Y, ¿para cuándo un hermanito?

Cuando decidí tener a Pequeñita, también decidí que no quería tener un sólo un hijo (entonces no sabía si sería chico o chica). Soy hija única y me parece que es importante tener hermanos, creo que la mayoría de las hijas e hijos únicos que conozco lo ven igual que yo.

ser madre es un regalo

Mi primer deseo fue tener mellizos o gemelos, me hacía muchísima ilusión, pero cuando me hicieron la primera ecografía solo había un diminuto ser moviendo los brazitos o lo que serían sus brazos próximamente. Ahora pienso que menos mal que las cosas se sucedieron así, admiro enormemente a las «madres gemelares», ¡qué mérito tienen! Cuando la mayoría no damos a basto con un bebé, allí están ellas sacando a dos adelante uno o una en cada brazo. Y después pensé que tendría mi segundx hijx muy seguido para que pudieran compartir juegos y acompañarse en este largo viaje que es la vida. La mayoría de la gente que se lleva mucho tiempo con sus hermanos y hermanas se queja de que apenas han coincidido, lógicamente hablo desde fuera porque yo no tengo referencias propias en este sentido.

El caso es que Pequeñita ya va a cumplir dentro de nada dos años y yo sigo sin sentir que sea el momento. Supongo que además de aquello de ser compañeros de juego, hay otros dos motivos importantes que nos animan a las madres de hoy en día en nuestra cultura a acercar nuestros embarazos y partos. Uno es que muchas decidimos tener hijxs o podemos organizarnos para tenerlos, un poco tarde, pasados los treinta, en muchos casos, muy pasada la treintena y claro, el tiempo se agota y cuanto más pase más se puede dificultar todo después. En mi caso, siento que he sido madre un poco tarde, la verdad es que antes no sentí que tuviera que serlo, en nuestro caso no ha sido una cuestión de encontrar el momento. Mi idea primera también iba en la línea de ser lo más joven posible en mi maternidad.

No quiero que nadie se sienta ofendida con esto que digo, cada una es madre cuando puede o quiere y supongo que algunas estaréis pensando, «yo no soy mayor», «estoy estupenda a mis treinta y tantos», argumentos que yo no pongo en duda en ningún momento. Pero no me negaréis que os cansais más ahora que cuando teníais veinticinco, que las decisiones se tomaban más alegremente antes, que teníais menos miedos que transmitir a vuestros hijos e hijas, etc. Por supuesto, tener hijos con esta edad tiene también sus ventajas, una tiene más experiencia, tiene más claras las cosas que quiere y que no quiere, quizá haya tenido tiempo de conocer más opciones, aunque esto último no creo que se relacione tanto con la edad como con las inquietudes que tenga la persona. A pesar de todo esto, cuando pienso en que seré madre de una adolescente con cincuenta años me tiemblan un poco las piernas. Yo me considero una persona moderna, casi siempre me confunden con una alumna en el instituto por mi forma de vestir y de comportarme, pero ahí llevo yo mis treinta y tantos entre pecho y espalda, con sus manías y sus rarezas incorporados, aquí no se libra nadie. Y os confieso que hay muchas cosas que hacen mis alumnas que ya no entiendo, imaginad dentro de quince años.

Otro motivo para acercar los embarazos creo que es la carrera profesional, muchas madres tienen hijos o hijas en momentos de éxito profesional o en situaciones donde un parón excesivamente largo puede perjudicar sus desarrollos a nivel laboral. A veces es una cuestión puramente económica, reduzco mi jornada pero durante el menor tiempo posible porque necesitamos el sueldo de jornada completa, más ahora que está todo tan complicado y que muchas veces la otra parte de la pareja está en el paro o tenemos situaciones laborales tan inestables.

El caso es que yo no me veo ahora embarazándome de nuevo, no me veo gestionando mi casa y mi vida con Pequeñita y con un bebé recién nacido, creo que no saldría bien, sería muy estresante y repercutiría en el desarrollo de los niños o las niñas. Mi hija está en un momento en que demanda atención en un porcentaje del 150%, ya sabéis que pienso que no nos manipula ni está aprovechándose de nosotros ni nada por el estilo, sencillamente nos necesita, todo el tiempo y a todas horas. Cuando era más pequeña se entretenía mucho sola y pienso que está volviendo a hacerlo pero necesita saber que alguien la acompaña en todo momento, porque quiere contarte lo que hace «mira mamá», porque te pide ayuda cuando no puede hacer algo «mamá, no puedo», porque de repente necesita un beso y un abrazo y por muchos otros motivos. Nosotros lo tenemos claro porque está con nosotros 24 horas del día, hacemos muchas actividades con ella y otros niños y niñas, pero siempre estamos su padre o yo. Yo supongo que los niños y las niñas escolarizados viven esto de otra manera, se acostumbran a demandar necesidades de otra forma al menos durante las mañanas pero entiendo yo que tratarán de compensar esa relación cien por cien de calidad que sólo se les puede dar cuando estamos en familia o en un modelo educativo de ratios reducidas, hablo por ejemplo de cuatro niños y niñas para una educadora o algo similar.

Llevo tiempo observando y preguntando a mamás que tuvieron a sus hijos e hijas muy seguidos y a otras que lo hicieron con más pausa y en mi nada contrastada investigación, las que esperaron están encantadas y las que lo hicieron muy seguido siempre insinúan: «quizá un año más hubiese sido mejor…» o directamente me dicen: «es una locura hacerlo así, no tengas prisa». Supongo que pasados los dos primeros años del pequeño todo serán ventajas pero, hay que pasarlos. Los grupos de madres y padres en los que participo ya empiezan a tener como tema estrella los celos entre hermanos y hermanas, lo difícil que es compaginar la crianza de dos niños o niñas pequeñas con el trabajo y la casa y otras dificultades que van apareciendo.

Desde la psicología se plantea que esperar tres o cuatro años mínimo para embarazarse facilita las cosas al hermano o hermana mayor porque se encuentran en una etapa donde las necesidades y los intereses ya no están tan centrados en la familia y no es tan complicado para ellos no tener la exclusividad que tenían, especialmente de la madre, porque creo que en estos casos el padre se suele volcar con el mayor para dejar a la mamá con el bebé más pequeño por una cuestión de practicidad clara. El egocentrismo perdura más allá de los cuatro años pero en grados más livianos para gestionar la aparición de otro ser que demanda el cien por cien de la atención de mi mamá que antes era sólo mía y ahora es mía al 15%.

Desde la medicina, recuerdo que una matrona nos comentó que para que el cuerpo de una mujer se recuperase del todo tenían que pasar unos dieciocho meses antes de volver a embarazarse. En el caso de cesáreas recomiendan esperar dos años. Si adelantaís los tiempos en estos casos, es recomendable que cuideis muy bien vuestro suelo pélvico, es importante en todos los casos pero aquí más para prevenir prolapsos y pérdidas de orina en el futuro.

Mi vecina y comadre me dejó la semana pasada un libro que retrata bien lo que ya digo que no es una decisión racional sino un sentimiento. Yo no siento que sea el momento y coincide que descubro que en la mayor parte de los casos, acortar el tiempo entre embarazos es algo que puede suponer un supuesto beneficio a priori para las familias pero, no necesariamente tiene en cuenta las necesidades de los niños y niñas de la casa. Este libro es Amar sin miedo a malcriar de Yolanda González Vara. Esta mujer viene a las Jornadas de Crianza Respetuosa de Rivas que son el día 29 de noviembre, tengo ganas de conocerla en directo, lo poquito que he podido leer del libro tiene muy buena pinta y es muy razonable. Su subtítulo es «la mirada a la infancia desde el respeto, el vínculo y la empatía», esto marca la línea del discurso del libro, ya hablaremos más sobre él.

Amar sin miedo a malcriar. Entonces, un hermanito, ¿cuándo?

La autora parte primero de la premisa de que tener un segundo hijo debe nacer del deseo de ser padres o madres de nuevo, no del hecho de dar un hermanito al primero cuando este no nos lo ha pedido o vivir otra vez un embarazo obviando todo lo que viene después de esa etapa fantástica ahora con un niño o niña más, entre otros motivos. Una vez decidido que queremos ser madres y padres de nuevo, la segunda cuestión es cuándo es adecuado hacerlo.

Plantea argumentos de los que hablábamos al principio como pasar cuanto antes la fase de los pañales o tenerlos cuanto antes para que jueguen juntos, según Yolanda González no está teniendo en cuenta las necesidades del niño o la niña que viene si no las de su hermano o hermana mayor (muchas veces ni siquiera esto) o las de los padres en este orden.

Me gustó leer este trozo del libro porque le puso palabras a lo que yo estaba sintiendo, cito textualmente, «los pequeños reclaman toda la atención del sistema familiar durante el primer período de su vida y además, representa una etapa crítica y delicada en cuanto a su formación básica a nivel global y emocional». La autora se está refiriendo a la etapa de los cero a los tres años.

Para esta psicóloga también es óptimo esperar tres o cuatro años, ella dice que puede ser que se dificulte que jueguen juntos pero que los hermanos y las hermanas por encima de compañeros de juego son hermanos o hermanas y satisfacen otras necesidades, las de juego pueden satisfacerlas los amigos y las amigas perfectamente. Y cita a Ainsworth que desde la teoría del apego afirma que «cuando están maduros para compartir a las figuras de apego, los hermanos establecen verdaderas relaciones , basadas en el apoyo y el cuidado en los casos de necesidad».

La decisión de tener un segundo hijo es sólo vuestra

Si habéis decidido tener a vuestros hijos o hijas muy seguidos, no olvidéis que a pesar del cansancio, las preocupaciones, el estrés y todos los inconvenientes que se os ocurran debéis dar a cada hijo e hija un lugar único en la familia y los hermanos y hermanas mayores deben tener tiempos en exclusiva con sus madres para satisfacer necesidades importantes en esta primera etapa de la vida. Esta situación dura muy poco tiempo pero es fundamental en el desarrollo de los niños y niñas en estos primeros años, la decisión de acortar los tiempos debe llevar implícita, creo yo,  la de esforzarse al máximo porque todxs y cada unx tengan la atención que se merecen.

Y si no encontráis el momento de tener vuestro segundo hijo o hija o no tenéis prisa u os da lo mismo, recordad que dejar pasar entre tres y cuatro años para embarazarse de nuevo puede ser una solución apropiada para el desarrollo del hermano o hermana mayor y también os facilitará mucho la vida a vosotras porque serán más autónomxs a todos los niveles.

Yo por el momento sigo esperando mi momento, espero que para cuando llegue no sea demasiado tarde.

¿Tuviste a tus hijxs muy seguidxs o dejaste pasar varios años? ¿Cómo ha sido tu experiencia?¿Querrás compartirlo con nosotras? Puede servir para que alguna familia tenga más información para tomar su decisión personal. ¿Consideras que es mejor acortar los tiempos de embarazo o alargarlos? Me encantará conocer tu experiencia o punto de vista.

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12 comentarios en “Y, ¿para cuándo un hermanito?

  1. ¡Enhorabuena mamá de Cuchuflin! ¡Qué bonito lo que cuentas de tu niño con su hermanito! Pues que vaya fenomenal lo que queda de embarazo, que sea una horita corta y que disfrutéis a tope de vuestra familia ampliada. Gracias por compartir vuestra experiencia. Un abrazo fuerte.

  2. Yo siempre he querido tenerlos cerquita, pero la regla no me bajó hasta que cuchuflin tenía 17 meses, cosa que agradezco porque con otro bebe muy seguido no se cómo lo hubiera hecho para atender las necesidades constantes de mi hijo. Ahora estoy esperando al segundo, y cuchuflin acaba de hacer dos añitos. Cuando nazca el hermanito aún no tendrá los dos años y medio, y sigue demanda son mucho y tomando teta, así q veremos como va. El embarazo lo estamos disfrutando muchisimoooooo, cuchuflin no hace más que darle besos y contarle cositas!la verdad es q estamos super felices de q llegue el hermanito y creo q todos lo vamos a disfrutar!

  3. Madre mía Paulina, no aparentas esa edad para nada, estás estupenda. A mí me pasa igual, cada vez tengo más claro que una diferencia de tres años y medio o algo así nos facilitará a todos nuestros respectivos desarrollos, espero que para entonces no sea demasiado tarde. Estoy preparando un post pensando en ti, espero tenerlo listo esta semana. Un abrazo fuerte.

  4. Holaaaaa soraya
    Yo quiero tener otro también, el año que viene ya cumplo 40 años. .. y aunque tengo ese deseo luego pienso como lo podriamos gestionarlo en casa y se me quita las ganas jaja. Nico necesito ahora toda la atención. Ademas me he cogido la jornada reducida porque no me daba tiempo para nada. Cuando se acuesta nico estoy agotado y pienso en la gente que tiene 2 o mas niños y no se como lo hacen.

  5. Gracias Bei por compartir conmigo tu experiencia, creo que tres años es una buena diferencia para salvar el desarrollo de uno lo máximo posible y que no haya una diferencia de edad muy grande para que compartan juegos. ¡Todavía estoy en tiempos! Un abrazo.

  6. ¡Hola guapa!
    Para mi el mínimo es de tres años, mis niñas se llevan casi dos y fue una locura muy grande al principio (o yo estuve muy sola, nunca lo sabré). Ahora estoy muy feliz pero muchas veces pensé que deberíamos haber esperado un tiempo. Con tres años ya no son tan bebes, suelen dormir mejor, tomar menos teta (o nada)… y siguen pudiendo jugar juntos… además que el embarazo con una toddler para mi fue muy duro…
    Pero te animo a que no lo dejes mucho, es una experiencia maravillosa 🙂

  7. Yo también estoy de acuerdo en esperar. También entiendo los problemas que tiene esperar tres o cuatro años. Otro tema que me parece interesante en este caso es, ¿Cuando nos capacita la naturaleza para tener el siguiente hijo? En mi caso llevo 15 meses de lactancia y todavía no me ha venido la regla. Mi hermana estuvo sin ella dos años y medio, todo el tiempo de la lactancia. En algún sitio leí que en condiciones naturales de lactancia a demanda completa (Sin jornadas laborales que nos impidan darle el pecho como ellos demandarían) la falta de regla puede llegar a ser hasta que el bebe no haga tomas con una separación de más de 6 horas, lo que suele ser sobre los 3 años. Con lo que la naturaleza de forma sabia no nos da la opción de tener otro bebe hasta que el mayor sea lo suficientemente independiente.
    No se como os ha pasado a vosotras

  8. Claro, es sólo una opinión, discutible como todo lo que escribo, pero además de ser lo que yo siento, está documentado. Aunque no paro de pensar que siempre se pueden encontrar teorías y experimentos que acreditan una idea y la otra. Creo que es bueno leer sobre algunos temas que no te has planteado y otros sobre los que tienes dudas, porque mi experiencia personal en las familias y también en las educadoras es que cuando tienen una idea clara no hay argumento ni experimento científico que les contradiga. Quizá yo haga lo mismo, busco la información que acredita lo que pienso, aunque trato siempre de que todo vaya en la línea del respeto al desarrollo de niños y niñas siempre tratando de ser coherente. He estado leyendo tu blog y recordando cosas de Desarrollo Socioafectivo, me encantaría comentar cosas pero sigo sin poder, bueno alguno hice, ya me dirás si llegaron, aunque da la sensación de que no, me pasa igual con otra amiga.

  9. Es un tema muy interesante para los que planean tener hijos o no saben qué hacer ni lo que es más apropiado. Aunque la decisión final la toma uno mismo, no está mal saber también otros puntos de vista por pura información.
    Supongo que cuando llegue el momento también lo plantearé, como hija de familia numerosa y hermanos muy seguidos (me llevo 1 año y 1 mes con mi hermano pequeño, y otros hermanos 1 año y 3 meses) y viendo cómo terminó mi madre (descompuesta), será importante tenerlo en cuenta.

    ¡Un saludo!

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