Muchxs de nosotrxs sabemos que hay una serie de cosas que no son recomendables para niñxs y más si tienen menos de dos o tres años, entre ellas, los móviles y la televisión. En un entorno de trabajo como puede ser la Escuela Infantil, se da por supuesto que el tiempo que pasan allí niños y niñas es un tiempo dedicado en exclusiva a ellos y ellas, aunque algunxs nos quejamos de que con catorce niñxs en los grupos de uno a dos años y veinte niñxs en los grupos de dos a tres, la dedicación es más bien parcial, si analizamos el tiempo de calidad que se le dedica a cada unx a lo largo de la jornada. Aún así, si se quiere hacer bien, podemos dedicar todas las horas a hacer actividades que despierten su atención y su curiosidad, podemos dedicar horas a responder a todas sus preguntas sin miedo de dejarnos tareas por hacer, podemos buscar mil y una alternativas para que por sí mismxs o con ayuda encuentren una tarea interesante.
Cuando hablamos de las casas, la cosa se complica, pese a que muchxs hemos leído aquello de «Respira, sólo serás madre una vez» (para quien no lo haya leído lo adjunto al final, porque vale la pena leerlo), la historia es que si no hacemos la comida, nuestrxs retoños no comen; si no ponemos la lavadora, no tienen qué ponerse y nosotrxs tampoco y así un largo etcétera de tareas aburridas y tediosas, que la mayoría dejaríamos de hacer para revolcarnos por el suelo de la casa con nuestros peques, pintar, hacer puzzles, leer cuentos… Pero la realidad es que o tienes alguien que te lo haga o al final te encuentras tratando de entretener a tu niño o niña, primero con todo tipo de materiales educativos: puzzles, rompecabezas, encajables, construcciones… Si esto no funciona, optas por juguetes sonoros y luminosos, en definitiva, todo lo que lleve pilas. Si esto tampoco lo entretetiene optas por cucharas de madera de la cocina, tuppers de todos los tamaños… Esto en el orden en que quieras o puedas, cada día que te encuentras con esta situación. Y finalmente, aunque no quieres, en algunas ocasiones te ves poniendo la televisión para poder terminar la comida o poniéndole un vídeo en el móvil o en la tablet mientras haces cualquier tarea doméstica.
Como una opción más, ya que ninguna es mágica, todo depende del niño o la niña y además del día, del momento, de la estación del año, de cómo se haya conjurado mercurio con marte en esa semana o la fase en la que se encuentre la luna, ¿quién lo sabe? Te propongo las pegatinas.
Pegatinas como recurso para el juego libre
Descubrimos las pegatinas por casualidad, a Pequeñita le regalaron unas cuando aún era demasiado pequeña para saber qué hacer con aquello y las guardamos hasta que un día aparecieron y entonces se volvió loca. Primero yo le pegué un par de ellas en una estantería pensando que allí se quedarían de decoración, pero no fue así, terminó de pegar todas y entonces las volvió a despegar, las pegó en otro sitio, las volvió a coger… Como estas eran de un material muy consistente, todavía tenemos algunas en una de sus «carteras tesoro», ya os hablaré de esto en otra entrada.
Hemos utilizado pegatinas en infinidad de situaciones, para comer en un restaurante, para facilitar un viaje largo en coche, para ocupar su tiempo mientras yo hacía unas gestiones en el Colegio de Psicólogos (alguna tuve que despegar del suelo, pero funcionó) y en casa cuando tenía que hacer alguna cosa que no podía esperar.
Las ventajas que yo le veo respecto a otras alternativas es que si resulta que le gustan (conozco niños y niñas a quiénes les da repelús que se peguen en todas partes), pueden estar jugando un tiempo más o menos largo, en nuestro caso de veinte minutos o más y evitamos la tele, móvil o tablet que terminan siendo recursos a la desesperada muy empleados por las familias aunque sepamos que no es lo correcto. En cuanto al desarrollo de capacidades, favorecen el desarrollo de la psicomotricidad fina y con un poco de tiempo, pueden suponer un material de juego simbólico. Además son relativamente baratas y se pueden llevar a cualquier lado.
El inconveniente puede ser el tipo de consumo que suponen, muchas se pierden nada más abrirlas, porque quedan pegadas en sitios de la calle o se pegan unas contra otras, etc. Como yo soy consciente de esta situación, intento que las pegatinas sean un recurso de más de un uso, al principio cuando todavía pegan las devuelvo a su lugar original cuando termina de jugar con ellas. Y cuando ya no pegan las guardamos en alguna de las carteritas que ella tiene con cosas, de tal manera que jugamos con ellas muchas veces como si fueran una especie de cromos. Las que son en relieve suelen ser de un material plástico duro que las hace muy resistentes e incluso puede jugar luego con ellas y sus personajes a colocarlos de pie y a hacerlos hablar entre ellos o cantarles… Otra utilidad que tienen después es sacarlas y meterlas de estas carteras que os comento. Así hacemos un uso más racional y no es un juego de usar y tirar por decirlo de alguna manera.
Cómo elegir las pegatinas
Creo que las más recomendables si lxs niñxs son pequeñxs son las que tienen relieve, es más fácil para ellxs despegarlas y si no las despegan disfrutan tocando las texturas, las hay suaves, con brillantina que las hace ser rugosas al tacto, etc. Estas pegatinas son más caras que las que no tienen relieve que pueden ser un recurso más económico cuando tenga suficiente destreza con las manos para despegarlas, si aún no la tiene, serán un recurso pero acompañado porque demandarán tu ayuda para despegar cada una de ellas, con lo cual ya no tendrá ese uso de juego más libre que yo te propongo para liberarte algunos minutos y realizar alguna tarea pendiente.
En cuanto a la temática, las hay de todo tipo, así es que no creo que tengas problema, personajes que le gusten, animales, flores, utensilios domésticos, medios de transporte… Puedes elegir algo que le llame la atención. En nuestro caso, al principio, unas pegatinas de Peppa Pig eran un tesoro preciado para Pequeñita y eso le compensaba ir en el carro cuando no le gustaba nada, sentarse en una trona de un restaurante, cosa que odia… Ya os digo que han sido un recurso para realizar actividades que no eran fáciles de realizar, vamos, un recurso de madre o padre desesperadx. Y ya os comentaba que el tipo de consumo que promueven o lo que educativamente hacemos cuando le ofrecemos algo que anula sus deseos cotidianos es un poco perverso, por eso es mejor no abusar de recursos que tengan este tipo de reacciones, al menos desde mi punto de vista, pero me parece que ofrece ventajas respecto a otros medios como son los audiovisuales que les dejan embobados y les convierten en verdaderos zombies por un rato. Lo que planteo es una forma de ir alternando opciones para sacar adelante situaciones a veces complicadas, nada más. Y siempre que las pegatinas sean del agrado del niño o niña.
Pegatinas por todas partes
Si os animais a probar con las pegatinas, dejadme que os avise de que vuestra vida se llenará de ellas, en las suelas de los zapatos, en la ropa, en cualquier esquina, en el sofá… Un día llegué a casa y me encontré al padre de Pequeñita lleno de pegatinas, en la cara y en el cuerpo. A ella le encanta ponérnoslas en todas partes. Lo peor es cuando se te olvida quitar alguna y lavas la ropa en la lavadora con ellas puestas, se quedan pegadas y cuesta mucho depegar los restos que quedan tras el lavado. A nosotrxs, hoy por hoy, nos compensa que pase esto de vez en cuando porque se han convertido desde hace varios meses en un buen recurso para situaciones en las que necesitamos que se entretenga sola y ya hemos agotado otras opciones.
Ojalá pueda servirte esta opción como un recurso más para sustituir a otros menos beneficiosos como decíamos antes. Es una alternativa más que se puede contemplar.
Adjunto este precioso texto de Jessica Gómez Álvarez, tomado de su blog Háblame bajito. Muchxs, como yo, habréis leído este texto sin saber de quién era, es triste porque al buscarlo encontré imágenes donde aparecía y al final ponía «anónimo», una pena.
Ojalá funcione, un abrazo.
me encantooo tu idea!! felicicdades ahora que viajamos en semana santa las voy a comprar, un beso grande
En las tiendas de barrio donde hay muchos tipos, son las que tienen como brillantinas, tienen como una arenilla pegada. Y luego las hay con relieves también. Suele haberlas en los bazares grandes.
¿Dónde se pueden comprar las pegatinas esas rugosas que comentas? Mi bebé tiene un año recién cumplido y todas las que veo me parece que son para niños más mayores, creo que es un buen recurso y me gustaría probar (para el carro que no le gusta nada sentarse y para el coche que a veces protesta). Gracias!!
Si, le puso una. Es desesperante, pero compensa, un abrazo guapa.
Las pega incluso en los brazos de la profesora de expresión, ¿no? 😀
¡Qué alegría veros por el instituto!
Y bueno, yo creo que me desesperaría si empezara a ver la casa llena de pegatinas, pero como todo y como dices en tu comentario: es una fase más… pero qué fase, madre mía.
Un saludo >_<
Es verdad que todo tiene sus pros y sus contras, lo de que aparecen pegatinas por todas partes es tal cual. Piensa que esa sensación se desorden es para unos años, sin darnos cuenta, habrá pasado. Yo me lo tomo así para no desesperar.
No sé si te he entendido, ¿me preguntas por actividades o materiales? Aparte de pegatinas, tizas para la calle, lego o similar, en mi caso las construcciones le gustan menos porque no se encajan y se le caen, libretas y pinturas, cualquier cosa de la cocina no peligrosa… Seguro que todo esto ya se te ha ocurrido. Besotes.
Soraya como siempre me identifico contigo y que verdad tienes sobre que te encuentras con las actividades agotados. !Dime todas las puedo comprar! El texto de respira me encanta
Pues es cierto que mis hijas se entretienen mucho con pegatinas, pero me desespera porque acaban apareciendo por toda la casa, el suelo, las paredes y los zapatos. Al final acaba con nuestra paciencia esa sensación de desorden y suciedad permanente que dan. Por no hablar de las peleas por la pegatina X o Y que justo tiene la otra o que ha pegado donde no era… lo que es cierto es la mejora de la psicomotricidad fina, se puede apreciar en poco tiempo como progresan.