El machismo en los cuentos infantiles

cuentos infantilesHay muchas cosas que inculcamos con los cuentos infantiles, estos son un recurso fantástico para mostrar infinidad de cosas, os cuento algunos ejemplos: cuánto les queremos (Adivina Cuánto Te Quiero, Todos Sois Mis Favoritos), para explicarles lo importante qué es la higiene (Para nada sucias), mostrarles la importancia de las emociones (El monstruo de colores, Vaya rabieta) o acompañarles en el proceso de control de esfínteres si ya están preparados (Marina, ya no quiere usar pañales, ¿Puedo mirar tu pañal?, El libro de los culitos), para que descubran aspectos del mundo en el que viven, por ejemplo, los diferentes animales (La granja al dedillo) o tengan una visión positiva de las diferencias (Gente, Por cuatro esquinitas de nada) y un larguísimo etcétera de cosas positivas.

Pero de igual manera que les transmitimos mensajes positivos acerca de cosas que les preocupan o les ofrecemos modelos de niños y niñas a los que les pasa lo mismo que a ellos y ellas ofreciéndoles la posibilidad de aprender de la experiencia de otros o a partir de ella o experimentar por su cuenta para encontrar la solución que más se ajuste a sus necesidades, también les podemos transmitir una cantidad enorme de prejucios, de mitos, de roles poco respetuosos con sus formas de pensar o sentir, que desde mi punto de vista son peligrosísimos. Y todo depende del cuento que elijamos.

Una de las cosas que más presente está, sobre todo en los cuentos tradicionales, son los estereotipos de género que poco lugar dejan a las diferencias que deberíamos respetar en las y los más pequeños, clichés cuadriculados de lo que debe ser un niño o una niña y cómo debe comportarse.

Si os parais a pensar en los personajes masculinos de los cuentos suelen ser príncipes valientes y guapísimos o por el contrario hombres feos que entonces serán casi seguro los malos de la historia. Como si para ser una buena persona una o uno tenga que ser digno de desfilar en pasarelas. Y la idea que queda en el ambiente de que si no cumples con los estándares de belleza marcados, ¿qué te queda? Pues debes ser malo o tonto o tener que convertirte en guapo al final del cuento si quieres triunfar en la vida. Los guapos se relacionan con guapos y los feos con feos, por eso Fiona al final de Schrek tiene que decidir si se queda fea o no está con su amado, ¿por qué? Pues porque una guapa nunca está con un feo, porque da igual lo atento, educado, inteligente, bella persona y lo que la quiera, si es feo, debe estar con una fea. Eso es el tipo de cosas que se transmiten en los cuentos.cuentos infantiles

Las mujeres de los cuentos suelen ser guapas y tontas, princesas monísimas y dulces que esperan a sus príncipes azules y se casan con quien deciden sus padres, los reyes, sin conocer de nada a sus pretendientes, cenicientas estupendas que deben conformarse con limpiarles la casa a las madrastras y hermanastras porque, ¿dónde van a ir? A nadie se le ocurre que puedan levantarse una mañana y marcharse sin más, rompiendo con todo (sí se le ha ocurrido a alguien, a los creadores de Cuatro Tuercas y la serie Érase dos veces que tienen una Cenicienta
que le planta cara al príncipe por pretender elegir esposa de una manera tan superficial y tonta, «si te vale este zapato te casas conmigo»). Las mujeres que no son guapas en los cuentos tradicionales suelen ser malas malísimas, madrastras, hermanastras, brujas, en general, seres terribles y despreciables las mires por donde las mires. Ahora bien si las guapas son tontas y sosas y las feas son malas malísimas, crueles y dañinas, ¿me podéis decir dónde están las mujeres inteligentes, brillantes, valientes o independientes en los cuentos tradicionales? Hay que buscar mucho para encontrarlas, os lo garantizo, tanto que así de repente no se me ocurre ningún ejemplo, ya me ayudareis al buscar, alguna debe haber. La mayoría de los cuentos tradicionales se escriben en una época en que los roles de género estaban muy bien definidos y estaba claro quién mandaba y quién se sometía y además apenas había mujeres que los escribieran.

Si has conseguido que tu hijo o tu hija coma con cubiertos, use el tenedor, te dé un abrazo y te diga «te quiero hasta la luna y vuelta» y aprenda que las vacas comen hierba y dan leche y los cerdos hacen oink oink a través de la lectura de libros y cuentos infantiles, ¿me puedes explicar por qué no va interiorizar igualmente que las mujeres que triunfan son aquellas guapas y tontas que esperan a sus príncipes azules y que las que son malas o feas tendrán finales horribles y se quedarán más solas que la una, no me refiero a sin pareja, esto no tiene por qué ser un problema, me refiero a solas en general, los humanos necesitamos a otros humanos para salir adelante.

Os animo a que reviseis los cuentos que leen vuestras hijas e hijos en relación con este tema y ya de paso de otros temas que se hayan podido pasar desapercibidos.

cuentos infantilesAño tras año, comento esto en mis clases, hay años que están de acuerdo conmigo y se enfadan muchísimo, casi todo mi alumnado son mujeres de una media de 23 años, más o menos. Pero ha habido otros en que algunas se han quedado tristes porque «se rompía la magia» cuando se le quitaban algunos aspectos a los cuentos. Vamos, que se quedaban con el cuento original.

Yo por mi parte lo tengo claro, hay determinados libros de cuentos que desaparecen por arte de magia un día porque me canso de leerlos modificando toda la historia una y otra vez, ahora aún puedo hacerlo porque no lee, aunque ahí están las imágenes. En otros tengo tapado parte del texto para tratar que no se lean determinadas frases si viene alguien a casa, ya tuve algún incidente bienintencionado y no me arriesgo.

Tenía pendiente escribir sobre esto hace mucho, pero esta semana pasó algo gracioso que me llenó de orgullo y satisfacción (ja ja) y ya no lo podía dejar más. A Pequeñita le regalaron hace tiempo un libro pop-up del cuento de La Princesa y el Guisante. El libro es precioso como podéis ver. A mi que las princesas tengan que ser tan delicadas como para no pegar ojo porque hay un guisante bajo veinte colchones y no sé cuantos edredones no me preocupa, me da un poco igual como tengan que ser las princesas, allá ellas. Pero que a esta pobre del cuento porque tenga la mala suerte de perderse en el bosque y encontrarse con un castillo donde hay un príncipe buscando una verdadera princesa para casarse, tenga que acceder a matrimonio después de que la futura suegra le haga la faena del guisante y se levante echa polvo y llena de moratones, me parece terrible, cruel y un caso clarísimo de sometimiento y casi diría que de violencia doméstica. Y como eso sí me parece fatal, en la última escena que es la de la boda, en nuestra casa se celebra una fiesta con todas las personas del Reino y asunto resuelto, no hay boda.

La anécdota es que en una de las doscientas veces que hemos leído el libro, mi hija me pregunta: «¿por qué la princesa no ha dormido bien?» Y yo le explico tan convencida: «pues porque había un guisante bajo la cama y le hacía daño en la espalda». Y ella con esa ingenuidad brillante que tienen nuestros pequeños y pequeñas me dice: «¿y por qué no lo ha quitado?». LA AMO. Así con mayúsculas. Ja ja. Y lo primero que pensé fue, «porque las princesas de los cuentos son tontas», pero como en casa somos respetuosos con todos los seres del medio ambiente, sólo se me ocurrió decir: «pues supongo que no se le ha ocurrido que podía quitarlo».cuentos infantiles

Yo recomiendo no descuidar los pequeños detalles, suelen ser los más importantes de la vida. Son los que marcan la diferencia entre algo normal y algo excepcional.

Mi sección de libros respetuosos trata de recoger ejemplos de cuentos donde no se reflejen estereotipos de género, sean respetuosos con las diferencias del tipo que sean y en general, respeten la libertad de los niños y las niñas a pensar, ser y sentir como deseen. Si detectas que en alguno de los libros que allí recojo hay algún aspecto que no encaja con esta descripción, te agradeceré que me lo digas. Entre todas (personas) es más fácil. Todos los libros que he ido citanto y enlazando, incluidos o no en la sección, son respetuosos desde mi punto de vista, poco a poco los iré incluyendo.

¡Feliz semana!

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10 comentarios en “El machismo en los cuentos infantiles

  1. Hola. Hace poco un amigo me enseñó un libro que tenía de pequeño y ahora leía a sus hijas…publicado en Italia en los ’70, es la historia de unas elefantitas que vivían en un jardín vallado comiendo anémonas para que su piel fuese rosa, mientras los demás elefantes corrían, jugaban y se revolcaban en el barro. Hasta que una de ella salió del jardín…Se reeditó hace no mucho en español con el título de «Rosa Caramelo», la autora es Adele Turin. Lo que me parece muy fuerte es que para encontrar el libro infantil más comprometido sobre la igualdad de género que he encontrado (y eso que hay algún detalle que no me cuadra por completo) hay que buscar un libro editado en los años setenta.
    De toda forma si los encuentras por allí, échale un vistazo. La editorial es kalandraka, si no me equivoco, no lo tengo a mano que volví a regalarlo.
    Un saludo

  2. ¡Hola!

    Acabo de descubrir tu blog porque he visto esta entrada compartida en uno de los grupos de Facebook del que soy miembro. Ha sido leer el título de tu entrada y querer entrar a leerla porque me gusta leer opiniones de este tipo que, como digo yo, te «calan dentro», o dicho con otras palabras, te hacen reflexionar y cuestionarte tus creencias y pensamientos. Comparto tu opinión sobre el machismo que se esconde en muchos cuentos tradicionales, aunque si soy totalmente sincera he de decir que me he sentido un poco identificada cuando has comentado lo de «romper la magia», ya que cuando era pequeña no era consciente del verdadero mensaje que transmiten los cuentos de príncipes y princesas; fue hace unos años, mientras estaba estudiando Magisterio y empecé a interesarme por la literatura infantil, cuando fui dándome cuenta de lo que se esconde detrás de esos cuentos que leía inocentemente siendo una niña.

    La anécdota que cuentas de tu hija me ha parecido graciosa y curiosa porque yo creo que de niña no era tan avispada jejeje Si es que los peques no dejan de sorprendernos con sus razonamientos tan lógicos :p

    No conocía el libro «Érase dos veces Cenicienta» y voy a buscar más información sobre él porque me interesa conocerlo más a fondo para incluirlo en una entrada de mi blog sobre versiones de los clásicos de la literatura infantil. ¡Gracias por descubrírmelo! A partir de ahora te seguiré por Facebook porque el contenido que publicas en tu blog me interesa muchísimo.

    ¡Un besito!

  3. Soy consciente de que a muchas en clase no les gustó nada el cuento. Tendemos a buscar los modelos que nos vendieron desde pequeñas como buenos porque son los que nos hacen sentir seguras. Y luego por supuesto es una cuestión de gusto y a lo mejor hay gente a la que no le gusta el cuento y ya está, sin que tenga que estar buscando nada. Los animales son una estupenda opción pero a medida que se vaya haciendo mayor preferirá historias de niños y niñas donde poder reflejarse. Ahí tendrás que seleccionar mucho, es tan difícil… Te echaba de menos. Gracias por volver por aquí, me tienes que contar cómo va todo. Un abrazo fuerte.

  4. Estuve de acuerdo cuando nos hablaste de ello en clase, pero también vi exagerado el cuento que nos leíste sobre Cenicienta… no sé, me parecía super forzado a que la chica es total jajajaja

    Justo este fin de semana tenía un bautizo y le regalé varios libros para la peque, de tela para la niña y dos para que la madre le leyera y me costó un montón encontrar alguno que no dejara al león como el malo (por ejemplo), huyo de los tradicionales, aunque cada día se los curran más!!! Da hasta penita no leerlos. Al final siempre opto por los animales. Qué le voy a hacer, demasiado importantes.

  5. Como siempre, me encanta leerte. Gracias por compartir aquí tus reflexiones, son muy útiles para ir al meollo de la cuestión, siempre hay más debajo de lo aparente. Ojalá podamos acompañar a unas generaciones donde cada vez haya más personas educadas con modelos igualitarios. Un abrazo Elena.

  6. Hola Anais, totalmente de acuerdo, los clásicos y los no tan clásicos deberían ser analizados punto por punto y no solo por el machismo que se transmite en ellos, es terrible. No conozco el cuento de los 7 cuervos, lo buscaré, parece que solo me contaban cuentos de niñas ñoñas cuando era muy pequeña. Y el de la Princesa que no quería comer perdíces, ¡me encanta! Lo trabajamos en clase, un año hasta lo representaron, quedó muy chulo. Gracias por leerme y compartir ideas. Un abrazo.

  7. Estoy totalmente de acuerdo contigo!!

    Recientemente he tratado este tema en un trabajo que estoy realizando, es algo que siempre he tenido muy en cuenta y que me marcó de pequeña y, como tú, también tenía pendiente hacer un análisis más profundo… De hecho, iría todavía más lejos: además de bastante simples y muy sometidas, los comportamientos que se justifican y los que se potencian son muy peligrosos. Mira caperucita roja: la responsabilidad del ataque que recibe (y su abuela!) recae sobre ella, por haber tomado la decisión por su cuenta (desobedece) de ir por otro camino: La culpa del ataque del depredador recae sobre la víctima, es brutal…

    En fin, los clásicos…

    Por cierto, en el de los siete cuervos (tiene varias versiones) hay una niña que se recorre el mundo buscando a sus hermanos, y aunque hay mucho que criticar, la verdad es que valiente y fuerte es un rato. Por si no lo recordabas =)

    A mí una de las reescrituras que más me gusta es la de la cenicienta que no quería comer perdices, aunque no es infantil 😉 Esta lectura me encanta: https://www.youtube.com/watch?v=ZoIQZSKGVU0

  8. Gracias por abordar el tema. Siempre me ha parecido que los cuentos son una herramienta esencial para transmitir valores especialmente a la infancia, y el hecho de utilizar «los clásicos» nos retrotrae al pasado y no nos deja avanzar en cuanto a internalizar los valores de nuestra época, los Derechos Humanos.

    Quería comentar que está estupendo que quieras ser respetuosa con todos los seres, pero que en el fondo, sin darnos cuenta, seguimos culpabilizando a las mujeres de lo que les pasa, es lo que nos han enseñado y es complicado romper con ello; me refiero a cuando le comentaste a pequeñita que a la princesa no se le había ocurrido, como a tu niña, quitar el guisante; lo cierto es que no fue a ella, sino a quién la pensó así: fue al escritor al que no se le ocurrió (voy a ser bien pensada y a creer que no lo hizo adrede) que las chicas también pueden pensar y decidir buscar la solución al problema y poner manos a la obra por sí solas y buscar y quitar el guisante y asunto arreglado… La princesa se conformó con lo que le tocó vivir, sin cuestionarse nada ni creerse o saberse dueña de cambiar la situación ¿Será porque nos querían sumisas y abnegadas, aunque supieran que eso nos acarreaba sufrimiento? Lo cierto es que en ese cuento se transmite eso, aunque siempre nos vendan que al final ella es la que gana, porque será feliz por haberse casado con un príncipe, que parece que es la única meta en la vida de toda princesa (y ¿quién no es la princesa de su casa?)

    Nada más lejos de mi intención que demonizar a las personas que disfrutan con los cuentos tradicionales. Yo misma lo he sentido en mis propias carnes: de pequeña eran mi lectura preferida, sobre todo si tenían dibujos de mujeres con pelazos rubios y cuerpos imposibles y claro, ¿quién no se puso en el lugar de ellas imaginándose feliz, bella y querida?, ¿qué más puede una pedir? Ahora tenemos también el cine y la tele para vendernos la misma mentira, también hay historias dirigidas a personas adultas(el cine que llaman «de mujeres» con historias románticas y el cine «más para ellos» con héroes violentos: otra vez alimentando los roles tradicionales). Hay que reconocer que enganchan, que tienen una fórmula que nos vende a nosotras el amor romántico como la vía para la felicidad y a ellos la acción como la forma de conseguir a la chica; nos venden una quimera, y una cosa es que los consumamos conscientemente, porque nos gusta evadirnos de la realidad y otra muy distinta es que aprendamos lo que es el mundo a través de ellos, porque nos encontraremos con que el mundo nos defrauda y muchas veces nos culpabilizaremos por no haber sabido ser como la princesa del cuento/ como el héroe del cómic, y no ser merecedoras/es de la felicidad. ¿Os habéis fijado que lo complicado que es crear parejas cuando cada miembro tiene una historia diferente en la cabeza de lo que tiene que buscar para conseguir la felicidad?

    Es importante cuestionarnos los modelos de los cuentos tradicionales (me temo que también los hay escritos en este siglo) porque están reproduciendo roles sexistas que limitan a las nuevas generaciones y perpetúan la desigualdad.

    PONGAMOS NUESTRO GRANITO DE ARENA Y CONTRIBUIREMOS A CREAR UN MUNDO MÁS JUSTO DONDE LAS PERSONAS SERÁN MÁS LIBRES Y FELICES: APOSTEMOS POR ROMPER CON LOS ROLES TRADICIONALES DE GÉNERO A TRAVÉS DE LOS CUENTOS

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