¿Tú hijo o hija juega a caerse? Perfecto, es un índice de maduración psicológica.
Normalmente, las niñas y los niños entre los 15 y los 18 meses tienen el placer de dejarse caer. Puedes haber visto a tu bebé, jugando a levantarse en la cama, la cuna o el sofá y dejándose caer mientras te muestra una gran sonrisa, satisfecho por su azaña. Con este gesto que implica jugar a perder la postura de pie nos muestran que tienen una representación interna suficientemente estable de su imagen corporal y supone además una muestra de seguridad en sí misma y una prueba de una separación bien asumida, de esto último hablaremos en otro post.
Si llas y los más pequeños viven con angustia la caída puede significar que algo está impidiendo que construyan una representación adecuada de su eje corporal. Esto, en algunos casos, podría trabajarse con una terapia psicomotriz adecuada.
Si tu bebé no ha jugado a caerse y tiene más de 18 meses, no te preocupes, puede ser que haya estado más preocupado de otras cosas, realizando otros juegos y no se le haya ocurrido que puede ser divertido dejarse caer. Puedes animarle a hacerlo y observar su reacción, si parece disfrutar con ello te estará mostrando que todo va bien y que no necesita más ayudas en este sentido. Si al caer da muestras de sentir miedo, entonces tienes una oportunidad fantástica para promover que tu hijo o tu hija gane seguridad, mostrando que estás ahí, que vas a ayudarle y que le apoyarás pase lo que pase, no sólo en este tipo de juegos si no en otras circunstancias de su vida.
Aucouturier, conocido por sus estudios sobre el desarrollo y sus terapias basadas en la educación y reeducación psicomotriz, explica que los recién nacidos, debido a la pérdida del sostén que había en el saco uterino tras el nacimiento, sienten miedo a caer. Por este motivo, necesitan sentirse bien sostenidos y protegidos. Este autor afirma que los niños que no han sido bien sostenidos, ni protegidos, experimentan ese miedo al caer, a precipitarse al vacío o al abismo en etapas posteriores. En situaciones extremas, los niños que han sido víctimas de manipulaciones violentas puede sentir angustia de caída que se relaciona de manera simbólica con una angustia de abandono a nivel afectivo y que afectará a diferentes aspectos del desarrollo.
Cuando Pequeñita tenía pocos meses, nos dimos cuenta de que muchas veces al intentar apoyarla en el capazo o en la cama, incluso estando dormida, se asustaba, daba un respingo y se ponía a llorar. Le preguntamos a la pediatra por qué le pasaba esto y nos contó que debido a una inmadurez en el Sistema Nervioso propia de su edad, cualquier movimiento que afectase a su eje corporal (eje que atraviesa por el medio la cabeza y el tronco) generaba ese «susto» que ahora entiendo que era una muestra de su miedo a caer. Nos recomendó, sujetarle la cabeza en línea con el cuerpo para que no notase ninguna brusquedad al pasarla de los brazos a otra superficie. Haciéndolo así, rara vez se despertaba y no daba signos de sentir miedo, siempre que lográbamos apoyarla bien, claro. A esto entiendo yo que se refiere Acouturier con sentirse bien sostenidos y protegidos. Hacer los cambios posturales con delicadeza cuando son tan pequeños facilita que ganen seguridad en sí mismos, que demos tiempo a que su desarrollo madurativo tenga lugar sin vivir situaciones traumáticas que puedan generar problemas futuros y contribuyen a que nos vayan dando muestras de que todo va bien como puede ser jugar a caerse hacia los 15-18 meses.
Fuente: Camps, C. (2006) El diálogo tónico y la construcción de la identidad personal. Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales, núm. 25, vól. 7(1). (pp. 13) Tarragona.
Me gusta mucho la relación que haces de jugar a caer de pequeños con el hecho de ser más valientes de mayores, estoy convencida de que está relacionada. Tengo ganas de veros. Besotes.
También pienso enseñar a caerse, si es un juego o por accidente, está bien. Necesitan ver que caerse no es nada mala pero una etapa de aprender. Por razones educativa muchos adulto tiene miedo a ‘caerse’ y no alcance sus sueños solo por esa. Yo con mi niña sonría cuando se cae y dijo ‘estas bien y no pasa nada’. Cuando se levanta la digo que estoy orgullosa.