A ver si os ha pasado esto alguna vez. Llega a vuestras manos un juguete nuevo para vuestro hijo o hija, os encanta, os proponéis pasar una tarde de juego estupenda con vuestros retoños, las cosas empiezan bien pero en un determinado momento, desconectan, pasan del juguete y en ocasiones, no vuelven a jugar con ello en una buena temporada.
¿Os resulta familiar? Esto tiene que ver con algo que explicaba muy bien Lev Vygotski (1836-1934), él lo llamó Zona de Desarrollo Próximo. Antes de explicar este concepto voy a plantearos algunos ejemplos cotidianos. A mis alumnas siempre les pongo el ejemplo del ganchillo, sé que no es ideal pero como cada vez está más de moda el llamado crochet, algún día será un gran ejemplo, léase la ironía.
Imaginad que una persona sabe mucho de ganchillo pero otra persona, que sabe aún más, le ha dicho que va a enseñarle algunos puntos nuevos. Cuando empieza a contarle, parte de lo más básico, la cadeneta, se recrea en esos primeros pasos del ganchillo. ¿Qué pasará con la persona que controlando bastante esta habilidad pretendía aprender algo nuevo? Lo más probable es que desconecte, no le está aportando nada, se marchará o se quedará ahí por educación pensando, «menuda pérdida de tiempo».
En el segundo caso, tenemos una persona que no tiene ni idea de ganchillo, hay otra que le promete que le enseñará los pasos básicos para empezar a tejer. Pero en lugar de empezar por el principio, parte de un nivel superior, mostrándole cómo se hacen algunos puntos difíciles cuando aún no sabe ni coger la aguja. ¿Qué pasará con esta persona que no sabe hacer nada de ganchillo? Pues probablemente desconectará también, pensará que no va a aprender nada e incluso se agobiará pensando que el ganchillo es algo dificilísimo, hasta es posible que se le quiten las ganas de querer aprender en el futuro.
Esta situación que describo, ocurre mucho en las aulas, muchos niños, niñas y también personas adultas se encuentran en situaciones de aprendizaje frustrantes por estos motivos, mucho nivel o poco nivel. Hay niños y niñas que desconectan porque lo que se les quiere enseñar no les aporta nada, se aburren y otros desconectan porque es demasiado difícil y no pueden seguir las explicaciones, se frustran.
¿Cómo se solucionaría esto? Pues en términos de Vygotski trabajando en la Zona de desarrollo Próximo. Según él, el aprendizaje es social y tiene lugar de fuera hacia dentro, aprendemos en la interacción con otras personas y un buen o buena acompañante del aprendizaje es alguien que sabe encontrar esa zona.
Lev, hablaba de tres zonas:
- Zona de desarrollo real: es el punto de desarrollo donde se encuentra la persona (el nivel de aprendizaje que tiene la persona sobre ganchillo) en ese momento. Implica lo que sabe hacer hasta ese nivel y también implica que todo eso lo puede hacer sin la ayuda de otras personas.
- Zona de desarrollo potencial: esta parte es el desarrollo futuro, al que podemos llegar pero aún no hemos llegado, son aquellas cosas que todavía no podríamos hacer ni con la ayuda de otras personas. En el segundo ejemplo, a la persona que no sabía ganchillo le estaban planteando tareas de esta zona y por tanto, desconectaba.
- Zona de desarrollo próximo: es la zona en la que podemos hacer tareas con la ayuda de otras personas, no tenemos autonomía para hacerlo solas pero con un poco de apoyo podremos, este es el paso necesario para que aquello pase a desarrollo real cuando seamos capaces de hacerlo de manera autónoma, sin la ayuda de nadie.
De aquí podríamos extraer la importancia de observar al niño para ver en qué nivel está y acompañarle respetando su ritmo de aprendizaje. Claro, hacer esto con veinte niños y niñas en un aula es imposible, cada uno está en un punto, al final se pide a todos lo mismo, unos siguen el ritmo y otros se pierden por exceso o por defecto.
A veces en casa, en lugar de compensar, seguimos en la misma línea. Os cuento a qué me refiero con un ejemplo real. Estas navidades, le dimos a Pequeñita un juego de construcciones que habíamos comprado en Lidl, uno de esos con tornillos, tuercas, herramientas, etc. Nunca había tenido uno, así que había movimientos con las piezas que no sabía hacer. Ella enrosca y desenrosca pero no piezas tan pequeñas y no tiene mucho control sobre hacia qué lado se enrosca y se desenrosca, no está acostumbrada a usar herramientas, etc.
En estos juegos además de las piezas vienen modelos para construir: un coche, un robot… entiendo que os hacéis a la idea. Lo que os propongo ahora son errores comunes que solemos cometer las familias y los educadores, seguro que muchos os suenan y convendría evitarlos.
- Empezar la casa por el tejado: nunca ha puesto un tornillo y la primera vez que abrimos el juego, decimos: «a ver, ¿qué figura quieres hacer?» Es probable que nos elijan una, en el fondo siempre intentan agradarnos y más si nos ven tan ilusionadas o ilusionados. La pregunta no tiene sentido porque nuestro retoño no va a hacer nada, así que jugaremos nosotras y seguramente se aburrirá enseguida y si le parece muy difícil es probable que pasen meses hasta que vuelva a intentarlo.
- Que sea un intrépido o intrépida y se ponga a hacer lo que pueda y le vayamos dictando lo que tiene que hacer y lo que NO tiene que hacer: «así no, por aquí no, por aquí, hazlo así, así no…» Si fueran personas adultas después de diez minutos así, es muy probable que nos lanzaran las piezas si no a la cara al menos a la mesa y dirían: «hazlo tú». Pero los niños y las niñas nos toleran mucho.
- Dejar que nos pueda el ansia. Si cuando sacamos el juego, los pequeños y pequeñas se quedan mirando aquello, interactúan, experimentan… que en principio debería ser el objetivo sobre todo si el juguete es de 3 a 7 años y la niña tiene 3 recién cumplidos, pero no hacen lo que se supone que hay que hacer, vamos lo que dice el fabricante que es repetir los modelos (mira que nos gustan que repitan cosas que marcan otros y otras), nos entra una prisa horrorosa por fastidiarle al niño o niña su entretenimiento (y su aprendizaje) para que haga «lo que hay que hacer». Pero si la idea es que juegue y ya lo está haciendo, ¿cuál es el problema? Y tampoco tiene mucho sentido que interrumpamos el juego cuando luego nos pasamos la vida quejándonos de que nos juegan solos o solas. Además, esto es negativo para el desarrollo de la atención.
- Acaparamos el juego. ¿Cuántas veces en un ejemplo parecido termina el adulto o adulta jugando con el juego y el niño o niña mirando o haciéndole de pinche? «Dame la tuerca naranja, ¡muy bien! Ahora el destornillador, ¡perfecto! Ya lo hemos vuelto a hacer, ya tenemos a niños y niñas satisfaciendo nuestras necesidades, pero, ¿no era al revés? ¿Cuál era el objetivo del juguete? ¿Qué yo pasara un buen rato? Pero si era un juego educativo, la idea era que el niño o la niña aprendiera algo, ¿no? Y entonces, ¿por qué está jugando la persona adulta? Muchas veces aprenden que somos unos o unas pobres que no tenemos cubiertas nuestras necesidades de juego de la infancia y nos dan por perdidos, los niños y las niñas son así. Distinto es que jueguen ambos, esto sería más positivo.
- Insistir con que jueguen a lo que queramos cuando tenían otros planes: cuando un niño o niña no se interesa por un juego puede ser porque no le atrae nada, porque le parece demasiado difícil emplearlo o quiera hacer otra cosa… Empeñarse en que juegue a esto porque a mí me parece buena idea suele ser contraproducente, convertimos un placer en una obligación y ahí estamos perdidos. Esto se hace con la lectura, con las tareas de aprendizaje del colegio, etc. Y es un gran error.
De esta forma, no trabajamos en la Zona de Desarrollo Próximo, en estos ejemplos nos situamos en un nivel superior al del niño o la niña o vamos contra sus intereses. Es fácil que se frustren, desconecten o asocien aquel material con emociones negativas, con el riesgo de que si es un juego interesante puede que tarden en intentarlo de nuevo o que no vuelvan a usarlo.
El día que jugamos con aquellas construcciones, pasaron algunas de estas cosas, como ya nos hemos equivocado otras veces y nos hemos cargado las ganas de experimentar con determinados objetos, juegos o materiales caseros, intentamos ir aprendiendo de nuestros errores.
Al principio, planteamos que creara una figura sencilla con las piezas, pero después de varios intentos, nos dimos cuenta de que se le escapaba de las manos. Así que pensé que con tareas sencillas para familiarizarse con el material y para que lo manipulara e investigara era más que suficiente por el momento. Jugamos a clasificar las piezas por formas y colores, desatornillar los modelos que habíamos hecho para que copiara y después de un rato, le planteamos que uniera alguna pieza con las tuercas y los tornillos. Al final ayudó al abuelo a construir un robot y después un coche. Aquí le hacía de pinche pero le iba pidiendo: «una tuerca naranja, un destornillador, un taco azul». Una vez generadas emociones positivas sobre el material todo es más fácil. Mejor no forzar las situaciones de aprendizaje.
«Tus hijos no tendrán éxito gracias a lo que hayas hecho por ellos, sino gracias a lo que les hayas enseñado a hacer por sí mismos». Ann Landers.
¿Os sentís identificadas con estas historias? ¿Vuestros hijos, hijas, alumnado se desmotivan y dejan de usar algunos juguetes o materiales de pronto? ¿Crees que puede ser porque no tenemos en cuenta la Zona de Desarrollo Próximo? Me encantará saber tu opinión. Si crees que a alguien puede servirle esto, compártelo. Muchas gracias.
¡Qué post tan ideal! Es importante que los peques tengan su propio ritmo para adaptarse a los diferentes juguetes, pues es evidente que muchos de los juguetes están adaptados a determinada edad y desarrollo, por lo que es muy bueno dejarles que se tomen su ritmo para jugar con lo que más quieran. Al haber tantos juguetes es imposible no encontrar los más adecuados para tu pequeñ@.
Es que estamos muy mediatizados, es difícil no caer en este tipo de cosas, además creo que tenemos muchas carencias de juego de la infancia, en cuanto tenemos oportunidad nos lanzamos. Gracias a ti por acompañarme.
A ti!!
Eso es, saltarse etapas es como ir construyendo una escalera a la que le faltan peldaños, seguramente se caerá por muy alta que sea.
qué cierto… a veces saltamos etapas que para nosotros son taaan bàsicas que ni les damos importancia. es como ensenyarles a escribir sin previamente haber hecho grafismo. y luego està la «carrera» porque los ninyos hagan antes las cosas, por comparaciones etc, que desgraciadamente pagan la consecuencia los pequenyos.
Que interesante!! Me ha encantado tu enfoque!!! Graciasss
Has dado en la diana de lo que hacemos todos…. Yo también compré ese juego y se lo di a mis hijas de 3 y 5 años que evidentemente no sabían montar ninguno de los modelos, pues no son precisamente sencillos. El resultado, papá y mamá de montadores… Y ellas perdieron atención y desperdigaron todas las piezas. Más adelante descubrí que a la pequeña le gustaba usar el destornillador para desmontar, lo deshacía todo, y la mayor aprendió sola a hacer el perro del robot, gracias a su hermana que lo desarmaba continuamente tuvo ocasión de hacerlo varias veces.
Sin embargo pasados los primeros días, el juego sigue en una esquina y no han vuelto a hacer mención de jugar con él, pienso que ha sido por nuestra culpa. Me encantan los juegos de madera de Lidl y este año los reyes han traído varios, ahora sólo falta que nosotros sepamos respetar ritmos y seguro que darán para muchos años de entretenimiento.
Gracias por el post.