André Stern, lo que niños y niñas traen de serie.

André Stern«Me llamo André Stern, soy un niño de 46 años, no como caramelos y no voy al cole»

Así es como se presentaba el hijo de Arno Stern cuando tenía 4 años y así sigue haciéndolo en las numerosas conferencias y talleres que imparte por diversos países de todo el mundo. Ya os comenté que asistí a uno de sus talleres cuando os hablé de cómo nuestros niños y niñas buscan el cemento para sentirse seguros. El taller con André, fue una grandísima experiencia, tenía muchas ganas de conocerlo, fue algo muy cercano, unas treinta personas en un círculo charlando con él y aprendiendo mucho, muchísimo. De algunas de las cosas que aprendí quiero hablaros hoy.

Basado en estudios actualizados de la neurobiología y rodeado de personas relacionadas con el mundo de la educación, repite una y otra vez cosas tan interesantes como, que en la naturaleza del niño está crecer y aprender, no puede no crecer o no aprender porque está optimizado para hacerlo, todos los niños y las niñas del mundo están preparados para avanzar, tienen unas predisposiciones innatas muy desarrolladas que les permiten hacerlo, hagamos lo que hagamos, incluso si no hacemos nada. De esto quiero hablaros, de las disposiciones o capacidades que, de serie, traen todos los niños y niñas en condiciones normales.

Disposiciones (o capacidades) innatas que traen de serie niños y niñas

Disposición innata 1: Jugar

Niños y niñas juegan en cuanto tienen ocasión, en la guerra, en el hospital, con hambre, en condiciones ideales… El juego es incluso más fuerte que el dolor, ante situaciones horribles, los niños y las niñas siguen jugando. La neurobiología sabe que esta predisposición al juego supone un dispositivo que es ideal para el aprendizaje, pero es que además, no hay otra opción. Aprendizaje y juego van juntos en niños y niñas y estos no entienden que se separen. Frases como «se acabó jugar, ahora vamos a aprender los números», para un niño no tienen ningún sentido, es como si dijéramos, «tienes que respirar pero sin tomar aire». Lo más lógico sería pensar que la persona adulta que se lo dice es un auténtico idiota, pero los niños y las niñas no cuestionan al adulto ni siquiera los más pequeños. Su pensamiento egocéntrico (que no egoísta) hace que sientan que son ellos y ellas los responsables . Este tipo de situaciones de culpabilidad, ante hechos de este tipo, activa las mismas vías neuronales que el dolor.

Disposición innata 2: No hay nada genético

Antiguamente se pensaba que nuestro cerebro estaba preprogramado (genetistas) y eran los genes los que definían la inteligencia de las personas, así se sabía quiénes eran los listos y quiénes los tontos, en palabras de la calle. Este planteamiento era muy cómodo para plantear un orden del mundo. Los idiotas tendrían hijos idiotas y los listos, hijos listos. Se llegó a decir que la inteligencia se relacionaba con el peso del cerebro. Durante décadas se ha hablado de la especialización de los hemisferios, la parte creativa y la parte racional. A fecha de hoy se sabe que lo verdaderamente importante es la conexión entre ambos. Esto equivale a decir que no hay conducta creativa sin un mínimo de racionalidad y no hay razonamiento posible sin una leve creatividad, aunque sea para construir las frases. Es curioso comprobar que, el peso del cerebro, suele ser ligeramente mayor en los hombres y que las conexiones entre hemisferios son superiores en las mujeres, ahí queda todo eso para la reflexión histórica de los resultados de la ciencia.

Se dice que no hay nada genético porque se sabe que ahora los niños y las niñas tienen más desarrollo en zonas del cerebro como las encargadas de mandar órdenes a los dedos pulgares de las manos que sus homólogos de hace cincuenta años. El cerebro es como un músculo, se desarrolla aquello que más utilizas.

Disposición innata 3: Mente abierta y corazón abierto

Los niños y las niñas nos muestran cómo podría ser un mundo mejor con solo observarlos en su actividad espontánea. Para ilustrarlo, os cuento una anécdota de este fin de semana. Un artista callejero en un espectáculo en la Plaza Mayor de Madrid, había utilizado como colaboradora de su espectáculo a una niña de unos cinco años. Al finalizar quería hacerle un regalo pero no tenía nada para darle. Entre el público había un niño más o menos de la misma edad que llevaba dos globos con publicidad que le habían regalado. El artista cogió uno de los globos del niño y se lo dio a la niña. Al entregárselo, le dijo que el globo era robado y que dejaba en sus manos quedárselo o devolvérselo a su dueño. La niña lo cogió y se fue directamente a devolvérselo al niño que lo tenía al principio, cuando se lo fue a dar, el niño le dijo que no se lo devolviera que se lo regalaba. Niños y niñas suelen funcionar así cuando no son manipulados por personas adultas que les transmiten sus miedos, traumas y frustraciones. Si queréis otro ejemplo, que a mí me encanta, os dejo este vídeo donde se ve qué hacen niños y niñas cuando de dos en dos a uno se le da la merienda y al otro no.

En términos de André Stern, niños y niñas van con los brazos y el corazón abiertos al mundo sin ningún tipo de «ismo»: racismo, sexismo… No marcan diferencias por ningún motivo: estatus, profesión, sexo… Para un niño la profesión de basurero puede ser tan apasionante como la de una astronauta. Por ellos y ellas mismas, no necesitan que les mostremos qué es la tolerancia porque no conocen la intolerancia, al menos mientras logran no estar sometidos a la influencia adulta.

Disposición innata 4: Ir hacia el inmenso mundo

Porque niños y niñas, al no poseer esos prejucios, van al encuentro de las personas y sus diferencias para enriquecerse con ellas. Se interesan por aquello que la otra persona tiene y que puede generarles entusiasmo, cada persona puede darles una cosa diferente y son capaces de verlo sin juzgar beneficiándose con ello. Yo diría que si lo que quieren es un abrazo, van a buscarlo de la persona que da los mejores abrazos, si quieren un bizcocho se lo pedirán a quien sabe hacerlo, si quieren jugar a construcciones buscan quién puede jugar a esto con ellos y ellas. Todas las personas pueden ofrecernos elementos valiosos que pueden enriquecernos, los niños y las niñas, sencillamente van al encuentro de las personas en función del momento buscando aquello que pueden aportarles en cada caso. Niños y niñas ven en las personas adultas lo que fuimos, nuestro pasado, puesto que proyectamos el niño o la niña que fuimos y también nuestro futuro, somos un modelo de lo que pueden llegar a ser.

Además, tienen el poder de cambiar el mundo con su mirada, cuando una niña ve un cristalero haciendo su trabajo con esa mirada de asombro y de profundo respeto, el cristalero se siente mejor, por un momento su autoconcepto y su autoestima mejorarán, ese efecto lo ha provocado la niña con su mirada.

Disposición innata 5: Apego

Las culturas primitivas llevan a sus bebés pegados durante las veinticuatro horas del día al menos ha
sta que saben caminar por sí mismos. Hoy sabemos que a mayor apego seguro más independencia cuando llegue el momento en que puedan ser independientes. Nos empeñamos en querer que sean independientes antes de tiempo, cuando está claro que aún no tienen capacidad para resolver sus propias necesidades y no pueden, por tanto, serlo.

Niños y niñas nacen equipados de unos dispositivos que les permiten apegarse a otras personas para asegurarse de que alguien va a resolver sus necesidades, con idea de garantizar que esto es así, llaman la atención de estas personas, realizan conductas que buscan lograr el agrado de las personas adultas todo el tiempo, por una cuestión de supervivencia. Sin esas personas de referencia, no podrían sobrevivir mucho tiempo, el desarrollo de la especie hace que traigan ese aprendizaje adquirido en el nacimiento y esto afecta a sus relaciones con otras personas.

De esta forma, André Stern, explica cuáles son las características de niños y niñas. A partir de ellas, organizan su vivencia en el mundo. Estas disposiciones serán influenciadas por las personas que los rodeen y el contexto en el que se desenvuelvan.

En próximos post seguiré compartiendo reflexiones de André Stern y su forma de explicar las cualidades de niños y niñas y los factores que influyen en su desarrollo. Si queréis descubrir más sobre su planteamiento, podéis leer El sentimiento de exclusión del mundo adulto o Nuestros niños y nuestras niñas buscan el cemento para sentirse seguros.

¡Qué tengáis un buen día!

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6 comentarios en “André Stern, lo que niños y niñas traen de serie.

  1. ¡qué buen artículo Soraya!…
    Respecto a la educación creadora, en Madrid he encontrado muy pocas iniciativas o sitios «accesibles» (en cuanto a distancia y horarios). ¿Te imaginas un Le Closlieu en los coles?…
    Me encantaría profundizar mucho más en estos aspectos, por favor, no dejes de escribir artículos sobre Andre Stern e informarnos de sus conferencias.

  2. Excelente articulo, definitivamente los adultos somos los que tenemos el deber de aprender para poder tener chicos emocionalmente sanos y felices, muchas gracias por compartirlo!!!

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