Cuando decidimos llamar a la exposición Inspiradas en Montessori, fue porque entre otros motivos, no todos los materiales que se realizaron eran materiales propios de esta autora. Aunque sí que todos surgieron a partir de un proceso de investigación sobre María Montessori que llevó a mis alumnas y alumnos de Educación Infantil a descubrir las Pedagogías Activas y a interesarse por otra forma de educación más manipulativa, más autónoma y más respetuosa.
Así fue como Roberto llegó a decidir que haría una mesa de luz. Este material se relaciona directamente con una metodología que se enmarca dentro de la pedagogía Reggio Emilia, una metodología que parte del autor Loris Malaguzzi y que es fuente de inspiración en muchos de los proyectos educativos respetuosos que cada vez más van surgiendo en todas partes de una manera imparable.
Para que leáis una descripción breve y bastante acertada de lo que supone el empleo de un material como este dentro de la filosofía Reggio Emilia, os comparto un post de De mi casa al mundo donde lo explican de manera muy clara.
De Loris Malaguzzi es fundamental que conozcas su poema Los cien lenguajes, donde explica como el niño o la niña tiene más de cien formas de comunicarse aunque siempre tratemos de limitarlo, de controlarlo. Os dejo el texto al final del post para que podáis leerlo si no lo conocéis.
Roberto no compró una mesa Lätt de Ikea para construir su mesa de luz que es lo que hacen la mayoría de las y los mortales. Compró maderas y construyó su mesa desde cero, con la ventaja de que le quedó más grande y pudo dejar un lado lateral para dejar los materiales fuera de la luz, lo que permite al niño o niña tener todo más al alcance de la mano y decidir cómo quiere gestionar la experimentación.
Además, preparó multitud de materiales para enseñar la cantidad de usos que puede tener este recurso a sus compañeros y compañeras de clase. Trajo arena, vasos de plástico transparentes de diferentes colores para trabajar con las mezclas, moldes de silicona de magdalenas, botellas sensoriales, etc. Dejando claro que este recurso da para mucho y que merece la pena tener una en casa y en las escuelas o proyectos educativos.
La verdad es que es un recurso muy bueno para trabajar la creatividad. Nosotros en nuestro complicado final de año 2015, pensamos que ya íbamos con retraso para hacerle una a Pequeñita, pero en aquel momento estábamos pensando en mudarnos y tener una mesa más no facilitaba mucho las cosas, luego nos mudamos y con las cajas, mi libro, mis exámenes… Todo se ha ido complicando. Pero de este verano no pasa. Tras darle muchas vueltas, no haremos una mesa como tal sino que la construiremos en una caja de madera que podrá colocarse en una mesa y guardarse bajo una cama cuando no esté en uso, todo con idea de organizar mejor nuestro espacio.
Lo que hacen muchas familias es construir en la mesa Lätt que os decía y luego usan esa misma mesa para otras cosas apoyándose en el metacrilato, pero yo no termino de verlo, unos amigos, en esa misma mesa, han confeccionado como una especie de tapa de madera para poner encima cuando no usan la mesa de luz para hacerlo más resistente y que su hija lo use para pintar o cualquier otra cosa, pero en temas de madera no somos tan apañados en casa, así que lo haremos de esta forma que os digo.
Os comparto la ficha que hizo Roberto explicando todos los pormenores de su mesa de luz:
De los muchos objetivos que pueden alcanzarse con este material, Roberto resaltó los siguientes:
- Mejorar el desarrollo de la motricidad fina.
- Comparar colores, formas y diferentes materiales a través de la experimentación y la manipulación
- Estimular la vista y el tacto
- Potenciar la creatividad
- Favorecer la coordinación viso-manual.
Materiales para hacer una mesa de luz:
Si os animáis a hacer una os comento lo que hace falta:
- Mesa de tamaño y altura adecuada a los niños y niñas que la usarán.
- Metacrilato translúcido cortado a medida
- Luces tipo Led para iluminar vuestra mesa. Esta es la mejor opción porque no es muy agresiva a la vista, al menos que sepamos. En cualquier caso, yo recomendaría poner las luces Led alrededor del cuadro de madera y no debajo para que la luz no se dirija de manera directa a los ojos.
- Soporte para el metacrilato: listones de madera, bisagras…
- Imaginación para empezar a elaborar materiales que podáis usar en la mesa. Roberto os muestra algunos ejemplos.
Sin lugar a dudas, este fue uno de los materiales más llamativos de la exposición que hicimos por todas las posibilidades que tiene y porque Roberto supo mostrarnos como sacarle partido. Esta mesa iba directamente a un colegio para usar en aulas con niños y niñas, así que doy por supuesto que este curso la habrán disfrutado.
Si queréis ver otras opciones sobre cómo hacer una mesa de luz, os dejo un post de Aula TEA de los Soles donde recoge diferentes formatos para hacerlas. Cuando tengamos la nuestra prometo compartirla.
¿Cómo nace “Inspiradas en Montessori”?
Al final del curso 2014/2015, mis alumnas de primer curso del Ciclo de Educación Infantil del IES Villablanca, realizaron materiales educativos inspirados en María Montessori y otras Pedagogías Activas. Con ellos se creó una exposición que llamamos: “Inspiradas en Montessori”, la cual estuvo expuesta durante unos días en el instituto con bastante éxito. Solo quedaba una parte, les prometí que la exposición también estaría recogida en mi blog y hasta ahora no ha sido posible. Como lo prometido es deuda, aquí está.
Esta exposición supuso un proyecto que se realizó fuera y dentro del aula con resultados muy interesantes como iréis viendo a lo largo de la publicación de las entradas. Quiero agradecerles a todas ellas (también a los chicos) su esfuerzo, sus ganas, su motivación que aún hoy en día me demuestran aunque ya no les doy clase. Fue un gusto compartir con ellas aquel año escolar y será un gusto seguir compartiendo otras cosas: los teatros, sus fotos en mi libro, sus correos, los talleres…
Ni ellas ni yo somos expertas en Montessori y las explicaciones que os iré dando no se hacen desde un planteamiento muy purista sino con la intención de que este tipo de materiales puedan ser empleados en casa o en escuelas y colegios donde casi nunca vamos a encontrar (al menos por el momento, todo llegará) personal especializado en esta autora y en otras pedagogías activas y donde las condiciones que solemos tener no permiten fácilmente aplicar el método tal cual era. Aún así, iréis comprobando por vosotras mismas (personas que me leéis) que merece la pena emplearlos.
Todas estas entradas van a ir quedando recogidas en el menú principal de este blog en una pestaña que se llama Montessori DYI.
Para terminar os dejo con el poema que os comentaba de Loris Malaguzzi.
LOS CIEN LENGUAJES
El niño
está hecho de cien.
El niño tiene
cien lenguas
cien manos
cien pensamientos
cien maneras de pensar
de jugar y de hablar
cien, siempre cien
maneras de escuchar
de sorprenderse, de amar
cien alegrías
para cantar y entender
cien mundos
que descubrir
cien mundos
que inventar
cien mundos
que soñar.
El niño tiene
cien lenguas
(y además cien, cien, y cien)
pero se le roban noventa y nueve.
La escuela y la cultura
le separan la cabeza del cuerpo.
Le hablan:
de pensar sin manos
de actuar sin cabeza
de escuchar y no hablar
de entender sin alegría
de amar y sorprenderse
sólo en Pascua y en Navidad.
Le hablan:
de descubrir el mundo que ya existe
y de cien
le roban noventa y nueve.
Le dicen
que el juego y el trabajo,
la realidad y la fantasía,
la ciencia y la imaginación,
el cielo y la tierra,
la razón y el sueño,
son cosas
que no van juntas.
Le dicen en suma
que el cien no existe.
Y el niño dice:
En cambio el cien existe.
El niño
está hecho de cien.
El niño tiene
cien lenguas
cien manos
cien pensamientos
cien maneras de pensar
de jugar y de hablar
cien, siempre cien
maneras de escuchar
de sorprenderse, de amar
cien alegrías
para cantar y entender
cien mundos
que descubrir
cien mundos
que inventar
cien mundos
que soñar.
El niño tiene
cien lenguas
(y además cien, cien, y cien)
pero se le roban noventa y nueve.
La escuela y la cultura
le separan la cabeza del cuerpo.
Le hablan:
de pensar sin manos
de actuar sin cabeza
de escuchar y no hablar
de entender sin alegría
de amar y sorprenderse
sólo en Pascua y en Navidad.
Le hablan:
de descubrir el mundo que ya existe
y de cien
le roban noventa y nueve.
Le dicen
que el juego y el trabajo,
la realidad y la fantasía,
la ciencia y la imaginación,
el cielo y la tierra,
la razón y el sueño,
son cosas
que no van juntas.
Le dicen en suma
que el cien no existe.
Y el niño dice:
En cambio el cien existe.