No hables con desconocidos, ¿o sí?

Este es uno de esos temas que me inquieta por la gestión real que hacemos de las relaciones de nuestros hijos e hijas con personas desconocidas. Toda la vida, la consigna «no hables con desconocidos» ha estado en boca de madres, padres, abuelos, abuelas y demás personas de referencia para niños y niñas. Es lógico que las familias queramos proteger lo más valioso que tenemos y protegerlos de personas que no conocen, parece algo importante a simple vista.

Siempre he dicho que una de las ventajas de que mi hija fuera tan prudente, es que las posibilidades de que se fuera con alguien en un parque o de que alguien se la llevara con facilidad de cualquier sitio eran prácticamente nulas. Es una de esas tonterías que una dice medio en broma medio en serio para quitarle importancia al hecho de que todo el mundo opine o incluso juzgue alegremente el carácter o la forma de ser de Pequeñita.

Al principio este tema me preocupaba, escribí sobre ello hace tiempo, si tenéis niños o niñas tímidos o prudentes, como a mí me gusta decirlo, puede interesaros leer este artículo: ¿Timidez o prudencia? Ahora pasado un tiempo, mi hija habla un poco más con personas ajenas a la familia más cercana, pero aún así, tiene que sentirse en absoluta confianza y esto difícilmente lo consigue ella en un solo día.

Este aspecto que es motivo de crítica y comentario tantas veces, no solo en mi hija sino en todos los niños y niñas que se comportan de manera parecida, tiene sus ventajas, como os decía al principio. La extroversión está sobrevalorada desde mi punto de vista. Yo soy tremendamente extrovertida y sé que es algo que se valora en la mayoría de los casos como una virtud, pero no siempre tiene por qué ser así. Ser extrovertida supone un alto coste emocional y hay veces en que me genera problemas ser así. Como siempre pasa, no es oro todo lo que reluce.

A las familias que os preocupáis por este tema, os diría que lo importante es que el niño o la niña se sienta cómodo con su forma de comportarse, que no sufra. Yo me enteré hace mucho de que mi hija reaccionaba así con plena seguridad de que hacía lo que quería hacer y no sufría en absoluto y eso me dio muchísima tranquilidad. Esa idea que tenemos de que los niños y las niñas que son más tímidos sufren mucho y por eso entendemos que esa situación debe ser algo que se arregle con el tiempo por su propio bien: «ya se le pasará», «ya verás que poco a poco se abre» no deja de ser una cuestión cultural y no tiene por qué ser cierta. Cuando me dicen este tipo de cosas siempre comento que conozco personas adultas que siguen siendo así y les ha ido divinamente en la vida. Como os decía, lo importante es que se sientan cómodos o cómodas hablando o sin hablar, relacionándose con otras personas o sin hacerlo.

En cuanto a la idea de no hablar con desconocidos, ¿conocéis el vídeo en el que un chico aparece en un parque y le plantea a las familias si piensan que sus hijos o sus hijas se irían con él? Las familias suelen responder que no, que de ninguna manera, pero delante de sus propios ojos, les demuestra que están equivocadas, que llevarse a las y los pequeños del parque es mucho más fácil de lo que parece. Os dejo el vídeo para que lo veáis.

Ahora os pregunto, ¿qué hay de malo o de raro en que un niño no le cuente a un desconocido cómo se llama, cuántos años tiene o cualquier otra información? ¿Vosotras (personas que me leéis) lo haríais? Yo que soy tan sociable, seguramente respondería algo, no sé si a todo lo que me pregunten, a lo mejor a nada, pero seguro que entraría en la conversación, algo contestaría. Aún así, reconozco que a veces me da envidia esa gente que ante una pregunta indiscreta, sencillamente no responde, es una de esas cosas que yo sigo trabajando de mis habilidades sociales. Y mi hija ya lo tiene adquirido con menos de cinco años, ya me lleva ventaja.

¿Le iríais dando vuestros gusanitos o almuerzo a cualquiera que os fuera pidiendo por la calle sin conocerlo? Las personas adultas suelen preguntar a los niños y niñas que están comiendo algo: «¡qué rico, ¿me das un poco?» o cosas similares. Muchas veces ni les apetece, es una forma de relacionarse con las personas pequeñas. ¿Reaccionaríais bien si alguien que no habéis visto en la vida os pregunta si le regaláis el bolso o el móvil? Estoy pensando en quienes ven a un niño o una niña con un peluche y le dicen: «¡qué bonito? ¿Me lo das?», las personas más atrevidas directamente se lo quitan para ver su reacción: «¡para mí!» Y además, si el niño o la niña se enfada o reacciona mal, la persona que está incordiándole se ve con derecho a protestar y a veces, las familias le recriminan que se enfade en beneficio de la persona desconocida.

Como digo muchas veces, con los niños y las niñas solemos comportarnos de manera injusta sometiéndoles a situaciones que nunca generaríamos a otras personas adultas. La verdad, es que creo que viéndolo de esta manera, puede ser totalmente adaptativo no contestar, no dar gusanitos y no prestar tu peluche favorito enfadándote si alguien te lo quita, sobre todo si no conoces de nada a esa persona.

Y en torno a este tema, me surgen otras dudas que creo son interesantes para seguir reflexionando, ¿por qué nuestros hijos e hijas no se van a ir con una persona desconocida si es amable, si les ofrece algo interesante para ver como el chico del vídeo? En el sistema de vida que hemos planteado, muchas veces, las y los más pequeños se quedan en escuelas infantiles o en los colegios con personas desconocidas sin período de adaptación de ningún tipo. También se quedan en servicios de acogida con personas desconocidas desde la más tierna edad. Mi hija ahora pide quedarse en las ludotecas de los centros comerciales, ahora necesita socializar, se siente segura para quedarse allí sola, pero va a cumplir cinco años.  Este tema al padre de Pequeñita y a mí nos llamaba muchísimo la atención cuando ella era más pequeña, por ejemplo, en las puertas abiertas de los colegios. Era impensable que mi hija se quedara en ninguna parte, ella venía con nosotros, en aquel momento tenía dos años y algunos meses. Llevábamos papel y pinturas, rotuladores, pegatinas y todo tipo de cosas para que las dos horas que duraban algunas de esas reuniones se le hicieran más amenas y se quedaba allí sentada durante la jornada. La mayoría de niños y niñas accedían a quedarse en las acogidas habilitadas. Es verdad que normalmente son las madres o los padres quienes les llevan hasta la puerta de esos lugares, eso es una diferencia sustancial respecto a que alguien venga al parque y te proponga ir a otro sitio, eso lo tengo claro. Pero la diferencia es muy sutil y más si pensamos que son personas de dos, tres y cuatro años. Estoy hablando de acogidas pero la reflexión vale igualmente para parques de bolas o ludotecas de cualquier tipo. Niños y niñas se quedan en estos servicios sin conocer de nada al monitorado ni las normas y pautas de conducta que se estilan por allí.

También ocurre, en ocasiones, que en algunas familias en las que hay una persona contratada que se encarga del cuidado de niños y niñas, se hagan cambios de un día para otro porque ha habido algo que a la familia que contrata no le gusta, muchas veces sin dar la opción de despedida cuando son personas referentes fundamentales para ellos y ellas. Al día siguiente aparece otra persona que viene a recogerlos al colegio, que los lleva a su casa y pasa el día con ellos. Este tema da para otro post, porque ocurre que muchas veces estas personas empleadas pasan más tiempo con los niños y niñas de la casa que sus propias familias y romper esa relación de un día por otro y sin darles muchas explicaciones, al margen del motivo, puede ser muy contraproducente a nivel afectivo para las y los pequeños. El caso es que llega la nueva persona y niños y niñas deben adaptarse sí o sí a la nueva situación y confiar en mayor o menor medida en que aquella persona va a resolver sus necesidades.

En este contexto donde se mueven habitualmente los niños y niñas de nuestra sociedad, ¿qué sentido tiene la expresión «no hables con desconocidos»? Continuamente hablan con desconocidos, cuando son pequeños en el colegio, en el tiempo libre, en las acogidas y después siguen haciéndolo en las redes sociales, en los grupos de whatsapp, en sus citas a ciegas…

A excepción de los tres últimos ejemplos, me estoy refiriéndo en todo momento, a niños y niñas pequeñas, que aún no tienen capacidad para entender de manera racional que deben quedarse solos y solas, que hay días que son excepcionales o que ha habido un problema con la persona que los cuidaba y se ha tenido que marchar. Con la edad, en teoría, esto debería ser más sencillo. A medida que van creciendo, estos miedos de los niños y las niñas se atenúan, pero la preocupación de las familias entiendo que va en aumento, es posible que nos dé hasta más miedo que hablen con desconocidos.

En definitiva, me planteo qué sentido tiene la expresión «no hables con desconocidos» en nuestra sociedad post-moderna. ¿Te habías planteado antes este tema? ¿Qué opinas al respecto? ¿Crees que la gestión que hacemos de las relaciones de las y los más pequeños con personas desconocidas es adecuada? Me encantará leer tu punto de vista, sea el que sea. Gracias por llegar hasta aquí. Si lo ves oportuno, comparte.

 

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2 comentarios en “No hables con desconocidos, ¿o sí?

  1. Sí que es difícil, pero ya sabemos como es esto. Yo me quedo con aquello de «ningún camino fácil lleva a un sitio interesante». Muchas gracias por tus palabras y por compartir tu experiencia Elena, un abrazo fuerte.

  2. Una vez más… Qué reflexión más interesante!! Comparto totalmente esa sensación de locura que les creamos a los peques cuando les deja-mos (no me incluyo..) en manos de desconocidos que en un minuto tienen que pasar a ser conocidos, sin llorar y sin protestar….
    Y qué difícil es encontrar ese equilibrio entre enseñarles cómo actuar pero a la vez no crearles miedo… El otro día fuimos a una exposición con stands y gente y antes de entrar le estuve hablando a mi peque de casi 5 años sobre lo que hay que hacer si en algún momento nos perdemos…y claro, no se separó de mi mano ni un segundo. Al día siguiente volvimos a trabajar el tema, pero me resulta complicado aún hablándoles desde la tranquilidad que entiendan que existen situaciones de riesgo y personas con no-buenas intenciones y que tengan seguridad en sus acciones…
    Y ya si nos metemos en el tema del respeto a nuestro cuerpo, los secretos malos y demás… Te lo dejo para otro post!!
    Venga, un abrazo fuerte

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