Hace unos días os contaba que mi hija crecía y crecía. Así es. Siempre en los veranos notamos muchos avances en Pequeñita, madura, crece, en definitiva, se hace mayor. El verano es tan importante… Aunque nos empeñemos en llenar los días de verano de deberes, este tiempo está lleno de aprendizajes necesarios como ya os contaba en el post: Los deberes del verano en la infancia.
Este verano mi niña ha ganado en independencia y lo mejor es que lo ha hecho cuando ha llegado su momento. Todo el mundo nos ha criticado que no la dejáramos antes con sus abuelos. El caso es que, aunque ella está feliz con ellos, nos necesitaba a uno de nosotros, especialmente si era para dormir. Por ese motivo, el papá de Pequeñita y yo, las poquísimas veces que hemos salido en este tiempo, ha sido turnándonos y quedándose uno de los dos con ella.
Este verano de repente, nuestra hija empezó a pedirnos que nos fuéramos y la dejáramos con los abuelos. Es verdad que la malcrían todo lo que pueden. Hay veces que es mejor no saberlo. Pero también lo hacían antes y ella quería que estuviéramos allí uno de los dos. En la mayoría de los casos, yo. La lactancia genera un vínculo muy fuerte con la madre además de una dependencia para algunos hábitos, dependencias hay muchas y no hace falta que haya lactancia para que se den, las propias rutinas generan este efecto en las y los más pequeños.
A ver, si la madre no está, incluso con lactancia, los niños y las niñas terminan durmiéndose, aunque en ocasiones sea llorando y por agotamiento. Muchas veces leo a madres preocupadas porque van a tener que ausentarse una noche o dos por cuestiones médicas, un nuevo parto o motivos importantes de otro tipo. Yo entiendo que cuando no queda más remedio, despidiéndose adecuadamente y dando las explicaciones oportunas para que dentro de lo posible el niño o la niña puedan comprender que no es un abandono en toda regla, pues hay que hacerlo. Y terminarán durmiéndose. Hay situaciones en que no queda otra y una no puede fustigarse por ello. Hay situaciones que suponen frustraciones para las y los pequeños, claro, yo no soy partidaria de crear frustraciones a los niños y niñas para que aprendan a tolerar la frustración, me parece cruel y además, no es necesario. Pero alguna frustración que surge de manera natural es necesaria para que aprendan, muy a poco a poco, a relacionarse con ella.
En estas situaciones en que hay que dejarlos, hay niños y niñas que lo viven como una experiencia divertida, una aventura y disfrutarán de ese día o días diferentes, especialmente si hay otros niños o niñas con quien sientan afinidad. En otras ocasiones, echarán mucho en falta a mami y/o a papi pero terminarán durmiendo aunque sea un poco más difícil.
Es importante que las personas que se hagan cargo del pequeño o pequeño en ese intervalo respeten sus sentimientos y los validen: «es normal que estés triste porque no esté mamá, ella ha tenido que irse pero seguro que te echará de menos también porque eres muy importante para ella, ha tenido que irse pero volverá a buscarte» o «entiendo que no quieras hacer esto conmigo porque siempre lo haces con mamá, a lo mejor hoy podemos hacerlo de otra manera o hacer otra cosa, ¿te apetece?». Nunca negar sus emociones, quitarles importancia, humillarles, chantajearles o ridiculizarles con frases como: «pues vaya tontería, si mamá viene mañana, no pasa nada», «esta niña que llorona es, no sabía yo que era tan llorona», «a mí no me gustan los niños tristes que lloran», «pues yo pensé que me querías mucho y va a resultar que no me quieres nada»… Una cosa es que tratemos de darle un toque de aventura a ese tiempo para tratar de que sea llevadero y otra bien distinta ningunearlos y juzgar sus sentimientos y sus creencias desde un punto de vista adulto que ellos y ellas no entienden.
Recordad que su percepción del tiempo es limitada. Las y los más pequeños no entienden bien qué son dos días. No tienen capacidad para controlarlo. Si están bien se pasará rápido si no, será un infierno. Tratad de ser sinceros y sinceras y ayudarle a calcular: «volverán mañana después de la merienda», «vas a dormir esta noche y la noche de mañana en esta casa y luego vas a ir a la tuya», en cada caso lo que pueda ayudarles a ubicarse en el tiempo. Todo el mundo tiene derecho a organizar su tiempo y buscar la manera de aprovecharlo.
En nuestro caso, hasta hace poco es más que probable que ella lo habría pasado mal. Era muy dependiente de mí y llegada una determinada hora quería a su mamá y su tetita. Y yo entiendo que ante una operación quirúrgica, pues no habría quedado otra. Habría tratado de prepararla, contarle antes que me iba a ir y recordárselo varias veces antes de irme para que estuviera preparada. Jamás irme sin explicarle o dejarlo para el último momento para «hacérselo más fácil», ¿más fácil a quién?
No puedo concebir que se sepa que la mamá o el papá se van a ir y los niños y las niñas se encuentren con esta realidad de pronto. Si tenéis en cuenta que ellos y ellas habrán hecho sus propios planes contando con nosotros y nosotras, es una faena tremenda. A nadie le gusta que le cambien los planes así de pronto. Si además recordáis lo que os decía del tiempo es aún peor. Al niño o la niña se le puede convertir aquello en una pesadilla. Difícilmente querrá repetir pasada esta experiencia. Mejor facilitar las cosas para que sea agradable y llegado el momento, podamos repetir de la mejor manera posible.
Ya digo que por un motivo justificado se entiende todo, pero hacerle pasar este trago a la niña para irme de fiesta, no. No estaba tan desesperada. Mis hábitos han cambiado mucho, ahora prefiero aprovechar el día. La noche la quemé en otra época. Pero entiendo perfectamente a las mamás que consideran de vital importancia un evento social, por ejemplo y dejan a sus hijos e hijas con personas de confianza. Es una cuestión de necesidades.
No siempre se hacen las cosas respetando a las y los más pequeños. Este tema es duro porque muchos niños y niñas se acostumbran a que los dejen solos y solas a base de dormir agotados, llamar a mamá o a papá una y otra vez sin respuesta, escuchando todo tipo de barbaridades en un intento del cuidador o cuidadora de validar sus propios sentimientos («lo que sea pero que deje de llorar o de llamar a su madre porque esto me genera malestar y no puedo soportar la situación»). Aquí se suceden los regalos y los caprichos innecesarios que además no siempre son saludables, pero a veces eso no es lo peor. Si estos primeros no funcionan, se corre el riesgo de que empiecen las frases terribles, los chantajes, las mentiras… Aquí ya dependiendo de la experiencia personal del que cuida, nos encontraremos con unas frasecitas y otras.
Estoy hablando de niños y niñas que no se quieren quedar con su cuidador o cuidadora, normalmente al principio. Luego ya aprenden que es lo que hay y tratan de sacar lo mejor de la experiencia. Tenemos un instinto de supervivencia muy desarrollado.
Siempre hay cosas que mejorar, cosas que una siente que no se han hecho bien y hay que modificar. Pero hay otras de las que una se siente orgullosa. Y en mi caso, me alegro mucho de no haber forzado a mi hija para quedarse con sus abuelos o con otra persona una noche, muchas noches o un fin de semana. Ahora es ella la que pide quedarse. A mí me deja la libertad de salir a tomar algo y tener una conversación adulta que también hace falta de vez en cuando. Y ella se queda contenta porque disfruta mucho con los abuelos y las abuelas y además lo ha decidido ella por lo que tiene ese valor añadido.
Y vamos a ver… Tiene poco más de tres años y medio. Tampoco ha sido tanto tiempo. En una vida, eso no es nada. Y teniendo en cuenta que yo tampoco necesitaba dejarla, todos y todas contentos. No penséis que mi hija ha estado conmigo todo el tiempo hasta ahora. Claro que se iba por ahí a hacer cosas con sus abuelos y abuelas, yo empecé a trabajar cuando tenía cinco meses, aunque aquí se quedaba siempre con su padre, también el curso pasado empezó el colegio.
De lo que hablo fundamentalmente, es de dejarla por la noche que es cuando más suelen necesitar mimos. En nuestro caso tampoco hay una rutina muy marcada en estas horas de la noche. Si la tenéis, será aún más duro para la niña o el niño romper con ella. Solamente recomiendo que se tengan en cuenta estas cosas, para hacérselo más llevadero.
Y para terminar quiero deciros que el tiempo pasa y se van viendo los resultados de la crianza respetuosa, hace poco Pilar Martínez de Maternidad Continuum, escribía lo orgullosa que estaba de la forma en que había educado a sus hijas viendo a la mayor de diez años. Parece que hacer las cosas teniendo en cuenta al niño o la niña (aún se me hace difícil escribir esto, ¿cómo puede alguien hacerlo de otra forma?) no es tan horrible como algunos y algunas nos quieren hacer creer. De momento las cosas han funcionado bien con la comida, el control de esfínteres…
Esto lo digo porque cuando una siente que todo lo que hace es muy raro si se compara con lo que hacen otras familias, siempre le entran a una las dudas, ¿será verdad que estoy criando un monstruo? Porque eso es lo que quieren hacer pensar desde la mayoría de los flancos y la verdad es que no entiendo por qué. Cada vez somos más las familias que entendemos la crianza de una manera respetuosa y consciente y nuestros hijos y nuestras hijas van creciendo dejándonos bien claro que estamos haciendo las cosas bien, que siempre habrá cosas que mejorar, menos mal, pero el camino es correcto. Creemos tribu para hacer respetar esta forma de entender el mundo y que cada vez vaya llegando a más familias y con ellos a más niños y niñas.
Pues eso, tú lo has explicado, entiendo perfectamente lo que dices, me encanta que compartamos este tipo de cosas y sobre todo ver que somos muchas, que hay luz al final del túnel y que sea como sea la sociedad en la que vivimos, tratamos de hacerle a nuestros hijos e hijas la vida más fácil y más feliz preparándoles para que elijan su propio camino. Un abrazo y gracias por compartir tu experiencia.
Hola!! Pues si efectivamente hay que escuchar siempre q «tu hija esta enmadrada», «todo el dia contigo, mira es normal que no se quiera venir conmigo» ..y encima la mayoria de las veces mi hija no se iba por algo de esa persona, estoy segura porque con gente que » conectaba» si…en fin lo de siempre, en cada etapa venga a criticar, q si no da besos, q si no dejes q te hable asi q se te sube a lachepa y no entienden que a veces es porq algo le pasa, q ellos tambien pueden tener un mal día. ..yo hace tiempo q las salidas nocturnas se quedaron por el camino, incluso antes de tener hijos, …cuando nacio mi segunda hija mi temor fue como iba a estar la mayor, porque nunca habia dormido sin mi, y aunque la cosa no salio comi esperaba porq tube q estar mas tiempi fuera ella lo asimilo bien, por dentro tendria algo seguro, porq yo se lo notaba, pero en apariencia con quien se quedo todo marcho muy bien…me encanta lo q escribes …me encanta y se que es lo mejor para mis hijas criar de esta forma» tan rara» ja ja 😉
Totalmente de acuerdo y orgullosa de que cada vez seamos más. Un abrazo.
Alguien de mi familia siempre me dice que los niños no son propiedad de los padres, y estoy totalmente de acuerdo, no somos quienes para ponerles, quitarles, llevarles con uno y con otro sin que a ellos les apetezca o les resulte incómodo o lo pidan. Todo a su tiempo, cuando quieran y les resulte agradable.
Me gusta mucho leerte porque veo que cada vez somos más los que criamos a nuestros hijos «de esa forma tan rara» 🙂