Nos encontramos en días de vacaciones donde hay que pensar en realizar actividades interesantes con nuestros pequeños y nuestras pequeñas. Aunque estas fechas están llenas de planes para hacer, os propongo una actividad cultural para que se familiaricen con el entorno de los museos y generen el gusto por el arte, si os quedáis en Madrid y vuestros niños tienen ya tres o más. La idea es hacer una visita en familia al Museo Thyssen, ¿suena bien, no? Os cuento mi experiencia, en esta ocasión como profesora no como madre. El próximo año ya tendré las dos versiones.
Nuestra visita al Museo Thyssen
Hace unas semanas me fui con mis alumnas de segundo curso del Ciclo de Educación Infantil a visitar el Thyssen, era una visita guiada dirigida a niños y niñas de cuatro años. Esta actividad está dentro del programa formativo de la asignatura (en nuestra jerga, módulo) de Expresión y Comunicación. Uno de los objetivos de esta visita es ver cómo se puede acercar el arte y los museos, con todo lo que esto conlleva, a niños y niñas de Educación Infantil.
Tras sentarnos en grupo en el suelo del museo después de haber pasado el control de la entrada y dejar abrigos y mochilas, nos recibe María, una guía muy joven y muy preparada que se hizo perfectamente con el grupo, haciéndonos demostraciones en algunos momentos como si nosotros fuéramos los niños y las niñas de un grupo que hace una visita y resolviendo nuestras dudas adultas acerca de las obras, el museo y la actividad propiamente dicha. Una gran profesional desde mi punto de vista.
Métodos empleados en los museos
En el Thyssen, nos contaba María, emplean el método de Filosofía para niños, la idea es que trabajan todas las imágenes del cuadro, incluso las que puedan ser más problemáticas por lo que representen, siempre adaptándose al nivel evolutivo de niños y niñas y teniendo en cuenta la historia que encierra el cuadro y el artista que lo pintó dentro del momento histórico y las circunstancias en que lo hizo.
Al parecer hay museos donde emplean el método Visual Thinking, en esta metodología se evitan imágenes conflictivas de las obras, se trabajan las imágenes en sí mismas sin tener en cuenta los contextos ni los autores. De tal manera que trabajan igual una foto de una revista que una pintura.
Entiendo que son formas diferentes de interpretar lo mismo y a mí me falta información para opinar al respecto, pero a simple vista, me pareció muy interesante el planteamiento del Thyssen en cuanto al método para trabajar las obras. La metodología de «filosofía para niños» implica partir de la creencia de que el arte es subjetivo y por tanto, todo el mundo sabe de arte, porque cualquiera puede aportar su visión subjetiva de lo que le parece la obra que tiene delante. María nos contaba las ventajas que podía tener el planteamiento de una niña o un niño al valorar un cuadro, aportan una visión fresca, inocente, sin carga histórica que puede ser tan valiosa o más que la de un estudioso de la pintura. También nos comentó que un cuadro se puede enseñar a leer como si fuera un libro pero alguien te tiene que enseñar a hacerlo.
En la visita real con los niños y las niñas, María les explica que van a iniciar un juego y que como en todos los juegos, hay unas normas básicas que se deben cumplir:
– No tocar las obras
– Hacer silencio mientras vamos de un cuadro a otro para no molestar a otras personas que están visitando el museo
– Esperar turno para hablar cuando estemos analizando cada cuadro
– No correr por los pasillos
– No comer ni beber dentro del museo
– No pegar a los compañeros y compañeras
Me parecieron bastante razonables, ¿qué opináis?
El mercado de los colores, nuestro recorrido guiado
Nuestra guía, si no le entendí mal, nos explicó que en el Museo Thyssen hay treinta recorridos guiados de los cuales tres están pensados para niños y niñas de cuatro años, entre ellos el que hicimos nosotras en nuestra visita. Por este motivo, con la idea de que os animéis a acercaros al museo en algún momento trataré de no desvelaros lo más interesante.
Nuestro recorrido se llama Mercado de los Colores, forma parte de las actividades del Museo que podéis encontrar en este enlace y se dirige a niños y niñas de Segundo Ciclo de Educación Infantil, de unos cuatro años. Además de este recorrido hay otros dos como os decía que son: Dentro-fuera y Letras. Nosotras accedemos a esta actividad porque la idea es que en el futuro nuestras alumnas puedan llevar a su alumnado a una visita al museo desde la escuela. Por tanto, en este caso no está enfocado para trabajarlo con las familias. Pero el museo tiene otras alternativas, os incluyo el enlace para que podáis informaros, ahí tenéis recogidas las actividades para niñas y niños a partir de tres años acompañados de sus familias.
A la hora de elegir las obras, ¿qué se tiene en cuenta? En este caso, los colores de los cuadros, por motivos obvios y además, que puedan encajar con los intereses de niños y niñas, que las obras sean grandes, de tal manera que se puedan visualizar al mismo tiempo por todo el grupo así como que estén en un lugar cómodo para poder analizar el cuadro y favorecer las participación de todos los niños y las niñas.
Nuestro recorrido incluía las cuatro obras que os incluyo en este post. Como la idea es que os animéis a visitar el museo con vuestras hijas y/o vuestros hijos si no en estas vacaciones, en cualquier otro momento, no quiero desvelaros cómo se trabaja cada uno de estos cuadros, no tengo constancia de que no se repitan en alguno de los recorridos de familias. Pero si me gustaría explicaros un poco como María, la chica que nos mostró el nuestro, enfocó la visita y el análisis de las obras.
Además de las normas antes comentadas, puesto que nuestro recorrido se organiza en torno a un eje conductor que es el color, de ahí su nombre, El Mercado de los Colores, antes de empezar se les comenta que van a ir a un mercado donde podrán comprar colores, «¿habéis traído dinero?». No pasa nada, la guía se lo reparte antes de empezar el recorrido, un dinero mágico que no se ve pero está ahí y que son euros imaginarios. Con estas premisas parten los niños hacia el primer cuadro recorriendo pasillos del museo, la idea es que puedan descubrir todas las instalaciones mientras van de un cuadro a otro y así puedan generar un interés por ver otros cuadros para un momento futuro.
Una vez situados los niños y niñas en el suelo frente a la obra, se les pregunta qué ven en el cuadro y con total libertad van comentando qué cosas ven, la guía va recogiendo toda la información, se trata de acompañar a los niños y las niñas para que por sí mismos vayan viendo aspectos esenciales de la obra como que El sueño de Franz Marc, muestra una imagen de la noche. Si no llegan por si solos se les muestra información extra que pueda ayudarles. La guía resume toda la información aportada por todos ellos, niños, niñas y la propia guía y lo complementa con información interesante de la obra como la idea de que Frazi era una niña de doce años que solía posar para Kirchner en sus cuadros.
Para finalizar, María comenta que ahora van a comprar colores. «¿Qué color queréis comprar?» Una vez elegido el color, María lo va «recogiendo» del cuadro y guardándolo en sus manos para después pasárselo a su comprador o compradora. En función de la cantidad de color y de la importancia que tiene ese color en el cuadro, se le pone un precio y el niño o la niña puede comprarlo con el dinero imaginario que se les entregó al principio. Creo recordar que María vendió el verde del cuadro de Kirchner por 50 euros, fue uno de los más caros porque había mucho y porque era el color de la cara de la protagonista.
Yo reconozco que la metodología me gustó, estamos hablando de niños de cuatro años y creo que es una manera de captar su atención, de que valoren la importancia de los colores en los cuadros y de que participen en todo momento en el análisis de la obra.
Una vez finalizado el recorrido, nos dirigimos al taller, allí vamos a concluir la visita plasmando con nuestras manos a través del color, lo que necesitemos expresar. La actividad que nos propusieron fue crear un mar de colores, nos dieron el fondo de nuestro mar (celofán transparente) y los colores para decorarlo (celofanes de color). Después, se proyecta nuestro mar con la ayuda de un retroproyector para ver nuestra obra. En el caso de los niños y las niñas se les da la oportunidad de interactuar a su antojo, colocarse delante o detrás de la luz para ver los diferentes efectos. Al final se llevan un trocito a casa. Nosotras nos llevamos nuestro mar entero para colocarlo en el instituto.
Aspectos a mejorar
No quería terminar esta publicación sin comentar un par de cosas que me parecieron poco correctas por parte del museo. Primero que se cobre a las alumnas del Ciclo Formativo a razón de 150 euros por grupo, esto supone que paguen entre 4 y 6 euros por persona en función del tamaño del grupo. Cuando la idea es mostrarles la existencia de esta actividad para que en el futuro la realicen con los niños y niñas de la Escuela Infantil. Creo que podría ser más económica por no decir gratuita, aunque entiendo que hay que pagar los servicios de la guía estoy segura de que ella cobra muchísimo menos de 15o euros.
Por otro lado, el planteamiento de la actividad era de dos sesiones, que costaban lo que ya os he comentado. Para la segunda sesión que se hace unos días después, se les pide a las alumnas que preparen un pequeño proyecto sobre cómo trabajarían ellas estos recorridos con los niños de dos a tres años porque el Museo no tiene aún programadas actividades para estas edades aunque están preparándolo. ¿Es un poco raro, no? En una actividad pagada las alumnas se ven en la tesitura de realizar un trabajo para exponer allí que no deja de ser una exposición de ideas mejores o peores sobre algo que el Museo está proyectando, creo que sobran más explicaciones. Lógicamente, las alumnas no estaban muy conformes, a pesar de todo, lo hicieron.
¿Os animáis a probar?
Salvando los aspectos de mejora que entiendo que no afectan a las actividades para familias, considero que puede ser una actividad que merezca la pena. Las visitas familiares cuestan 8 euros por persona y duran dos horas, no es baratísimo pero si generamos gusto por el arte y le mostramos a nuestras hijas e hijos que ir a un museo puede ser una actividad muy divertida en la que aprender muchísimo, creo que merece mucho la pena.
Si os animáis o ya habéis hecho alguna visita de este tipo en este museo o en otro, me encantará saber cómo han sido vuestras experiencias. A lo mejor nos recomendáis alguna más interesante o más económica para empezar. Cualquier comentario, sugerencia o valoración será bien recibida.
Obras que aparecen en este post, en este orden: Franz Marc, The Dream, 1912; Vincent van Gogh, «Les Vessenots» in Auvers, 1890; Wassily Kandinsky, Picture with Three Spots, No. 196, 1914; Ernst Ludwig Kirchner Fränzi in front of a Carved Chair, 1910.