Muchos niños y niñas tienen tarea para este verano. Algunos y algunas la tienen porque les fue mal durante el curso, les quedó algo pendiente o aunque aprobaron todo fue con mucho esfuerzo. Otros, que habrán tenido buenos resultados, tendrán tarea también con la disculpa de que no se les olvide lo que han aprendido este curso.
En cualquiera de los casos, me da mucha pena y me parece que la argumentación está llena de contradicciones, te explico por qué en cada caso:
Para los que tienen materias pendientes: ¿por qué pensamos que si sus profesores y profesoras no han sido capaces de lograr que adquiera determinados aprendizajes siendo profesionales y dedicando a esto cinco y seis horas cada día durante nueve o diez meses, van a lograrlo ahora las familias en dos meses de verano sin tener la formación ni el tiempo para hacerlo?
Para los que lograron aprobar todo con mucho esfuerzo: cualquiera que hace un gran esfuerzo para lograr algo que le cuesta, merece un descanso y un reconocimiento a su logro, ¿de verdad consideramos que es una recompensa lograr lo mismo que si no hubieran sido capaces de conseguirlo? ¿No conseguiremos el resultado contrario al esperado? Puede ser que el próximo curso el niño o la niña, diga: «total para que voy a esforzarme si lo haga como lo haga me tocará hacer lo mismo en verano».
Para los que no tuvieron ningún problema y sacaron todo con nota: pues me vale el argumento de antes, cuidado no logréis el efecto contrario, esto está ocurriendo. Por otra parte, hay un refrán que dice: «lo poco agrada y lo mucho enfada». Si estos niños y niñas necesitan hacer tarea en vacaciones lo dirán, querrán hacer un libro de vacaciones, leerán libros que siempre debería haber en casa… Ya se buscarán la manera de seguir «estudiando» entre comillas. Yo estaba en este grupo y pedía a mi madre el Vacaciones Santillana, que era lo que anunciaban en la tele en mi época, aún recuerdo la cancioncilla. Tenía el recuerdo de empezarlo con todo el entusiasmo. Hace poco mi madre me dijo que eso era al principio, a finales de junio, que cuando empezaba el verano terminaba el libro aparcado y nunca lo acababa.
¿Sabéis por qué pasaba esto? Porque el verano y las vacaciones son momentos del año privilegiados para hacer aprendizajes básicos que el resto del año son más difíciles de adquirir.
Lo que se puede aprender en verano
Hay muchas cosas que solo se pueden hacer en verano, estas son algunas de ellas:
- En verano se pueden aprender los quebrados con una sandía: «ya sólo queda media», «nos hemos comido un cuarto».
- Se puede aprender a construir sobre la arena, a calcular las cantidades exactas que hacen falta de arena y agua para lograr una masa consistente y que no se caiga el castillo a la primera de cambio.
- Se puede aprender astronomía observando las estrellas y viendo fenómenos como las lágrimas de San Lorenzo.
- En verano se desarrolla la motricidad gruesa en la piscina. El agua y el movimiento es fundamental para un buen desarrollo del esquema corporal.
- Se puede agudizar el ingenio, buscando el mejor escondite en el parque y fortalecer el tono muscular subiéndose a los árboles.
- Se pueden aprender conceptos básicos sobre las tormentas o geografía si se realizan viajes.
- Es un momento ideal para aprender historia preguntando cómo era la vida de sus abuelos cuando eran niños y niñas.
- Se puede ir a visitar dinosaurios, conocer arte yendo a algunos museos, aprender sobre música acudiendo a conciertos y teatros dentro de los numerosos programas de actividades y festejos de pueblos y ciudades.
- Se puede aprender matemáticas ayudando a hacer la compra, repartiendo las galletas entre los primos, contando los tomates que han salido en el huerto o los renacuajos que hay en el estanque.
- Podemos aprender de los animales dando de comer a los patos, buscando gatos, insectos, peces, vacas, ovejas… Animales hay por todas partes, da igual donde pases el verano.
- Se puede aprender sobre las plantas yendo a un huerto, viendo como cosechan los trigales, recogiendo moras, ciruelas… Y comprender con ello de dónde proceden los alimentos.
- El verano es un momento ideal para hacer nuevos amigos, pasar más tiempo con los de siempre, disfrutar con la familia, conocer tu primer amor… Aspectos claves para el desarrollo socio-afectivo tan valioso en nuestras vidas.
¿Por qué les hacemos esto a las y los niños?
¿En qué momento empezamos a pensar que sólo es útil en la vida lo que sale en los libros, lo que se evalúa con un examen o una corrección y su correspondiente nota? ¿Quién ha sido la iluminada o el iluminado que decidió que era más importante el conocimiento del álgebra que el desarrollo del propio cuerpo en la infancia?
¿Qué mentes aburridas pensaron que el saber solo se encuentra en las aulas y los libros de texto? ¿Acaso pensáis que Leonardo Da Vinci iba a un colegio en acogida una hora o dos antes de empezar sus clases, recibía cinco o seis horas de clases formales, dos o tres de actividades extraescolares y otras dos en casa de deberes? De haber sido así, ¿en qué momento habría tenido tiempo de imaginar sus inventos, de crearlos? Es un error tras otro.
Este verano te recomiendo que en lugar de sentar a tu hijo o hija una hora o dos cada día a «castigarle» con la tarea no dejándole disfrutar del verano y no permitiéndole realizar todos los aprendizajes que nosotros y nosotras hacíamos en esta época y solo en esta, te ruego que vayas con él o ella a un museo, un concierto, un huerto, la playa o el río, lo que puedas, lo lleves a la piscina. Investiguéis sobre insectos y animales de la granja, hagáis turismo o veáis alguna peli juntos o juntas sobre algún lugar lejano del mundo. Te aseguro que eso serán cosas que recordará toda la vida, quedarán ahí para siempre como aprendizajes duraderos sobre los que asentar otros posteriores.
Además de despejar su mente y volver más fresco o fresca al colegio, con más ganas, con un montón de aventuras que contar a sus compañeros y compañeras, con un montón de recuerdos que le compensarán las horas de hastío del nuevo curso, los deberes nuevos, los exámenes, etc.
¿Por qué no hacemos lo mismo las personas adultas?
No creo que a ninguna persona adulta se le olvide su trabajo en vacaciones, como mucho las contraseñas, ¿es un problema muy grave? En dos jornadas laborales estamos al día y como si no hubiera habido vacaciones. ¿Os imagináis que para que no se os olvidaran las contraseñas o el nombre de los clientes o los balances de cuentas o los códigos de barras de los productos o las mezclas de tinte de los clientes y un largo etcétera, todos los días en vacaciones tuviéramos que hacer tarea sobre estas cuestiones? Sería algo así: «A ver Sr. Martínez, cuando suba de la playa realice un listado de todos los clientes activos del último trimestre y ponga al lado la dirección y la persona de contacto» o «Sra. Martínez, repase los tipos de puntos de sutura todos los días de cuatro a cinco antes de tomar el sol en la piscina no sea que cuando vuelva a quirófano se le haya olvidado».
Mirad, si a los niños y a las niñas se les olvida lo que aprendieron en el curso durante el verano, de tal forma que haya que volver a empezar de cero, sencillamente es que no lo aprendieron de verdad, que se esmeren las y los profesores que para eso es su trabajo. Esto va con cariño, ¿eh? Ya se da por supuesto que hay aprendizajes difíciles que se hacen en varios años y por eso se repiten de un curso a otro antes de seguir avanzando, los profesionales de la educación que plantean los contenidos lo saben y por eso está organizado así, se llama currículo en espiral cíclico. Lo único que intento decir es que los que saben de educación son los maestros y maestras o al menos así debería ser. Por cierto, ¿realizarán tarea también ellos y ellas en verano para no olvidarse del ejercicio de la docencia? No creo y luego lo cogen sobre la marcha en cuando llega la vuelta al cole. No debe ser tan importante entonces.
Y como os decía antes, si las y los profesores no lo consiguieron en todo un curso, ¿cómo lo harán las familias en vacaciones? Como mucho lograrán que sus hijos e hijas odien los libros, el colegio y todo lo que se le relacione con ello.
Todo el mundo tiene derecho a vacaciones y los niños y niñas más.
Si a pesar de todo vas a hacer que tu hijo o hija haga tarea
Esta reflexión parte de una conversación con un amigo sobre uno de sus hijos. Mi amigo tenía claro que todos los días un par de horitas de tarea haría su desdichado hijo. Después de tratar de convencerle por todos los medios de que no lo hiciera solo conseguí que las dos horas se convirtieran en una.
Si este es tu caso, te propongo una idea. En lugar de estropearle todos y cada uno de los días de verano y lograr que lo odie, el verano, la tarea y el colegio, marca, por ejemplo, tres días a la semana en que haga una hora y media. Al final sale casi el mismo tiempo pero en su semana hay cuatro días de verano y vacaciones. Así sólo odiará tres días de la semana en lugar de los siete. Si son siempre los mismos, le das la oportunidad de relajarse los días que no le toca y disfrutar de lleno todas las actividades que insisto, solo pueden hacerse en esta fecha y suponen importantes aprendizajes necesarios para el desarrollo integral, te recuerdo que es esto de manera muy simplificada:
- desarrollo motor: movimiento, empleo del cuerpo…
- desarrollo cognitivo: procesos mentales como la atención, la memoria…
- desarrollo del lenguaje: comunicación y expresión oral, plástica, musical, corporal…
- desarrollo sociafectivo: relaciones, emociones, afectos…
Todos y cada uno de estos desarrollos son fundamentales en la infancia. Estamos creando unas generaciones con muchísimos problemas de todo tipo por no respetar esto. Hay aprendizajes y desarrollos que si no se hacen ahí, ya no se harán o se harán con carencias, a esto se le llama períodos críticos.
Os dejo un artículo que ha escrito una madre sobre algo que se relaciona directamente con lo que os cuento, se titula: Enhorabuena por tu nota, lo siento por tu infancia perdida. No dejes de leerlo es esclarecedor.
En tu caso, aún estás a tiempo, ¿vas a dejar que pase lo mismo?