Hace tiempo, compramos el tablero del cien. Este es uno de los materiales más conocidos de la gran María Montessori. Son muchos los usos que podéis darle, en la web podéis encontrar cientos de actividades para realizar con él. Lo que quiero transmitiros hoy es nuestra experiencia con una niña de cuatro años a partir de algunas ideas qué os pueden orientar sobre cómo empezar a usarlo.
El tablero del cien se suele usar con niños y niñas más mayores, pero yo creo que usándolo de manera lúdica puede ser muy útil para el aprendizaje lógico-matemático posterior y se puede empezar un pelín antes, siempre que al niño o a la niña le apetezca, ya sabéis.
ESCUCHAR EL NOMBRE DE LOS NÚMEROS
Es básico que escuchen cómo suena el nombre de los números como primer acercamiento para ser capaz de nombrarlos correctamente y para poder identificarlos después. Cuando nos llegó el tablero, jugamos a colocar los números siguiendo la plantilla que suele venir con él. Si vuestro tablero no traía plantilla, podéis hacerla en casa. El juego consistía simplemente en buscar los números que se correspondían con la plantilla y colocarlos en el mismo lugar haciendo una especia de mosaico. Hasta aquí se trata simplemente de un juego de percepción visual, buscamos la figura qué es igual y al colocarla en su sitio siguiendo un modelo, trabajamos también la orientación espacial.
Si además, vais nombrando los número que van eligiendo, les acercáis el nombre de dicha figura o del número, para ser más exacta. Si ya conoce algunos números y los identifica, la tarea es más motivadora. Podéis trabajar solo con algunos números, para ir aumentado el nivel de dificultad y hacer que la tarea sea más apasionante, así habrá más aprendizaje. Recordad que hay que moverse en la Zona de Desarrollo Próximo que decía Vygotski, si es demasiado fácil se aburren, si es demasiado difícil se frustran y abandonan. Por ejemplo, puedes ofrecerle los diez primeros números y que los vaya colocando siguiendo la plantilla. Una vez logrado esto, podéis pasar a la siguiente decena y luego a la siguiente.
Recordad que no es una competición, estamos acercando un material al niño o a la niña muy complejo para su capacidad cognitiva y no deberíamos tener ninguna prisa, con colocar una decena el primer día puede ser suficiente, el siguiente día podemos hacer dos decenas o esperar a que sea el momento para añadir números en función de cómo veamos que participan o quieren jugar a esto.
De igual manera, como estamos haciendo un juego más bien de percepción visual y no de aprendizaje de los números, eso ya llegará cuando sea el momento, podemos coger una decena al azar y tratar de colocarla, recitando los números a medida que los elija.
Tras realizar este juego en varios días, me di cuenta de que mi hija de cuatro años que aún tiene dificultades para identificar los números de la decena del diez, once, doce, trece… ya no decía «diecicatorce» ni otros nombres que ella había inventado para los números. Cuando los niños inventan nombres para números que aún no conocen nos damos cuenta de que ya están operando de alguna manera con ellos, están empezando a investigar este conocimiento, a experimentar. Esto puede ser una señal para introducir juegos de números más allá de los típicos del uno al diez.
RELLENAR EL TABLERO DEJANDO ALGUNOS HUECOS
Este es otro juego que hemos hecho con nuestro tablero. Yo coloco todos los números pero dejo alguno fuera, ella tiene que ir cogiéndolos y colocándolos en su sitio. Esto le permite ir viendo que hay una fila donde todos los números empiezan por tres, por ejemplo, entonces esa ficha que tiene cuyo número empieza por tres puede ir con esos otros.
Para favorecer que haga este ejercicio al principio, yo no dejaría sin poner más de un número de cada decena. Cuando lo hagamos, esto será más adelante, entonces tendrá que realizar una tarea más compleja. Tendrá que ver por qué número empieza su ficha del tablero para ver dónde puede colocarla y además tendrá que atender al segundo número para hacerlo correctamente. Es muy probable que si lo complicáis tanto veréis que el niño o la niña no atiende al segundo número y fijándose en el primero lo coloque al azar. Recordad que al colocarlo al azar puede ser que acierte pero no tenemos la certeza de que ha entendido la tarea.
Si miráis la foto, he dejado sin poner el número cuarenta, esto también aumenta el nivel del dificultad, porque para colocar el número como un juego de percepción visual que es lo que está haciendo tiene que mirar en una columna porque el criterio de «empieza por el mismo número no le vale». En algún caso, colocarán el resto de números si les resulta fácil y ese número será el último colocándolo descarte y no porque haya comprendido que ese número va colocado ahí.
Si ya habéis experimentado lo suficiente con el tablero y estas tareas que os propongo le resultan fáciles, entonces podéis complicarlo y al principio podéis darle algunas pistas, «mira, en esta columna, todos los números acaban en cero y el primer número coincide con: 1, 2, 3, 4, 5…
Podría darse el caso de que algún niño o niña, se centre en las columnas y no en las filas y coloque todos los números siguiendo este criterio, «todos acaban por … y el primer número coincide con: 1, 2, 3, 4, 5…» Tenedlo en cuenta porque a veces pensamos que ven la realidad con los mismos criterios que nosotras (personas que acompañamos) y no siempre es así. Este es el riesgo que tiene corregir una tarea que está haciendo el niño o la niña, podemos decirle que lo está haciendo mal y somos nosotras quienes estamos equivocadas.
COLOCAR LAS DECENAS
Para hacer este juego podéis usar la plantilla que os muestro en la foto, que da una pista de qué números hay que poner en cada fila y una vez que se maneje con soltura, trabajar sin plantilla y con decenas al azar. Podéis hacer montoncitos de números con cada decena y jugar a colocarlas.
En nuestro caso, tras haber realizado los otros juegos que os cuento, le di unas explicaciones sencillas de cómo iban colocadas las decenas. En la primera fila van los números formados por un solo número. En la siguiente fila los que empiezan con el número 1, luego los que empiezan con el número 2… El último número de cada fila es especial, siempre acaba en cero y su primer número coincide con la serie: 1, 2, 3, 4…
Aquí podéis colocar los montoncitos en orden para que los vaya cogiendo y colocando fila a fila y cuando ya haya hecho esto, colocar los montones al azar y que vayan cogiendo. Yo le enseñé un truco a mi hija, para saber en que fila debía colocar el montón que había elegido, imaginad que eran los sesentas (no sé si es correcto decirlo así) , contábamos la primera columna así: cero, uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis y ahí colocamos estas fichas que has cogido. Me encanta ver a mi hija contando y colocándolo en el lugar adecuado.
LA IMPORTANCIA DE NO CORREGIR EL ERROR
Sabéis que mis métodos Montessori son bastante «sui géneris», la autora no habría usado el material de esta forma de ninguna manera, al menos eso creo, tampoco soy especialista en este tema. Pero en casa, como os pasa a muchas (familias), nos resulta complicado no hablar cuando usamos un material con nuestra hija. Ella nos pregunta cosas y le contestamos, las presentaciones al más puro estilo Montessori son complicadas en los hogares. Además, en nuestro caso es complicado seguir su método tal como ella lo hacía por muchos motivos. La primera vez que le di a mi hija las tarjetas de la Caja de color, se dedicó a colocar pegatinas de colores parecidos en cada una de ellas. Imaginad que así no se puede ser muy ortodoxo en estos temas.
Pero hay algo que sí que intento cuando usamos un material, trato de no corregirle cuando se equivoca. Me parece mucho más interesante que lo descubra ella: cuando las piezas del puzzle no terminen de encajar, cuando le falten materiales porque los ha colocado mal, etc. Se supone que si lo que estamos haciendo se adecua a su nivel del desarrollo, será capaz de ver el error y si no puede verlo es porque nos estamos precipitando y no está preparada para realizar esa tarea. Si es esto último, corregirla le va a confundir más, no tiene sentido, mejor facilitar la tarea o jugar a otra cosa. Pasado un tiempo, volvemos a probar y vemos qué ocurre entonces.
De esta manera, si ella coloca una decena en otro lugar, espero a ver si al necesitar ese sitio para colocar otra se da cuenta, si no lo hace es porque nos estamos pasando, normalmente se aburre enseguida y cambiamos de actividad. Le doy pautas, pienso que esto no lo haría María Montessori pero le permito que ella las utilice como crea conveniente y voy observando.
¿Utilizas el tablero del cien con niños y niñas de estas edades? ¿Qué tipo de actividades realizas? ¿Querrás compartirlas por aquí? Te espero en los comentarios. Y ya sabes, si te parece interesante, no dudes en compartirlo. Muchas gracias.
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Yo he hecho el de Montessori en el hogar, si quieres conocer mi experiencia, puedes verla AQUÍ.