Es asombroso escuchar relatos de familias donde todas las dificultades que se presentan parecen achacarse a niños y niñas: “es que tiene un trastorno del aprendizaje, es TDAH, tiene depresión, tiene ansiedad, esto es un principio de TOC…” Os aseguro que todos los ejemplos empleados los he escuchado en más de una ocasión.
¿Cómo puede ser? ¿Cómo puede tener un niño de tres años depresión? No podemos estar tan ciegas las personas que rodeamos a los niños y las niñas para justificar lo injustificable una y otra vez. Si a un niño o niña de esa edad se le diagnostica algo así y se decide dar medicación para tratarlo, inmediatamente se debería empezar un trabajo terapéutico con la familia, yo pienso que esto último antes del tratamiento. Cuento esto porque hace ya algunos años que existe Prozac para niños y niñas a partir de los 3 años, la primera vez que lo escuché se me pusieron los pelos de punta. Si vierais las cifras de consumo, os pasaría lo mismo a todas las personas que me leéis.
Fiscalizamos los diagnósticos y los tratamientos en las y los más pequeños y con eso eximimos de responsabilidad a la personas adultas. Muchas familias se preguntan qué han hecho mal pero no siempre toman conciencia de la realidad del problema, seguramente porque es probable que necesiten ayuda externa, pero esto aún es asignatura pendiente. Otras toman conciencia y no pueden permitírselo porque la red de servicios públicos no da a basto y no siempre se puede dar el mejor servicio.
Cuando una persona tiene ansiedad, se le da una baja y se le recomienda que haga una vida más tranquila, que se dé caprichos, se trata de que se liberen de responsabilidades para recobrar la salud… ¿y si es un niño o una niña? ¿Se le permite quedarse en casa y liberarse de responsabilidades, deberes, estrés por determinados compañeros y compañeras, docentes que no han entendido bien su profesión, ir de una casa en otra, de una extraescolar a otra? Muy pocas veces. Yo he visto como un padre como dejaba a un niño en el colegio, se había roto un brazo y le habían operado el día anterior, el padre le decía a la maestra que tuviera cuidado que estaba muy reciente, mientras ella le miraba con ojos de alucinada. ¿Cómo pensaba aquel hombre que ella con 27 niños y niñas iba a poder darle los cuidados que no podía darle su familia en casa?
¿Conocéis a algún niño o niña que se haya levantado con fiebre, le hayan dado un buen chute de Apiretal y le hayan llevado al colegio? ¿A qué sí? Conozco familias que lo reconocen no sin cierto pudor y otras muchas que sin reconocerlo, lo hacen. La primera vez va con cierto sentimiento de culpa, pero si sale más o menos bien, se normaliza y se vuelve a repetir. A veces las situaciones son desesperadas y esto no es culpa de las familias, el sistema es muy exigente.
No quiero poner culpas, lo que quiero es quitárselas a las y los más pequeños. La responsabilidad, que me gusta más que la culpa, es de las familias. Esto es importante, una de las diferencias es que si tienes la responsabilidad se entiende que puedes hacer algo para remediarlo, si tienes la culpa lo que has de hacer es pedir perdón. Pero este perdón no siempre conlleva una restauración del daño, más bien, casi nunca. Con lo cual, no se resuelve el error o el problema.
No son nuestros niños y niñas los que tienen problemas, es la sociedad, el sistema educativo, el capitalismo salvaje en el que vivimos todas las personas. Trabajo, trabajo… para poder pagar un montón de objetos y servicios innecesarios y algunos otros, que lo son pero tienen precios indignantes marcados por este mismo sistema.
Queremos poder pagar todo tipo de caprichos innecesarios que surgen de vacíos que crea el mismo sistema que nos hace trabajar duro para tratar de ganar más dinero para pagar las consecuencias que genera este ritmo de vida. Esto salió así, sin comas y creo que expresa mejor esa sensación de ahogo que entra cuando una se plantea este tipo de cosas.
Terapias individuales para niños y niñas sin darnos cuenta de que cuando se focalizan las soluciones sobre una única persona de la familia, se le está culpando de alguna manera de los problemas que existen en ella. Como si el problema fuera algo que está intrínseco en ellos y ellas. Lo siento pero sus carencias son fruto de un sistema que les queda grande, no es algo provocado por ellos mismos y ellas mismas. No lo es. Muchas veces quien debería hacer terapia o recibir ayuda es el maestro o la maestra que no está entendiendo su misión, las mamás y los papás que no están gestionando bien las necesidades en la familia. Casi siempre esto se da por desconocimiento, no creo que sea algo que se hace a propósito, pero ya hemos hablado muchas veces de este tema, sea como sea, esto perjudica a los niñas y las niñas y con ello, perjudica a nuestra sociedad del mañana.
A mis aulas llegan todo tipo de chicos y chicas víctimas de esto que os cuento. Hacia los 18 años, ya tienen más que asumido que son responsables de todas sus penas. Indirectamente se les transmite este mensaje cientos de veces y es devastador. No hay más que entrar en un aula y rascar un poco.
Como ya he dicho otras veces, creo que es necesario que hagamos una reflexión profunda sobre los valores que estamos transmitiendo a nuestros niños y niñas, si realmente estamos resolviendo sus necesidades o los dejamos llenos de carencia mientras les ofrecemos todo tipo de materiales que no necesitan. En la infancia lo que hace falta es tiempo de calidad, juego libre, comprensión y límites en forma de explicación de la cultura para que puedan ser autónomos y autónomas en su medio.
¿Qué opinas de todo esto? ¿Te parece que el reparto de culpas o de responsabilidades se hace de manera justa en las familias con niños y niñas pequeños que presentan dificultades? ¿Consideras que las familias somos un modelo y una referencia y en muchas ocasiones, las dificultades de nuestros hijos e hijas son fruto de nuestras carencias o es algo que les pertenece más bien a ellos y ellas? Te espero en los comentarios, será un placer conocer tu punto de vista.
Si os gustan las imágenes que he compartido, os encantará conocer a esta pintora, Mónica Lignelli, aquí puedes investigar un poco más.
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Eso es un regalazo tal y como están las cosas. Un abrazo.
Es como si me hubieses leído la mente. Insisto día tras día en dejar claro a cualquira que se me acerca que un niño no necesita una guardería; los padres la necesitan porqué están casi obligados a trabajar.
En teoría hemos avanzado porqué la mujer trabaja, pero en realidad estamos abandondando aún más la relación familiar. Padres que ven a sus hijos 2 horas al día… pero qué tipo de vida es?
Yo por suerte pude elejir y dejé el trabajo. Busco una manera de trabajar desde casa para dedicar todo mi tiempo a mi hija.
Normalmente no entienden mi posición, pero no me hace falta, porqué sé que hago lo mejor para ella.