Aún así lse suele recomendar retrasar la ingestión hasta el año de edad, en algunas publicaciones he leído que hasta el año y medio.
No entiendo que se le dé miel a un bebé de seis meses porque ya sabemos más que de sobra que lo que tiene que tomar un bebé de esa edad es leche, idealmente materna y si no es posible, por el motivo que sea, fórmula. A partir de esa edad conozco familias que le han dado miel a sus hijos e hijas porque consideraban que tenía más beneficios que prejuicios y no ha habido problema. Ya he comentado que el riesgo es muy bajo. En el artículo que os he enlazado se habla de otro riesgo por toxina, el E. Sakazakii que puede intoxicar al bebé por una mala manipulación de la leche en polvo y la mayoría de familias seguro que no ha oído hablar de ello. Con esto quiero decir que riesgos hay muchos, algunos los conocemos y otros no. A algunos les damos importancia en función de nuestras creencias y a otros se la quitamos porque nos compensa hacerlo así.
Yo en este tema he preferido esperar y no arriesgarme. Hasta ahora que Pequeñita tiene ventitrés meses no le había ofrecido miel, pero como decía, esto es algo muy personal. También es verdad que no había surgido una situación como la de ahora donde me parecía muy beneficioso para ella y que los sabores nuevos son complicados en nuestras vidas y tenía que probar antes otras opciones.
Además de todos los riesgos que estamos comentando, está el tema dental. Me consta que muchas familias no le dan importancia al cepillado de los dientes hasta los dos años o más allá. Lo sé porque me han tachado de loca y de exagerada muchas veces. La miel es uno de esos alimentos que se queda pegado en los dientes y que puede provocar caries fácilmente. En un niño tan pequeño que puede que no se deje hacer un lavado adecuadamente es otro riesgo añadido.
Otro alimento que genera controversia, frutos secos para bebés.
En mi tierra se suele decir, «para muestra un botón», yo he tardado mucho en darle miel a Pequeñita pero, por otro lado, toma frutos secos crudos en trocitos cuando muchos pediatras recomiendan tomarlos a partir de los tres años. Yo considero que como lleva tomando alimentos sólidos desde los seis meses no es como cuando toman purés hasta los dieciocho meses o más allá. Ella tiene mucha experiencia en masticar y tragar. Lleva meses tomándolos. Nos arriesgamos porque podría haber sido alérgica pero como os digo, cada familia decide los riesgos que corre y yo pensé que si era alérgica cuanto antes lo supiéramos mejor. Además, casi todo lo que compramos tiene trazas de frutos secos, así que estaba casi convencida de que alérgica no era. Para mí los frutos secos (pistachos y cacahuetes, es lo que suele tomar) tienen muchos beneficios. Son alimentos saludables y muy calóricos que en una niña que come tan poquito suponen un buen aporte de energía con una cantidad pequeña, le gustan más que la fruta y contienen muchas vitaminas y otras sustancias necesarias. Además, le encantan, que es tan importante como todo lo demás. Y tengo que reconcoer que se los doy en trocitos pequeños para reducir el riesgo de atragantamiento, tampoco soy tan valiente.
¿Ya le has dado miel a tu bebé? ¿Te parece buena idea hacer un chupachups para facilitar que se lo tome? ¿Conoces niños o niñas que tomen alimentos no recomendados o habituales a su edad? ¿Querrás compartir tu experiencia con nosotras? Será un placer recibir tus comentarios.
Buscaré por aquí lo que dices, supongo que también lo habrá, aunque en nuestro país tenemos una cultura de golosinas mucho menos saludables hechas de resinas, petróleo, despojos animales… tengo que escribir sobre esto, yo creo que las familias no saben de qué están hechas la mayoría de las chuches que les dan a sus hijos e hijas. Un abrazo AleConsejos, gracias por seguirme desde allá.
Ya sabes que Pequeñita compartía la afición por las moras, frambuesas y demás bayas del campo allá en el principio de los tiempos y nuestras niñas están estupendas. ¡Qué ganas de veros!
Como sabes, nosotros también hemos hecho un poco lo que hemos considerado, sin tener en cuenta edades, y consejos ajenos… A Irene le chiflan los frutos secos: almendras, cacahuetes, avellanas, nuez, pipas y maiz… Siempre al natural, es decir tostar, y sin sal. En nuestro caso, se lo afrecemos pelado pero entero y ella lo mastica perfectamente. Es cierto que al principio le dimos a probar cada cosa individualmente y en poca cantidad para probar que no tuviera algún tipo de reacción alérgica. Con la miel no hemos probado… Pero es que no le gusta mucho las cosas dulces… Salvo las chuches… Ahi tenemos que racionarlas, o esconderlas.. Todo no se puede tener!. Pero bueno, creo que no soy un ejemplo muy bueno: Irene come frambuesas desde los ocho meses… Más bien las devora, y es otro de los alimentos que no deben tomar hasta los dieciocho meses… Creo que al final depende mucho del niño y de cómo quieres tratar su alimentación.
Mi hijo tiene poquito más de 2 años, también esperamos a que fuera mayor de 1 para que probara la miel. Aquí donde vivimos (Veracruz, México) es muy fácil comprar en cualquier tienda naturista las paletas de miel y propóleo; a mi hijo le gustan mucho y no hace tanto embarradero como cuando quiere comer miel con la cuchara. También puedes traer un par en la bolsa para cualquier momento en que le dé un acceso de tos. 🙂