Oversharing o “mamá, ¿puedes borrar mis fotos de tu Facebook, por favor? “

Ya empieza a verse algo que se anunciaba como uno de los daños colaterales de las redes sociales. Sabemos que esta nueva forma de comunicarnos tiene muchas ventajas. Nos permite estar unidos y unidas a personas que se encuentran lejos o a quienes por su disponibilidad no podemos ver a menudo, podemos enviar una foto a alguien para que vea en directo que estamos haciendo y también mostrar a familiares una nueva hazaña de nuestro pequeño o pequeña, entre muchas otras cosas. De esto último es de lo que os quiero hablar hoy.

Muchas familias publican a diario fotos y vídeos de sus bebés y de sus niños y niñas más mayores en poses divertidas, en hazañas curiosas, en caídas divertidas o hablándole a la cámara con sus lenguas de trapo lanzando mensajes. En principio, parece algo inocente, se comparte en redes con la familia y los amigos y solemos darle a “me gusta” o llenarlo todo de corazones porque son momentos entrañables que a todos y todas nos gustan.

La historia es que nuestros hijos e hijas van creciendo, tienen sus propias cuentas de redes sociales que suelen estar asociadas a las nuestras. El problema viene cuando llega la adolescencia, cada vez más temprana y de repente las y los compañeros de clase casualmente llegan a alguna de esas publicaciones y ya está el cachondeo servido.

Una publicación inocente de un niño con un cuenco de sopa sobre la cabeza que nos puede parecer tan entrañable a amigos y familiares adultos puede suponer que nuestro hijo o hija sea el “comesopas” para todo lo que le quede del instituto e incluso más allá en el tiempo en el barrio donde vivamos. A priori, sabemos que esto no debería ser así, que los colegios deberían trabajar estos temas y muchos lo están haciendo y cada vez más familias estamos haciendo lo que podemos por educar a nuestros hijos e hijas en modelos más respetuosos. Ahora bien, no nos engañemos, aún queda mucho por hacer. Además, con que un solo niño quede etiquetado como el “comesopas”, aunque solo sea uno, ya tenemos motivos para darle una vuelta a este tema.

No sé si os ha pasado alguna vez, un amigo o amiga comparte una foto del pasado en la que sales horrible o estás haciendo el ridículo más espantoso y te conviertes en el cachondeo del grupo de amigos durante toda la semana gracias a un simple mensaje de WhatsApp. En nuestro caso, es algo superable, te la guardas y prometes venganza, como mucho, pero no supone un trance mucho mayor. Imaginaos el efecto de esto en un chico o chica adolescente que no se sienta muy seguro o segura.

Esto que os cuento, no es una de esas exageraciones mías que comparto de vez en cuando. Escribo este post a raíz de la lectura de un artículo que he leído donde se plantea que cada vez más chicos y chicas acuden a terapia por situaciones de este tipo.

Resulta que ya es una realidad que niños y niñas les pidan a sus familias que eliminen sus fotos de las redes sociales para evitar este tipo de trances. A esto se le llama “identidad digital”, al hacerse mayores descubren que en las redes hay toda una historia de su vida adornada con frases que dijeron en alguna ocasión y sus padres o madres compartieron, fotografías, vídeos y todo tipo de explicaciones de sus avances. Algo que debería pertenecer a su más estricta intimidad hasta que ellos y ellas fueran capaces de gestionar esta información y decidir qué quieren hacer con ella.

Yo os hablaría de los problemas que existen hoy en día con las y los chavales del instituto gestionando muy mal información personal que les pertenece. Se comparten fotos de la intimidad que luego terminan en foros públicos con consecuencias dramáticas, se chantajean entre ellos, surgen casos de bullying alrededor de este tema y un largo etcétera de sucesos que tienen lugar varías veces al año en el curso escolar, pero no es de esto de lo que os quiero hablar hoy.

Hoy quiero apelar a vuestra responsabilidad como madres, padres, abuelos, abuelas, amigos y amigas de la familia de los niños y niñas de los que continuamente se publican fotos y vídeos muy explícitos para que valoréis los efectos de este tipo de escenas en las vidas de las y los más pequeños. A este fenómeno se le llama oversharing y como os decía, ya está generando muchos problemas entre los adolescentes. Según datos de Coaching Club, este fenómeno afecta a cuatro de cada cinco niños y niñas. Es como para pensárselo, ¿no?

En todas las casas están esos viejos álbumes de fotos familiares que nos encanta mirar de vez en cuando. Esos donde nos vemos con aquellas pintas que se llevaban en los ochenta o los noventa. Seguramente no os gustaría que esos álbumes fueran públicos y cualquiera pudiera mirarlos en todo momento. Pues hay niños y niñas que están así de expuestos y dentro de unos años, los álbumes de fotos sobre su historia de vida, en lugar de estar en un armario del salón de casa, estarán ahí en las redes sociales para uso y disfrute de cualquiera que quiera admirarlo.

Os recuerdo que la mayoría no tenemos bien configurados los ajustes de privacidad de nuestras redes sociales. Y aunque lo hagamos, es difícil tenerlo al día, las plataformas modifican las configuraciones continuamente y es necesario ir ajustándolo a menudo. Por este motivo, es habitual que se pueda acceder a casi toda la información que allí se encuentre.

Esta es la reflexión que os traigo para hoy. Una que para mí es difícil porque muchas veces hablo de mi hija y siento que no debería hacerlo. Es algo que tengo que gestionar. Por citar algún ejemplo, si en algún momento, los compañeros o compañeras de mi hija descubren que su madre tiene un blog, podrían leer como ella se quitó el pañal y no sé hasta qué punto es necesario que tengan una información tan personal. En un futuro próximo porque esto va deprisa, tendré que replantearme qué hacer con mucha de la información que voy volcando por aquí.

Os dejo un artículo donde se explica cómo borrar una identidad digital creada en Internet.

¡Qué tengáis un feliz día!

Todas las fotos han sido tomadas de OpenPhoto con Licencias Creative Commons.

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5 comentarios en “Oversharing o “mamá, ¿puedes borrar mis fotos de tu Facebook, por favor? “

  1. Yo creo que las familias no son conscientes de este tema. Lo vemos los profesionales en los centros y cómo dices es tremendo. Tengo la experiencia en Secundaria, no me había planteado que empezaran tan pronto, pero claro, si les regalan el móvil de regalo en la primera comunión… Son demasiado pequeños y pequeñas para manejar algo así, lo hacemos fatal nosotras…

  2. Totalmente de acuerdo. Y soy la primera que cuelga fotos (no públicas), y si son públicas con la cara tachada, y habla de su desarrollo o los viajes, pero tengo muy claro que el día de mañana no me importaría borrarlo de la red si hiciese falta.
    Este tema hay que tenerlo muy presente para que, el día de mañana, cuando tu hijo/a sea consciente y la responsabilidad y deseo sobre si quiere o no salir en las redes sociales pase a ser suya, que nosotros como padres tengamos la obligación de hacer caso de sus peticiones, ya que es su imagen de la que se está hablando.

    De todas formas hay padres que cuelgan cada cosa que me da vergüenza, y eso que no es mi hijo. Y no creo que lo que cuelgas aquí de Pequeñita sea motivo de vergüenza. Pero claro, nosotras como madres lo veremos tan normal, a saber ella.

    Pero bueno, me preocupa más lo que cuelgan algunas niñas y niños y adolescentes haciéndose los mayores, que lo que pueda colgar un padre sobre su bebé…pero ese ya es otro tema. Queda mucho por trabajar con niños y adolescentes sobre las redes sociales, y parece que nunca es suficiente, ya tienen hasta Messenger de Facebook solo para ellos…

  3. Totalmente de acuerdo Soraya, son tan peligrosas y es más, el pasado puede arruinar a un adolescente, pero el presente puede hundirle..veo cada día más niñ@s en 4°, 5°, 6° con perfiles en Facebook, instagram, Twitter, lo primero me pregunto …y sus padres dónde están? Y cómo son? Q permiten esto? Y lo segundo saben lo peligroso de el uso inadecuado? Porque cuelgan TODO, sus ligues, sus intimidades, sus dudas, sus enfados, se insultan y se chistan en ese entorno virtual incontrolable
    .y algunos de ellos son interceptados y coartados por los agentes tutores…y después un castigo de unas semanas sin el móvil y vuelta a empezar..

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