Sé que tengo muchas cosas pendientes de publicar, están casi listas pero el post de hoy es un desahogo que necesito hacer. Puedes leerme o escuchar el audio.
Tras ver en Instagram y Facebook a tantas familias mostrando las fotos de sus vacaciones una no puede evitar pensar en qué estará haciendo mal. Confío en que de manera constructiva, las personas que me conocen y me quieran me ayuden a mejorar en este sentido tras leerme.
Veo esas fotos de familias preciosas con todos sus miembros maqueaditos, la ropa impecable, el maquillaje divino y el taconazo en algunos casos y pienso en mis vacaciones y me hace aguas el cerebro. Pienso, ¿será que estos niños y estas niñas no meriendan, no toman fruta, no protestan en el coche para hacer todas estas excursiones divinas que suponen horas de coche desde el lugar de origen un día sí y otro también, comen de todo, se adaptan a los ritmos de actividad, sueño…?
Ya sé amigas mías que me diréis que me complico mucho la vida, que no pasa nada porque un día no coman frutas o verduras y otras cosas por el estilo. Quizá el problema es que mis vacaciones se han alargado mucho, que ya me diréis, bendito problema, no me voy a quejar por esto. El caso es que si te vas una semana y las comidas son de aquella manera pues bueno, si vas alargando los tiempos, las dietas ya se resienten un poco más.
Si hago un listado de tareas que supone la vida en un apartamento en la playa en el período estival me salen tropecientas y sin excursiones, planteemos un día de playa sin más: conseguir que quien no desayuna fuera porque quiero ir a desayunar fuera (es algo de lo que disfruto en vacaciones, aunque todos los días no fui capaz de hacerlo, claro está) desayune en casa antes de que llegue la hora del almuerzo, si pensamos en que tengo un bebé de 14 meses comprenderéis que no puedo darle chocolate con churros para desayunar, aunque alguno sin azúcar cayó, no voy a negarlo. Sigo, acercarte a un supermercado a comprar fruta, cosas para la merienda medianamente saludables; si vas a comer fuera, preparar la comida del bebé (os aseguro que también ahí hemos improvisado mucho, pero hay que mantener unos mínimos alimenticios, creo yo), preparar las cosas de la playa, llegar a la playa (a veces andando, otras en coche) hay que cargar las cosas y caminar hasta la playa o cargar las cosas y llegar al aparcamiento para desde ahí ir al aparcamiento de la playa, descargar el coche, ubicarte (aquí no nos complicamos mucho), momentos de paz en la playa (igual por esto no me planteo hacer tantas excursiones, las niñas se entretienen mucho en la playa, me puedo bañar en plena ola de calor que eso rebaja mucho las tensiones, cae alguna siesta de la bebé y solo tengo una hija temporalmente, Pequeñita es feliz en el agua…) Tras la playa, recoge todas las cosas (sombrilla, carrito, nevera, toallas, juguetes de la playa… me estreso solo de nombrarlo) y vuelta al aparcamiento, carga el coche, desplázate hasta la zona del apartamento, descarga el coche, si vas andando también tiene lo suyo, subes a casa, si has cenado fuera, una cosa menos, si no lo has hecho, ponte a preparar cenas después de la que llevas encima, con el estrés de que si consigues acabar a una hora razonable igual puedes darte un paseo por el pueblo y tomar un helado o algo fresquito (esto lo he conseguido pocos días), mientras se prepara la cena o sin cena, las duchas con lo que suponen las duchas (busca ropa de cambio, desenredo de pelos varios, cremas after-sun…) Este plan «tan poco estresante» es de un día en el que comes fuera de casa, si la idea es comer en casa y luego ir a la playa, hay que añadirle, preparar la comida, el tiempo de la comida y recoger todo antes de salir (aunque sea en plan mínimos, todo suma).
Si en lugar de hacer día de playa, planteas día de excursión sin tanto maqueo como veo en otras familias porque estamos en vacaciones y la idea es descansar, estar cómodos y no nos engañemos, maquillarse con un bebé en brazos que te pide teta no es lo ideal, tacones cuando paseas con un bebé en brazos o cargado en la mochila de porteo casi todo el día tampoco, de hecho, esta simple cuestión condiciona la ropa que vas a ponerte, algo que sea de planchar con ola de calor y mochila a cuestas, es un espectáculo de arrugas y marcas de sudor. Y luego que no están los cuerpos después de un parto hace 14 meses para muchos modelazos y no te vale cualquier prenda porque tiene que ser algo compatible con la lactancia. Vamos que dejo los modelitos para cuando mi hija mayor acabe la Secundaria, por lo menos.
Pienso que en esas familias divinas que veo en las redes sociales, igual no hay lactancia, no hay porteo (que me digan cómo hacen para que sus niños y sus niñas vayan en el carrito de paseo, por favor…) o no se complican tanto con la alimentación que total son unos días.
La crianza respetuosa es muy cansada, eso ya lo he dicho muchas veces, lo hacemos porque sentimos que es lo mejor para nuestros hijos e hijas, de hecho lo constatamos cada día que pasa en las devoluciones que nos hacen y las lecciones de vida que nos van dando, pero es muy cansada, es lo que hay.
Un día nos dimos cuenta de que se nos iba a acabar el protector solar, llevaba días buscando on line para reponerlo, pero la marca 100% natural y maravillosa que estoy usando ahora (Badger, os la recomiendo) estaba agotada o costaba treinta y cinco euros en envase de 85 ml., seguramente por lo primero, apenas había stock. Y así fueron pasando los días y cuando por fin la conseguí por un precio razonable, ya no llegaba a tiempo. Este sencillo detalle, me tuvo dos días pasando mi aplicación del móvil que me dice los productos tóxicos que tienen las cremas por todos los supermercados del pueblo, al final encontré una medio razonable que he usado dos o tres días, con tanto estrés, no estoy segura. Y todo el día a vueltas con la crema y pensando, estas pobres niñas mías se van a quemar, aunque no las lleve a la playa, con la que está cayendo, hay que ponerlas protección para ir a cualquier lado.
Así que veo estas fotos divinas y me surgen muchas dudas, ¿será todo tan maravilloso? Conste que yo también tengo fotos muy bonitas de las vacaciones aunque no suelo compartirlas, pero veo esos escenarios idílicos y pienso, algo estamos haciendo mal o muchas cosas.
Yo hacía excursiones antes cuando no tenía un bebé, no muchas porque a la playa vamos a descansar (aunque está claro que yo no lo consigo mucho) y vamos a la playa porque luego en casa la echamos mucho de menos el resto del año. Y antes de ser madre, viajaba y recorría países y ciudades sin descanso (no es que me pasara la vida viajando pero cuando lo hacía quería verlo todo, yo soy muy intensa para todo, es lo que tengo), ahora también voy sin descanso pero sin tanto plan añadido, ya veis. Como algunas de estas familias que me tienen ojiplática, ahora tienen niños y niñas algo mayores que mi querida Chiquitina, me consuelo pensando que será una cuestión de tiempo y que todo se colocará en un año o quizá en dos, pero ya veremos, ahora me cuesta mucho verlo.
Mirad que curioso, buscando fotos para poner en el post, me he dado cuenta de que tengo fotos muy bonitas y de que las vacaciones no han sido tan complicadas, es lo que tiene tomar distancia, se ve todo de otra manera. ¿Será que las vacaciones del resto también están llenas de momentos «terribles»? Es que esto de las redes sociales desconcierta mucho porque nadie cuenta sus miserias, hoy me apetecía a mí compartir un poco las mías. A pesar de todo, con fotos divinas o sin ellas, son mis vacaciones playeras del verano de 2022 y estas ya no vuelven y las recordaremos con todo el cariño del mundo porque mis hijas han disfrutado de lo lindo estos días y porque nosotrxs (el papá y yo) somos felices viéndolas felices a ellas.
Ahí queda mi desahogo. Ahora me sale decir, «para todo lo demás…» pero no voy a hacerlo. Muchas gracias por leerme, con desahogos y sin ellos, me hace muy feliz también saber que hay personas al otro lado que dedican unos minutos a leer lo que yo necesito compartir, un abrazo inmenso. Decidme algo en los comentarios, por favor, me vendrá bien para la autoestima y si me dais consejos, también para la salud. Mientras tanto, ¡feliz verano!
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