¿Qué estamos haciendo con la infancia? Concepción de la infancia a lo largo de la historia

En mis clases en el Ciclo Formativo de Educación Infantil, explico la historia del concepto de infancia, cómo ha ido evolucionando desde la Grecia Clásica a nuestros días. Así les muestro a mis alumnas como en el Código Hammurabi, el primer conjunto de leyes de la historia escrito en el 1750 antes de Cristo, ya se hablaba de la infancia como un período que había que respetar y se daban algunas pautas para hacerlo. Es verdad que a lo largo de la historia, muchos signos de este respeto no han aparecido más que en los textos de algunos filósofos y pedagogos importantes porque, en la realidad, niños y niñas, en muchísimas ocasiones, han sufrido la misma dureza que vivían las personas adultas sin ninguna distinción debida a su vulnerabilidad. Me atrevo a decir que siempre ha habido situaciones inadmisibles, incluso en la etapa actual donde nos jactamos de velar por los derechos de las y los más pequeños, mientras seguimos asistiendo a campañas mediáticas para luchar contra los matrimonios de niñas de apenas nueve y diez años en algunos lugares del mundo, seguimos teniendo niños soldado, niños y niñas viviendo en campos de refugiados en condiciones muy dudosas y un largo etcétera de situaciones terribles que podríamos citar que demuestran que no están tan protegidos como plantean los organismos internacionales que deberían estar.

El concepto de infancia a lo largo de la historia

En la antigua Grecia eran respetados los niños y niñas de clase alta, recibían educación en las ágoras a partir de los siete años con diferencias para unos y para otras, el resto eran criados y criadas que trabajaban para los primeros. Por su parte, los niños espartanos eran abandonados en el bosque a la edad de siete años, según se cuenta, para que demostraran que eran capaces de sobrevivir y solo aquellos que lo hacían se convertían en soldados aguerridos de Esparta. A pesar de la dureza de unos y las diferencias de clase de otros, podemos decir que estas sociedades perciben la infancia como un período diferente en el que gestionan sus destinos, al menos en base a unas edades que determinan que la infancia es una etapa diferente del resto.

En la Edad Media es sabido que niños y niñas trabajaban desde su más tierna infancia a excepción de aquellos que vivían en la corte, la vida en aquella época era durísima y así lo sufrían también las y los más pequeños. Aunque incluso con todos sus privilegios, para las y los de la corte también era duro, niños y niñas sometidos a intrigas, coronados reyes y reinas, casados en su más tierna edad… Suelo contar una escena (literaria, la cinematográfica no la he visto) de los Pilares de la Tierra, ese momento al principio de la novela en que una madre da a luz a un niño y como ella muere en el parto, su marido deja allí a la mujer y al bebé dando por supuesto que no va a poder alimentarlo. En aquella época, las gentes debían ser muy prácticas para sobrevivir.

En el Renacimiento, encontramos textos que hablan de la importancia de la infancia como etapa, humanistas que entienden que la educación es la manera de liberar a los ciudadanos de los dogmas de la iglesia que tiene un papel esencial en la organización de la sociedad. Algunos, como Antonio de Nebrija que plantea cómo debe educarse a los niños y niñas más pequeños. Parece que por primera vez después de siglos, se empieza a dar a esta etapa, el valor, aunque sea teórico, que le corresponde. Rousseau habla de la Educación negativa y la Educación natural y aparece Pestalozzi que ha sido tan necesario en la historia de la pedagogía para los enfoques más activos y respetuosos que se aplican hoy en día.

A pesar de lo que parece un gran avance, ya digo que en su mayor parte en el papel, no creo que Rousseau fuera ningún modelo ni como educador ni como padre (quienes conocen su trayectoria ya saben a qué me refiero) todo queda suspendido por la Revolución Industrial y lo que eso supone para las y los más pequeños. Éstos se convierten en mano de obra barata para las fábricas trabajando, muchas veces, en condiciones aún más duras que las personas adultas y por mucho menos dinero. Cuando desde la sociedad se toma conciencia de que es necesario mejorar la vida en la etapa de la infancia, se crearon escuelas en las fábricas, se redujeron sus jornadas e hicieron normativo que asistieran a ellas, ya veis que todo eran ventajas, unas horas de trabajo y unas horas de escuela (léase la ironía).

Desafortunadamente, llega la Primera Guerra Mundial, una guerra terrible y especialmente cruenta con la población civil como objetivo. Este proceso deja a miles de huérfanos y a muchas más familias viviendo en condiciones lamentables a todos los niveles. Es en este momento cuando de la mano de Eglantyne Jebb, fundadora de Save the Children y desde la plataforma que supone la Asamblea general de la Liga de Naciones, como se llama lo que después será la Organización de Naciones Unidas (ONU), se aprueba la Declaración de Ginebra intentando que niños y niñas puedan vivir en unas condiciones más dignas.

Lo que parece un nuevo avance en la conquista de los derechos de la infancia, vuelve a quedar parado con la llegada de la Segunda Guerra Mundial. Cuando explico esta parte, no me centro en lo que fue esta guerra, la mayoría saben algo de esta parte de la historia, aquí les hablo de Janusz Korczak, ese médico polaco que según cuentan murió en la cámara de gas abrazando a los niños y niñas judíos que él siempre defendió. Sobre esto ya escribí en otra ocasión, podéis leer aquí sobre él y sus derechos de la infancia olvidados, un planteamiento de derechos que me encanta y sobre el que trabajan mis alumnas.

A partir de ahí, con el gran número de huérfanos que deja la guerra y el estado penoso en que ya vivían muchos niños y niñas de diversos países, nos encontramos en un Siglo XX, considerado el siglo de la infancia, donde ésta cobra su mayor protagonismo. Muchos países a nivel mundial desarrollan leyes para proteger a sus niños y niñas. Aunque sigue habiendo lugares donde la infancia está muy castigada, podemos decir que es una etapa de la historia donde se protege de manera importante esta etapa de la vida. Diversas organizaciones mundiales, UNICEF, la ONU, entre otras, tratan de sumarse a este objetivo. Se aprueba la Declaración de los Derechos del Niño en 1959, declaración de buenas intenciones que se refuerza treinta años después con la Convención de los Derechos del Niño en 1989, esta sí de obligado cumplimiento.

Hasta aquí la historia, con sus luces y sus sombras, en este caso mucho más de lo segundo, no ha sido fácil este tema.

¿Cuánto duró el planteamiento del Siglo XX sobre el respeto a la infancia?

Pero, ¿cuánto nos ha durado? En los libros de texto no se plantea qué ha ocurrido en el Siglo XXI con la infancia, aún está por escribir esta parte de la historia, pero está claro que la infancia está volviendo a desaparecer como etapa diferenciada en el desarrollo. Tenemos niños y niñas que visten como adultos, escuchan música de adultos, tienen jornadas esco-laborales mucho más largas que sus progenitores, no tienen tiempo para jugar, están sometidos a los dictámenes de los mercados consumistas que promueven una sensualidad exagerada en niños y niñas que casi acaban de nacer, sometidos a conductas extravagantes porque llegan a la pubertad cansados y cansadas de todo, con vivencias adelantadas que les incitan a seguir yendo más allá y realizando prácticas tan extrañas como el muellecito o la ballena azul. Sobre esto tengo un artículo que os animo a leer, este es el enlace: El juego del muellecito y otras formas de sexualizar la infancia. Con este panorama, ¿dónde queda la infancia? ¿Qué queda de ella hoy en día en muchos niños y niñas?

Esta entrada surge a raíz de un artículo que leí de Catherine L´Ecuyer, mujer a la que admiro profundamente por sus planteamientos sobre educación y crianza que ya compartí en redes sociales, os dejo el enlace también: Cómo estamos matando la infancia.

Considero necesario y urgente hacer una reflexión sobre qué estamos haciendo con esta etapa, ya hay datos que nos hablan de las consecuencias que todo esto va a tener. Estamos a tiempo de pararlo y que cuando se analice el concepto de infancia en la historia desde el Siglo XXI podamos ver una evolución positiva, podamos sentirnos orgullosos y orgullosas de lo que hicimos con nuestros niños y niñas. Esa es la única manera de lograr que nuestra sociedad sea más justa, más humana y sobre todo que las personas que habitan en nuestro planeta sean un poco más felices.

¿Qué piensas de esta evolución del concepto de infancia? ¿Crees que está en nuestra mano cambiar las cosas? Me encantará leerte en los comentarios.

 

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2 comentarios en “¿Qué estamos haciendo con la infancia? Concepción de la infancia a lo largo de la historia

  1. Ya lo creo que da miedo, por mucho que intentemos compensar algunas familias y algun@s profesionales, la sensación de que no es suficiente para parar el ritmo vertiginoso de la sociedad en que vivimos es inmensa. ¡Ojalá sepamos ofrecer otro modelo Magda! Ojalá nuestras hijas puedan vivir en libertad siendo respetadas y felices. Casi nada. Un abrazo.

  2. Totalmente de acuerdo en lo de la sexualización de la infancia. Da miedo. Pero eso lo vemos cada día, me horroriza ver a niñas con los vaqueros esos cortitos (los llamamos «chochorts»), y no hablo de adolescentes que buscan y piensan en chicos continuamente, hablo de niñas de menos de 12 años dándole la mano a su madre, con las nalgas al aire (que los bañadores infantiles tapan más…) y tan natural, oye.
    No estoy hablando que me moleste como físico de una persona (me da igual, sinceramente, como si fuésemos todos desnudos), me atemoriza lo que significa vestir de esa manera a una niña, provocativamente, y que la niña se crea realmente que está gustando por ir como las jóvenes, porque ya se sentirá mayor…

    No solo crecen muy rápido, es que encima quieren ir más rápido, y la infancia no da a más.

    Me encanta el artículo que has enlazado de «¿Cómo estamos matando la infancia?», lo leía mientras escribía y con mi comentario quería dar a entender ese mismo miedo.

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