Por una infancia sana. Grandes profesionales y grandes momentos en la mesa redonda de La Violeta

La tarde del viernes fue una tarde llena de grandes mujeres y de grandes profesionales. Se intuía que esta iba a ser una tarde bonita pero no podíamos imaginar hasta qué punto. Sabía que sería intensa pero no que iba a emocionarme tanto. Así que solo puedo decir: GRACIAS, así en mayúsculas, por el gran trabajo que hace La Violeta desde hace muchos años, por reunir a profesionales como las que allí se reunieron y por lograr que juntas puedan ofrecer formaciones avaladas por una universidad pública mostrando que hay otras maneras de acompañar y de mirar a niños y niñas.

Nada más llegar allí me encontré con Arancha de Hilo Rojo, un espacio de crianza respetuosa y juego libre en Rivas muy recomendable, a la que siempre es un placer ver.

Una vez empezada la mesa redonda, hablaron Gema Cotallo y Lorena Lofiego, en representación de La Violeta, Fernando Tucho como portavoz de la Universidad Rey Juan Carlos y las ponentes de los cursos que se inician tras el verano. Su currícula es tan extensa que no voy a contaros todos los detalles, solo alguna pincelada, imposible anotar tanta información interesante, por eso pido disculpas si alguna de las referencias es errónea.

Por un lado, Katharina Widmer, arteterapeuta, pintora y formadora; Alejandra Robelo, creadora, coordinadora y acompañante en el proyecto NIDO, madre de día desde hace doce años; Isabel Fuster, terapeuta con enfoque jungiano, humanista y sistémico, especializada en la Pedagogía del Abrazo y la Vinculación, así como la Pedagogía Transgeneracional, formadora y asesora de docentes y familias hace años y por último, Ángeles Hinojosa, fundadora de la Asociación Internacional de Reflexología Infantil, gran luchadora y defensora de la infancia desde hace varias décadas, las más veterana de la mesa.

Con este plantel os podéis imaginar que la tarde dio para mucho y que me llevé muchísimos aprendizajes. Lo que voy a recogeros aquí son algunas expresiones que recogí de sus presentaciones que considero grandes reflexiones sobre la infancia y creo que reflejan bien lo que allí se planteó. Os he ido recogiendo las formaciones que La Violeta propone para el curso que viene para que ubiquéis las intervenciones.

Educación activa y acompañamiento respetuoso de la Infancia

En los entornos relacionados con la educación y la crianza respetuosa, cuando se escucha, «tiene la formación de La Violeta», se da por sentado que esa persona ha recibido algo especial, tiene la capacidad de mirar desde un lugar al que solo pocas personas acceden, al menos así creo que suena. Lorena Lofiego lo explicó muy bien el viernes, cuando mostraba qué perseguía la formación de Educación activa y acompañamiento respetuoso de la infancia.

«Cuando empezamos, la idea no era dar recetas, no queríamos quedarnos en lo superficial, cada persona debe construir su propio camino, ver el lugar desde el que acompaña a los niños y las niñas, qué se remueve cuando se enfrenta a cosas como los límites».

«El curso es como un viaje interior, una vuelta a casa, conectar con ese niño que llevamos dentro para poder vincularnos desde otro lugar».

Recursos artísticos y acompañamiento respetuoso a la expresión creativa de la infancia

Katharina Widmer, partía de una pregunta:

«¿Cómo acompañar al niño para que desde su impulso vital pueda desarrollarse? El arte puede ser la respuesta, no hace falta saber nada, solo basta tomar un material, un pincel, una cera y realizar un trazo, eso puede hacerlo todo el mundo».

Me gustó mucho la idea principal del discurso de Katharina, pues es algo que yo trato de transmitir a mis alumnas, no sé si con éxito, inspirada por Arno Stern al que ella misma citó explicando que empezó con un carboncillo y unos folios en un orfanato de niños de la guerra mostrando que no hacían falta grandes recursos para trabajar desde este enfoque.

«El niño es el único responsable de la expresión artística, no debe depender nunca de la persona adulta que lo contempla, por ello hay que desaprender».

«Aquí la profesora no dice nada. Primero el alumno debe aprender a expresarse artísticamente delante de una persona adulta que no juzga, solo mira. Y cuando logremos expresarnos así entenderemos que el niño puede expresarse sin que le digamos nada. Entonces habremos desaprendido y estaremos en condiciones de acompañar».

«Los recursos no salen del aula hasta que están terminados y las personas adultas no entran en los espacios de creación de los niños».

«Esos espacios de creación son sanadores para los niños, son una vía de escape para las tensiones, un lugar en el que expresarse sin juicios, una experiencia personal en la que encontrarse consigo mismo y ver de lo que uno es capaz por sí mismo».

Para Katharina, el espacio es un elemento más de transformación, tanto como la persona que acompaña y el propio niño o la niña.

«Si el espacio es seguro y acogedor, entonces puede haber un proceso de crecimiento del niño»

La idea de mantener a las personas adultas fuera de los espacios de creación es preservar esos procesos de crecimiento sin recibir la contaminación de personas que no están en ese proceso de desaprendizaje y por tanto no están en disposición de acompañarlos.

Recursos para impulsar nuevas propuestas de atención a la primera infancia (grupos de juego, madres/padres, Grupos de crianza, Casas de niños)

Alejandra Robelo, por su parte, dio claves importantes de la sociedad de nuestros días y el estado en que se encuentran nuestros niños y niñas.

«Hoy en día, los espacios que se ofrecen a los niños resuelven más las necesidades de las personas adultas que de los niños».

«La sociedad está más centrada en los resultados que en los procesos, en el mañana más que en el hoy, en la competitividad más que en la cooperación, la realidad virtual pesa más que la concreta, en muchos casos. Estos aspectos de la sociedad han calado en los espacios educativos. Pero el niño pequeño está en el aquí y en el ahora, en lo vital, en los pequeños detalles, en los procesos más que en los resultados, le interesa repetir una y otra vez lo mismo porque así se construye a sí mismo, a partir de sus experiencias concretas, necesita el encuentro genuino y auténtico con el otro».

«Hay que ver cuáles son las verdaderas necesidades de los niños y a partir de ahí, ver qué pueden hacer los adultos y qué tipo de espacios hay que ofrecer. Hay que devolverles el estatus de niño que han perdido».

Herramientas para profundizar en la calidad de las relaciones entre niñas/os y adultos. Un camino de transformación personal.

Isabel Fuster, es una profesional de la que ya os he hablado en otras ocasiones porque ha sido una de las personas con las que me he formado y que me ha dado un versión mucho más humana y cercana en la crianza y la educación consciente y respetuosa, motivo por el que la admiro y respeto profundamente. Ella siempre se ha mostrado muy atenta y cercana conmigo y yo se lo agradezco enormemente porque para mí es un referente importante y una gran mujer. Puedes leer sobre ella aquíaquí y aquí.

Ella comenzó explicando cómo se sienten a veces las y los profesionales que trabajan con las familias y con la infancia:

«Los profesionales vemos muchas capas de la cebolla de lo que ocurre detrás y no siempre sabemos qué es lo que hay que hacer, cuál es nuestro lugar. A veces salimos del lugar que nos corresponde como profesionales y eso se nos viene en contra».

Seguro que sabéis a qué se refiere, un profesor, por ejemplo, que trata de ayudar a un alumno suyo en una cuestión familiar y se mete en un lío porque la familia no acepta que entre ahí y se extralimite en sus funciones.

«El afecto se está empleando como sistema de poder para que un niño haga algo. Al niño se le manda al aula de al lado porque ha hecho algo inadecuado, el niño quiere estar dentro, sentirse incluido y hace lo que haga falta para volver a su aula. Así aprende a realizar una conducta pero por miedo sin integrar realmente qué es lo correcto».

«Y, ¿qué ocurre en el parto? Muchas veces ocurren cosas inesperadas, en ocasiones esto genera una culpabilidad a la madre que dura años, pero una mamá preocupada y que se culpa no es lo mejor para el niño».

«Los niños piensan que su madre es la mejor, su maestra es la mejor y ya si mamá y la maestra se llevan bien, ¿qué más pueden pedir?»

«Se trata de fortalecer recursos que ya tenemos pero que están olvidados. Recordar cómo piensa y siente un niño para tratarle como es adecuado, activar la memoria y atenderle desde su vivencia, desde su necesidad».

«El niño para separarse (independizarse) necesita estar muy nutrido, si siempre hay carencia este proceso no termina nunca y en ocasiones, se continúa con la pareja».

«Los procesos interrumpidos generan rabia e impotencia porque generan dolor, no podemos soportar ese dolor del pasado. Cuando algo me recuerda mi propio dolor me molesta».

Este hecho afecta a las y los profesionales cuando trabajan con niños y niñas. Nos molesta aquello que nos causa dolor, que remueve aquello que nos dolía cuando éramos pequeños.

Reflexología infantil y formación de monitoras/es. Método Ángeles Hinojosa.

Ángeles Hinojosa, nos hizo llorar nada más empezar, con su rotunda y emotiva reflexión: ¡qué distintas habrían sido las cosas si nuestros padres hubiese sido tan entregados como los que hay hoy aquí! Y ahí paró, tragó saliva y su emoción la dejó sin palabras mientras la sala la aplaudía como signo de respeto y aprobación.

Ella lanzó mensajes rotundos como solo puede hacerse después de llevar treinta años constatando, en su propia experiencia, que hay otras maneras de hacer las cosas.

«Los niños tienen que ser conscientes de las posibilidades de su cuerpo, tomar consciencia de cómo funcionan para lograr tener salud y controlar su propio cuerpo. Pero además de esto, para que un niño tenga salud y bienestar, ha de ser feliz. La idea es hacer responsables a las familias de la salud y el bienestar de sus hijos. Podemos dar a un niño todas las pastillas del mundo y todos los «apiretales» que si no tiene cubiertas las necesidades afectivas no estará bien».

Ángeles Hinojosa, trabaja desde el prisma de la época primal que abarca desde la concepción al final de la primera infancia. Entiende que las circunstancias que rodean el momento de la concepción ya influyen en la vida del futuro bebé. Explica como la gestación es fundamental, de la misma forma.

«La gestación le da información al bebé de cómo vive su madre el mundo. El niño vive la vida de la madre, comparte la sangre y sus hormonas y no puede desvincularse de esa vivencia. Si la madre está disfrutando, su sangre está llena de endorfinas y disfruta de esos momentos de bienestar y placer. Si la madre vive momentos tensos, entonces su sangre se llena de adrenalina. Esta experiencia nos va a influir toda la vida»

«La forma de nacer, cómo ha ocurrido y la vivencia de las primeras horas también tiene su influencia. Se rompe el vínculo constantemente entre niños y madres y eso es una experiencia vital que también nos va a marcar de por vida porque ese el punto de partida de la vida».

«No se puede permitir que se interrumpa el vínculo ni que continuamente se le den al niño elementos químicos que no necesitan y que alteran su fisiología de por vida, además de que no resuelven nada porque esa no es la manera de resolver lo que está pasando».

Las preguntas de las personas asistentes

Las hubo muy interesantes, pero quiero resaltar algunas por su contenido y por lo emotivas que fueron. Una mujer preguntaba por qué repetimos aquellas experiencias que fueron tan duras en nuestra infancia y nos causaron tanto dolor. A lo que Ángeles Hinojosa respondió de la siguiente manera:

«Das lo que tienes que es lo que has recibido. Hacemos lo que hemos aprendido porque una no puede hacer lo que no ha aprendido. ¿Por qué los niños violados siguen violando? Porque eso hay que trabajarlo desde el amor y no desde el castigo».

Isabel Fuster por su parte le respondió de esta forma:

«Lo primero que recibimos nos da sensación de bienestar, de seguridad, es la referencia que tenemos. Si recibimos amor esa es la referencia, si recibimos golpes, aceptamos que eso es lo adecuado. Todas estas primeras experiencias quedan grabadas en la memoria corporal antes de que exista el lenguaje, antes del raciocinio. No se puede acceder a eso después con la cabeza, las terapias habladas no llegan ahí, hay que trabajar desde el cuerpo. Por eso el arte nos permite llegar hasta ahí y es un recurso fantástico».

Casi al final hubo una intervención muy bonita que a muchas de las presentes nos emocionó. Una educadora explicaba llorando como en la escuela en la que trabajaba había bebés de cuatro y cinco meses que pasaban allí hasta once horas, pasaban de unas manos a otras y se les movía de un sitio a otro en bloque a lo largo de esas horas. Contaba como las familias se preocupaban de cosas que no eran importantes y hablaban de manera frívola de todas estas cuestiones. Explicaba que los bebés eran muy buenos, que soportaban todo aquello sin llorar, sin protestar y se lo hacían todo muy fácil pero seguía siendo muy injusto.

Ahí contestaron todas las ponentes, tratando de darle paz a aquella chica tan joven y que mostraba tanto desconcierto. Le mostraron lo importante que era lo que ella les transmitía en aquella situación y la suerte que tenían de tenerla. Algunas le animaban a quedarse para compensar la vivencia de aquellos niños y niñas, otras a hacer lo que sintiera que era necesario, ambas opciones como legítimas.

Esta es la historia del día a día de las educadoras infantiles, las que no pueden soportar ver el sufrimiento de niños y niñas terminan dejándolo, las más afortunadas, terminan en otros proyectos más respetuosos y otras, se dedican a otra cosa. Las que no conectan de esta manera profunda con niños y niñas son las que se quedan y repiten los mismos patrones de las educadoras veteranas perpetuando este modelo en las escuelas tradicionales que son la mayoría o luchando para cambiar el modelo con mucho sacrificio y no siempre buenos resultados. Esto lo vivo a diario con mis alumnas.

Isabel justificó a las familias con estas palabras:

«Algunos sufren y se les ve que sufren y otros son incapaces de tomar contacto con su sufrimiento y algunas veces son frívolos, en cualquier caso, todos ellos son víctimas en esta situación».

Termina la mesa redonda con una reflexión de un padre, ¿lograremos un futuro donde la infancia sea respetada, dónde haya una infancia sana?

Ojalá, cada vez todos estos movimientos de crianza y educación más consciente y respetuosa vayan calando más, lleguen a más familias, docentes y con ello a más niños y niñas. Sigue siendo un enfoque minoritario pero va en aumento, solo el tiempo puede responder a una pregunta. Mi sueño por el que llevo años luchando es que lo logremos, de momento, vamos dejando granitos de arena tratando de construir entre todos y todas una gran montaña.

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3 comentarios en “Por una infancia sana. Grandes profesionales y grandes momentos en la mesa redonda de La Violeta

  1. Ya te digo si dejas granitos de arena! Seguid así, porque habéis cambiado la forma de pensar de muchísima gente. Así que gracias por vuestra labor, primero como estudiante y ahora como madre.

    Un saludo!!

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