Ya he comentado en alguna ocasión que Pequeñita va a clases de estimulación desde que tenía unos dos meses. Como tardó mucho en caminar, hemos ido dejando atrás a madres y bebés amigos en diferentes grupos. Aunque ella ya camina perfectamente, no nos han dado el alta, no sé bien por qué, a veces pienso que porque apenas ha disfrutado de algunos de los materiales que hay en la sala, otras porque tengo buena relación con una de las psicólogas y charlamos sobre diferentes temas en cada sesión, no lo sé, el caso es que ahí seguimos.
Antes de seguir quiero comentar algo porque varias veces me han comentado que la estimulación no debe servir de mucho si Pequeñita ha empezado a caminar con 19 meses. La idea de la estimulación, al menos en estas clases, es estimular el gateo porque es muy importante, es una etapa fundamental y sería deseable que ningún niño o niña se la saltase. Que caminen antes o después siempre que se compruebe que no hay ninguna dificultad, da un poco igual. De hecho, en las clases nunca les preocupó que Pequeñita tardase en caminar y dos de las profesionales me han pedido en alguna ocasión que no la llevara de la mano porque tenía una forma de andar muy inmadura. Para ellas lo importante era fomentar su autonomía, mejor que gateen de manera individual y vayan allá donde quieran, a que vayan caminando pero con la dependencia de necesitar que otra persona les lleve de la mano.
Voy a estas clases con mi hija desde hace casi veinte meses, os podeís imaginar que las debo considerar positivas si no, a estas alturas, ya lo habría dejado, claro está. Me gusta porque hacemos ejercicio juntas, estamos con otros niños y niñas, jugamos, tienen materiales de psicomotricidad muy interesantes (rampas, toboganes, vallas, correpasillos…), libros de texturas, encajables, una piscina de bolas donde terminan varios niños y niñas juntos, de este último material, lo más interesante es la interacción en sí que se establece dentro, más que la propia piscina. También he aprendido que es importante plantear siempre las peticiones y las preguntas en positivo, entre otras muchas cosas, pero hay otras con las que no estoy de acuerdo. Influye mucho el enfoque de modificación de conducta de una de las psicólogas, de la cual he aprendido mucho aunque no siempre comparta su punto de vista. Creo que muchos de los mensajes que recibimos allí están en la calle, en las consultas de muchos psicólogos infantiles y en los diferentes contextos educativos, por eso recojo aquí algunas de ellas para daros mi punto de vista.
«No le preguntes, cuando quieras que haga algo, díselo en imperativo»
Precisamente hoy hemos estado trabajando en clase un artículo sobre un libro de Alfie Kohn que se titula Crianza incondicional en el que se explica que todas las personas tenemos la necesidad básica de ser el origen de nuestra vida, en vez de simples peones de la misma. Es fundamental experimentar un sentido de autonomía, la idea de que somos nosotros quiénes iniciamos casi todo lo que hacemos. Estas afirmaciones son el resultado de complicados estudios que se describen en el libro y se llega a la conclusión de que el hecho de elegir lo que hacemos en nuestra vida se convierte en algo más importante que la propia elección. Está demostrado que las personas dejan de prosperar cuando se sienten impotentes y que poder elegir tiene grandes beneficios para el desarrollo de las personas.
Cuento todo esto para justificar de alguna manera teórica que no permitir que los niños y niñas elijan todo aquello que puedan elegir genera niños y niñas sumisas, que puede ser algo muy útil para el orden establecido pero algo poco interesante para ser cualidad de un ser querido. Porque ser sumiso puede implicar no pelear por aquellas cosas que se desean, asumir situaciones o sucesos que no se desean y soportarlos, etc. Desde mi punto de vista, como en otras ocasiones, creo que pueden elegir prácticamente todo, excepto aquello que atente contra su salud o su seguridad.
«Si no hace lo que tú quieras, ignórale, que entienda que mamá no le hace caso si no hace lo que ella quiere» o «cuando proteste, gimotee o llore retírale la atención hasta que deje de hacerlo».
Esto que se relaciona con la otra idea, me llama muchísimo la atención, porque esta recomendación se hace en un espacio de juego. Me piden que cuando Pequeñita no juegue a determinada cosa la ignore para que entienda quien manda, pero estamos hablando de que no quiera meterse en la piscina de bolas al final de la sesión que es cuando está establecido que lo hagan o de que quiera hacerlo antes y «toque hacer otra cosa». ¿Por qué mamá tiene que decidir si primero se sube por el tobogán y luego baja una rampa? No creo que esto genere un gran aprendizaje para el día de mañana, más bien todo lo contrario. Si mamá o papá, la educadora o la abuela, deciden qué se hace en cada momento y de qué manera, corremos el riesgo de que no tengan ningún tipo de iniciativa personal y a mí personalmente, esto me parece un problema. Si para saber qué tengo que hacer en el parque, tiene que estar ahí mamá para orientarme o decirme primero esto y luego… Y si no ensayan su autonomía con estas pequeñas cosas cotidianas, ¿cuándo van a aprender a tomar decisiones? No podemos pensar que esto es una habilidad que aparece de repente al cumplir determinada edad, es algo que como la mayoría de aspectos del desarrollo se forja desde que somos pequeños y pequeñas.
Quizá si estuviésemos hablando de cruzar la calle con el semáforo en rojo, por ejemplo, entiendo que ahí no debemos dejar que elijan que opción les parece más interesante, en este tipo de casos está claro que no, pero curiosamente, en los casos en que para mí está justificado ser un poco más directivo, normalmente no podemos ignorar por los riesgos obvios que conlleva. Así que a mí esto de ignorar a niños y niñas tan pequeños, me parece de poca utilidad en una situación y en la otra. Y en otras edades, ¿os gusta que os ignoren? Voy a ser más dura: ¿os gusta que os ignoren cuando no hacéis lo que otra persona quiere? Yo creo que con estas preguntas se puede interpretar lo peligroso que puede ser el aprendizaje de esto si se generaliza a otras situaciones como las de pareja, por ejemplo. Desde luego no quiero que mi hija aprenda de esta manera, me da muchísimo miedo que aprenda que tiene que hacer lo que otra persona quiera para que esta le haga caso. Mejor que haga lo que quiera y que sea ella la que ignore, ¿qué queréis que os diga? Aunque esto nos suponga más de un quebradero de cabeza a nosotros.
«Cuando se disguste porque quiere algo que no puede tener, no la distraigas con otra cosa, tiene que aprender a tolerar su frustración»
Ya os decía que son expresiones que bien argumentadas parecen muy razonables, pero detrás de ellas se pueden esconder situaciones no tan positivas como parece a simple vista. En este caso, esta idea se la transmitieron a una de mis compañeras de estimulación y me consta que lo ha estado poniendo en práctica, no me he atrevido a contradecir a la psicóloga porque al fin y al cabo tanto vale su punto de vista como el mío, bueno en sus clases tiene más peso el suyo lógicamente y yo no he querido entrometerme. Pero aquí puedo expresar mi humilde opinión que, como siempre digo, es totalmente discutible, os animo a que lo hagáis.
Para mí esta expresión puede tener sentido cuando hablamos de niños o niñas más mayores. Se me ocurre el caso de un adolescente que esté jugando con el ordenador a la hora de la cena y cuando le avisan para cenar se enfada porque no le apetece dejar la partida y para convencerle le ofrecemos un regalo, le liberamos de alguna tarea pesada o algo por el estilo. Bueno, aquí a lo mejor si que creo que debería dejar el ordenador para cenar con su familia y este debería ser el único motivo sin más recompensa que valga. Considero que aquí si que estaríamos trabajando la tolerancia a la frustración y que puede ser algo valioso para emplear en su vida futura. Lógicamente, aquí hay que ser un artista transmitiendo, no parece una situación fácil a simple vista.
Pero cuando hablamos de niños y niñas muy pequeños nos encontramos con que aún no saben gestionar sus emociones, no tienen capacidad para manejar su frustración ni cosas mucho más sencillas, pobres, por eso tienen las dichosas rabietas. Con determinada edad unx debe saber cumplir con ciertas obligaciones y aguantarse el cabreo en muchas ocasiones porque tiene más ventajas que perjuicios. Pienso, por ejemplo, en una situación de trabajo donde no me apetece hacer algo que es parte de mi tarea y tengo que hacerlo irremediablemente. Pero un niño o una niña, no tiene esa capacidad de control, no puede contener el enfado ni su cerebro es capaz de procesar: «no me apetece hacer esto, me pilla fatal pero lo tengo que hacer porque es por mi bien y es mi obligación como hijo, alumno, etc.» Es una cuestión puramente biológica, la mielinización de sus neuronas aún no está terminada y no tiene capacidad de gestionar argumentos de este tipo.
No creo que haya que dar un regalo a un niño para que, cuando se vaya del parque enfadado porque nunca se quiere ir, se vaya más contento. Pero tratar de que no se recree en esa situación frustrante en los primeros años de la vida si que me parece una opción oportuna. Me refiero por ejemplo a cantarle una canción que le gusta cuando me lo llevo del parque con todo su disgusto porque estaba allí tan feliz, o darle un abrazo o mil besos. Vale que nos le llevamos porque tenemos que cenar o es muy tarde o lo que sea, pero tampoco creo que haya que dejarle recrearse en su enfado. Una de las mejores estrategias cuando un ser querido está disgustado es entretenerlo con otra cosa, ¿no? Tratar de que no piense en ello, quitarle importancia, cambiar de tema… ¿por qué con un bebé o un niño o niña pequeñxs vamos a hacerlo?
«El método Stivill es un método de modificación de conducta inocuo para los bebés»
De esto se ha escrito mucho y muy interesante sobre por qué no se debería usar un método así, seguro que no aporto nada nuevo, pero es otra idea que surge en este centro en las clases de estimulación. No podemos interpretar un cerebro infantil como si fuera el de una persona adulta sencillamente porque hay muchas capacidades que aún no están adquiridas y no tienen capacidad para afrontar determinadas situaciones. Sólo diré que los niveles de estrés a los que se somete a niños y niñas con el método Stivill y otros similares genera huellas en el desarrollo cerebral que ahí quedarán como cicatrices de por vida, con el riesgo de ser importantes si no se compensa con otra serie de factores. Con esto quiero decir que un niño o niña ha podido ser sometido a este método por el motivo que sea, pero después durante el día trate de compensarse ese hecho con una atención de calidad, con un buen acompañamiento del niño o niña, que se sienta muy queridx y no genere un problema importante. Pero suele ocurrir que quien emplea este tipo de métodos emplea un estilo de crianza que puede suponer el desarrollo de estilos de apego inseguro con las consecuencias que esto tiene después en la vida adulta.
¿Alguna vez habéis oído estos comentarios? ¿Qué opináis al respecto?
Claro Alma, quizá no siempre lo hice así, pero esto es lo que pienso al respecto, http://lamamadepequenita.com/dejar-que-ninos-y-ninas-lloren-pero-siempre-acompanados/, las emociones negativas son tan necesarias como las positivas. Muchas gracias, un abrazo fuerte.
De acuerdo 95% 😉 Un matiz, que seguro usas pero no he leído en el artículo: cuando te lo llevas del parque porque X (es tarde, una urgencia, tiene sueño, etc.), le dejas expresarse primero, no? Es fundamental darle lugar a sentirse libre de expresar su frustración, otra cosa es «dejarse llevar» por esta. Que se exprese un poco sin sancionar ni premiar, y luego distraer/consolar. Es la conjugación perfecta! :-* muy bello artículo! Enhorabuena!
Claro, estoy de acuerdo contigo. Todas esas costumbres que son culturales las aprenden con nuestro ejemplo, si no comemos delante del televisor lo más probable es que ellos y ellas tampoco lo hagan. Al final el conductismo no parece la mejor solución y mucho menos la única. Al menos en los primeros aprendizajes. Para modificar conductas poco deseables, comunicarse gritando con los familiares, por ejemplo, a lo mejor puede servir algo más, no sé. La claves es que los primeros aprendizajes sean positivos y beneficiosos para su desarrollo en sociedad.
No se sí estoy de acuerdo, es verdad que muchas cosas la logran solitos, pero me parece igual de bien recoger cada pedacito de comida y repetir mil veces que es mejor dejarlo en el plato, que si va al suelo luego no se puede comer y no esta bien tirar comida o que me gustaría más no tener que limpiar todo lo que acaba en el suelo. Y creo que todo esto pueda influir en el hecho que deje de hacerlo, y me parece bien. Hay comportamientos que fisiológicamente llegarán a hacer (caminar, hablar o controlar esfínteres…) pero otros dependen más de costumbres y valores, y en estos influimos nosotros lo mejor que podamos. Comer, comen todos, pero no es lo mismo hacerlo en la mesa con toda la familia que en frente de la televisión, por ejemplo, y esto depende de como nosotros se lo enseñamos, y influirá de una manera u otra en la formación de su personalidad. Igual que simplemente el hecho de lo que comen, para seguir en este ejemplo, ya es de por sí una influencia en sus valores (comer o no carne, por ejemplo).
Robi, tú no tienes que lograr que no tire la comida. Lo logrará ella (discúlpame si es él, creo recordar que era ella, estoy con el móvil y me resulta difícil comprobar), será ella la que deje de tirar la comida cuando madure y ya no necesite ver como caen las cosas al suelo porque esté descubriendo otra cosa diferente. La mayoría de las cosas las logran ellos solos o solas, hagamos lo que hagamos (hablar, caminar, controlar esfínteres…, todos los niños y niñas lo logran por si solos), el problema es cómo influimos o alteramos esos aprendizajes. Un abrazo.
Hola, pues sí, muchas cosas…de primera comentarte que yo personalmente siempre he sido una sostenedora del comportamentismo (en determinadas áreas de intervención), aunque hasta ser madre no me había planteado su utilizo en educación. Y, como los ex fumadores que no aguantan ni el olor, ahora me horroriza. Aunque…es verdad que por lo menos en parte, es parte intrínseca del aprendizaje: por cuantos lo suavizamos con explicaciones y ejemplos, utilizando el no o sólo frases en positivo, al final no queremos que nuestros hijos tiren la comida al suelo, y antes o después lo lograremos, eliminando esta conducta (espero). La diferencia está en la diferentes formas de lograrlo. Me gustó mucho lo que dijiste de favorecer conductas positivas, pero creo que a la par va el hecho de evitar conductas negativas.
Respecto a lo de no elogiar «demasiado» a los niños, me pareció muy interesante sobre todo para los educadores, y para los padres a nivel teórico es una reflexión muy buena…sobre todo para el peligro de encasillar los niños en lo que son bueno y en lo que no. Respecto a esto, me sorprende la cantidad de comentarios que se hacen en frente de los niños como si no estuvieran.
Y por último, gracias para las reflexiones que surgen a raíz de leer tus post.
Un saludo.
Robi, qué difícil es contestarte, son tantas cosas… Utilizamos mecanismos de modificación de conducta porque nos han enseñado así y nos sale aunque no queramos, lógicamente si nos parece apropiado con más motivo nos saldrá. Yo considero que emplear algún mecanismo de modificación de conducta en niños y niñas más mayores, para reeducar alguna conducta conflictiva o peligrosa incluso puede tener sentido, en algunos casos y con mucho cuidado. Pero cuando hablamos de niños y niñas tan pequeños que aún no tienen una conducta definida, donde todo está por hacer, no creo que haya que modificar nada, hacerlo implica que estamos dando por supuesto que ya está instaurada la conducta y siempre que pensamos así tiene una connotación negativa, del tipo «qué mala idea tiene mi niño», «es que es muy…», «siempre se sale con la suya», «no podemos permitir que esta niña…», etc. En niños tan pequeños creo que hay que favorecer conductas positivas, acompañarles en la toma de decisiones y en sus frustraciones tratando de no condicionar su desarrollo para que vayan forjando su personalidad de la manera más autónoma posible. Nosotras las personas adultas estamos muy viciadas, solemos ver una sola solución a los conflictos cuando ellos y ellas ven más de cien posibilidades distintas, les limitamos y cortamos las alas cuando pretendemos que vean el mundo con nuestros ojos, con nuestras experiencias cuando son ellos y ellas los que han de vivir las suyas propias. En tu comentario hablas de muchas cosas que yo me he planteado, te envío enlaces por si quieres saber más de mi opinión. Como siempre digo, todo es discutible, yo aprendo mucho de hablar con otros padres y otras madres, cada experiencia puede suponer un aprendizaje y ojalá no se pierda la comunicación para que no dejemos de aprender.
Respecto a lo de decir «no se tira la comida», te invito a leer: http://lamamadepequenita.com/por-que-los-ninos-y-ninas-dicen-no-no-y-no/
Respecto a lo de que tu hija busca tu aprobación: http://lamamadepequenita.com/es-bueno-elogiar-a-los-ninos/
Sobre todo el último ha sido muy criticado por algunas familias, si quieres te invito a que lo leas y me des tu opinión, seguimos reflexionando y buscando las mejores alternativas. Gracias por compartir tu reflexión, por favor, no dejes de hacerlo.
hola, no se si este comentario viene a cuento aquí, pero considerando que todos estos «consejos» se basan fondamentalmente en mecanismos de modificación de conducta, de una manera más amplia sí que tiene algo que ver. De la misma forma que no comparto estos «consejos», tampoco me parece útil a nivel educativo utilizar el sistema premio/castigo (osea, refuerzo positivo o negativo que sea). Ahora bien, últimamente me estoy dando cuenta que es practicamente imposible no utilizar refuerzo, desde el «bieeennn» de cuando mi niña pon un cubo encima de otro al «no se tira la comida/cuchara/vaso al suelo, si no quieres más lo dejas pero sin tirarlo». Está claro que a nivel educativo no quiero ni comparar esto con los chantajes de los premios (y menos que menos con dejar llorar, ignorar y estos tipos de métodos), pero a un nivel más teórico, no estamos igualmente utilizando tecnicas de modificación de conducta? Más blanda, cariñosa y seguramente basada en el ejemplo, pero…No quiero generar polémica, es solo que mi hija cada vez que hace algo que le parece bien, se aplaude a sí misma pero buscandome con la mirada, para asegurarse que de verdad esté bien, y eso me ha hecho pensar en la enorme influencia que tiene en nuestrxs hijxs todo lo que les decimos (y de que manera).
Perdón por divagar tanto, un saludo…
A mi me pasa igual, me sonríen y me dicen cosas como: «ya lo pagarás», como si hacer las cosas de otro modo fuese garantía de algo. Yo vivo a diario las consecuencias de una crianza poco respetuosa, en el trabajo, en la calle… Afortunadamente, cada vez somos más los y las que optamos por otra crianza, con el tiempo veremos resultados, yo estoy segura de que las cosas así irán mejor porque ya van mejor ahora.
Totalmente de acuerdo contigo. Esos metodos de ignorar y ordenar se usan igual para adiestrar perros. En fin, que el que usa esos metodos no se da cuenta de que forjan un caracter en los niños y que los primeros años se graban a fuego en la mente de nuestros hijos (no tienen memoria a largo plazo, por eso todo lo que se repite o las cosas duras para ello quedan impresas en su cerebro, como metodo de supervivencia). A mi me han mirado muy raro por preguntarle a mi hija que quiere hacer, por darle a elegir entre dos opciones que a mi me parecian validas, y yo siempre digo lo mismo, si estas dispuesto a aceptar la respuesta del niño, lo mejor es preguntarle porque asi aprende a decidir, aprende a contestar, y aprende autonomia.
Yo creo que hay que limitar aquello que afecta a su seguridad y su salud. Todo lo demás creo que son cabezonadas de adultos y todo es negociable. Negociable no quiere decir que siempre vayan a hacer lo que quieran, quiere decir para mi que se busca la mejor opción para todos. Así lo veo yo. Creo que les limitamos en cosas poco importantes como por qué camino ir cuando da igual y luego cedemos en cosas importantes como que se pongan ciegos a dulces (para mi esto es importante porque atenta contra su salud y lo controlo mucho). Todo lo que no es importante puede servirles para experimentar la toma de decisiones, equivocándose, viendo las consecuencias, aprendiendo a tener razón. Supongo que todos queremos que nuestros hijos e hijas sean capaces de salirse con la suya el día de mañana cuando negocien con otras personas, esta habilidad hay que entrenarla, no aparece de pronto. Esa es mi humilde opinión.
A ver como os explico esto… Para mi no es que estas afirmaciones sean correctas al 100%, pero si soy de la opinión que a los niños hay que ponerles límites. Es mes mejor para el darle todo lo que quiere con tal de no frustrarse? Para mi no. Yo pienso en mi hija, 2 años, si no le pongo limites ahora, cuando tenga 4 o 5 estará tan acostumbrada a no tener limites que seria peor, seria una pelea constante para una lucha de poderes.
Me parece interesante el tema!
Niblognibloga
Ay Jeni, ¡qué difícil! Yo llevo unos días con el tema de la comida… Mi hija también come poquito y tengo los mismos debates internos, jugar comiendo si o no, leer libros, pintar… Muchas veces mi neura de madre puede más y comemos pintando casitas o leyendo su libro de la granja. Ya sé que si tiene hambre va a comer pero siempre vamos al limite. Este proceso que es la maternidad es el que mas nos hace aprender en la vida, seguro. Y en la pareja, o te mata o te hace más fuerte, no hay otra. Besotes y gracias por seguirme.
Hola! como te entiendo…tantas veces nos movemos en estas ambigüedades…
Yo incluso discrepo con mi marido en estas frases q nos presentas q tan a menudo nos surgen…
x ej cd quiero q haga algo muxas veces no le ordeno, dependiendo d lo q sea le doy dos opciones xq lo q a el le gusta es poder elegir(x ej no es muy comilon…el hecho d comer le da igual, prefiere jugar, asiq siento a un muñeco suyo para merendar y le pregunto q que quiere si platano o pera, y el entra ya en el juego y merienda sin darse cuenta…t dicen q no juegues comiendo y con mi otro hijo no hace falta xq es ver la comida y olvidarse d lo demas xo con el mayor he aprendido q hay q elegir q guerra luchar y en puedes ceder…)
y con lo d la frustracion tb desacuerdo…si le pasa algo o hay algo q no quiere, en ese tema no cedo, xo le llevo a otro tema para q no entre en bucle, una cosa es decirle q no y otra sermonearle…m escondo y le distraigo y a el se le pasa y cambia d tercio…
y con el tema estivilll ni q decir…tiene 3años y «le duermo» xo es leer cuentos y apagar la luz y estarme10min con el mientras se relaja no m parece motivo para dejarle llorar para q se duerma siolo, cada uno tiene un ritmo y unas necesidades (habra familias q necesiten hacerlo xq no tengan herramientas o su calidad d sueño no les permita estar bien con sus hijos…no lo juzgo pero afortunamdamente aunq mis hijos no se duermen solos no se duemen llorando)
me ha parecido muy interesante tus reflexiones y me hacen sentir mas segura con mis decisiones aunq a veces se q m equivoco con muxas cosas….y un dia le dio una rabieta q no supe gestionar xo reconozco q m pillo fuera d juego y entreen bucle tb yo…tb d eso se aprende
un beso y enhorabuena x el blog
Seguro que nos acompañarán, por desgracia. Yo evito la Escuela Infantil por esto, entre otros muchos motivos, pero estamos teniendo mucha suerte con mis turnos de trabajo, no paro de dar gracias. Ojalá se pudiese conciliar de verdad en este país y se pudiese decidir como uno quiere cuidar y educar a sus hij@s. En vuestro caso buscad escuelas libres, seguro que en vuestra ciudad hay algo interesante para vuestra peque. Sobre Estivil, a mi me da mucha pena como calan más estos mensajes que otros más respetuosos. Un abrazo fuerte.
Hola Soraya.
Creo que estas frases nos van a acompañar, unos cuantos años mas.
Pero soy optimista, algo está cambiado. Hoy hemos ido a nuestra primera reunion de La Liga de La Leche y he visto a muchos padres cuando sólo esperaba ver madres.
Como tú, prefiero dialogar a ordenar, y espero seguir así cuando me toque hacerlo con la peque.
No puedo contar muchas experiencias porque casi no tengo, pero ese tipo de frases y métodos son los que me quitan el sueño cuado tenga que dejar a mi hija en una guardería o donde sea, simplemente porque no los comparto y tengo miedo de sus posibles efectos sobre ella.
Respecto al método Stivill, creo que ha sido un gran paso atrás y me parece un libro de torturas para los padres y para los bebés. Claro que funcionará, igual que si le das un tranquilizante, seguro que deja de llorar. Yo seguiré a tendiendo a mi hija cuando llore porque me lo pide el instinto.
Un fuerte abrazo.