A lo largo de estos años, el tema de la autonomía es algo que he tenido muy presente, en casa con mi hija y en los talleres que imparto con otras familias. Creo que muchas veces interpretamos mal lo que es la autonomía. Os voy a poner algún ejemplo para que entendáis lo que quiero decir.
Hace tiempo cuando hacía los talleres presenciales, un padre me contaba que todas las mañanas tenía que vestir a su hijo de nueve años para ir al colegio, está situación le preocupaba porque veía a su hijo muy dependiente. Esto de vestirle no era algo que él hacía gustosamente, era lo que ocurría cuando tras discutir hasta la saciedad para que se vistiera se daba cuenta de que no iban a llegar al colegio. Cuando fui haciéndole preguntas encontramos la posible causa de todo esto. Es importante decir que antes de esta etapa que describía el padre, el niño se había estado vistiendo solo un tiempo y ahora había dejado de hacerlo. Con esto último, podemos afirmar que el niño podía vestirse, de hecho se ponía el pijama solo por las noches. Entonces para ese niño vestirse y desvestirse era una tarea alcanzada y por tanto, había autonomía. Lo que ocurría en el caso es que el niño tenía una hermana pequeña que demandaba mucho a su madre y su padre todo el día. Seguramente el tiempo que dedicaba el padre a vestir al hijo, aunque fuera de mal humor, era el único tiempo que este niño de 9 años tenía de dedicación exclusiva del padre en todo el día y todo parecía indicar que eso era lo que necesitaba. Mi consejo fue que siguiera vistiéndolo por las mañanas pero de buen humor, como una actividad conjunta. Ese niño no iba a permitir que su padre lo siguiera vistiendo eternamente, ¿os lo imagináis en esa tesitura con 14 años? Y le dije también que buscara alguna actividad que pudieran hacer conjuntamente los dos solos en la semana. Milagrosamente cuando damos con la clave, como es este caso, de repente el niño aparece un día vestido en la cocina y se sienta a desayunar. Ahí os diría que lo mejor es un abrazo, no hace falta decir nada o si queréis, “qué guapo estás” . Ni “qué bien que te has vestido solo” ni por supuesto: “¿ves como puedes hacerlo tú solo?”, con esta última es más que probable que mañana volvamos a empezar. Esto último os lo contaba como cuña por si a alguien le sirve pero lo que quería deciros es que muchas veces hay autonomía aunque aparentemente parezca que son dependientes porque no hacen una tarea en concreto en el momento en que lo necesitamos.
Otro ejemplo es el de una niña que estaba pasándolo muy mal en el comienzo del colegio y aquella situación nueva llena de personas desconocidas hacía que se quedara bloqueada. Eso hizo que su maestra pensara que era una niña totalmente dependiente y así se lo hizo saber a la familia. Ante la insistencia de la maestra de que se trabajase desde la familia la autonomía personal, el lenguaje y otros aspectos, la madre se vio obligada a enseñarle vídeos para que viera cómo su hija se manejaba cuando estaban en casa. La niña era totalmente autónoma en la hora de la comida, el baño, para hacer manualidades… y hablaba usando más vocabulario que muchas personas adultas que conozco. En este caso, ¿diríamos que la niña tiene o no tiene autonomía?
Con las tareas escolares siempre he tenido cierto miedo a que Pequeñita se agobiara con el nivel de exigencia que le impusieran. Y es que muchas veces se les exige un exceso de trabajo que no siempre logra los efectos deseados. Por ejemplo, ¿es necesario que un niño o una niña hagan veinte divisiones diarias para asegurarnos de que sabe dividir? ¿No provocaremos el efecto contrario? Puede ser que le coja manía a dividir y ya no haya forma de que practique. El curso pasado en el colegio de mi hija, todos los días llevaban como tarea dos sumas, dos restas, dos multiplicaciones y dos divisiones. Entiendo que para muchos niños y niñas esto ya sea un exceso porque les cueste mucho hacerlo, todo es muy relativo. Pero si no se les hace bola todo lo demás, creo que con dos divisiones diarias ya se puede comprobar que un niño o una niña puede dividir y se pueden dar los apoyos que necesite en caso contrario, no es necesario que se pase las tardes haciendo divisiones como si no hubiera un mañana.
La idea de hablaros de este tema surge porque esta semana teníamos pendiente montar unos muebles que habíamos recibido, aprovecho para comentarios que son la de la marca pib y Maison en Vogue, dos marcas francesas con un catálogo muy interesante que envían a domicilio, por si queréis echar un vistazo. Los dos muebles que hemos montado son de muy buena calidad. Pensábamos hacerlo el papá de Pequeñita y yo, pero ella se empeñó en hacerlo sola y con muy poca ayuda en momentos puntuales, los dejó perfectos como podéis ir viendo en las fotos de este post. Ella estaba tan feliz de haber montado el carro de servicio que luego nos sirvió para transportar el desayuno y también de montar la mesa auxiliar que nos permitió dejar terminada una parte del recibidor de una casa que estamos decorando, tal y como os muestro en las fotos.
Es verdad que las instrucciones de estos muebles son muy fáciles de entender pero, sea como sea, podemos decir que Pequeñita puede usar herramientas y montar muebles auxiliares de forma autónoma aunque como decíamos antes, igual no tiene que hacerlo en mucho tiempo y se podría pensar que no es capaz de hacerlo. Quizá lo que pase la próxima vez es que sencillamente no le apetezca, pero eso no querrá decir que no tiene independencia en esa tarea.
Recordad también que saber hacer algo no implica que nos guste hacerlo. Estoy
pensando en las personas que conozco que dicen que no comen fruta porque les da pereza pelarla, eso no quiere decir que no sepan hacerlo. O las que prefieren contratar a alguien para que haga las tareas de la casa porque odian hacerlo ellas mismas. En esta línea encontraríamos muchos más ejemplos.
En fin, que la forma de interpretar cuando un niño o una niña es autónomo es muy relativa, como siempre, mejor observar bien si el niño o la niña se sienten cómodos para juzgar si saben o pueden hacer o no algo.
Os dejo un par de fotos de cómo quedaron nuestros muebles, la verdad es que estoy muy contenta porque la mesa encaja perfectamente con nuestro reloj de mapa mundi, ¿no os parece? Los materiales de la mesa son de muy buena calidad como los del carro de servicio que está hecho de madera, resina y metal y es muy cómodo para transportarlo y también para limpiarlo. El precio también es muy razonable, así que os dejo las webs de pib y Maison en Vogue por si queréis echar un vistazo a sus colecciones.
¿Cómo gestionáis en casa el desarrollo de la autonomía con las y los pequeños? ¿Habéis tenido dificultades con este tema? ¿En alguna ocasión se juzgó a vuestros niños o niñas como dependientes sin tener en cuenta que sí podrían hacer aquella tarea con otras condiciones? Si te apetece, te espero en los comentarios.
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