En nuestras vacaciones en la playa, este año buscamos algún plan diferente para hacer con Pequeñita y Chiquitina y así fue como descubrimos este lugar, que me gustó tanto, que he decidido compartirlo por si en algún momento estáis por esta zona y os apetece disfrutar de una experiencia en familia divertida, agradable y muy educativa.
Conste que no todo eran familias con niñxs, compartimos talleres con personas adultas que venían en pareja a disfrutar de este lugar y todo lo que allí se ofrece. Los talleres en el rancho, al menos ahora en verano, se hacen todos los fines de semana. Os dejo el enlace a su web para que podáis informaros si vais en estas o en otras fechas, la ubicación exacta y toda la información que podéis necesitar para organizar vuestra visita.
El Rancho Cortesano abre a las 8:30 de la mañana para dar desayunos en su cafetería, allí podéis disfrutar de muchos panes artesanos de todo tipo de cereales, muchos de ellos con propóleo, miel, polen… Además de un café riquísimo, ofrecen zumos naturales y bizcochos caseros, el que probamos estaba muy bueno. Nosotras no fuimos a desayunar, llegamos para el primer taller de la mañana, pero hicimos un huequito para almorzar entre actividades y pudimos probar algunas de estas cosas que os comento.
El primer taller, el de apicultura empieza a las 10:00 de la mañana. Cuando llegamos, nos llevaron a una sala con una pantalla y un proyector y allí la persona que nos atendió, a pesar de ser jovencísima sabía muchísimo y nos contó muchas cosas interesantes además de responder a todas nuestras preguntas. Al salir de esta sala, pudimos probar miel directamente de un panal. Después, nos fuimos a una zona en la que teníamos que vestirnos para ir a ver las colmenas, esta parte fue muy divertida.
En grupo, nos fuimos a las colmenas, allí nos enseñaron como trabajaban las abejas y casualmente pudimos ver una chiquitita que después de terminada su fase de larva salía de la colmena para empezar su trabajo. Después de la visita a las colmenas, volvimos al lugar donde nos habíamos vestido para quitarnos la ropa, no sin antes revisarnos por si nos habíamos traído en la ropa alguna de las abejas. Al aire libre, en unas mesas habilitadas pudimos hacer una vela artesana con cera de abejas, un portavelas de barro y nos regalaron un tarrito de miel.
Luego Pequeñita y yo nos fuimos al taller de huerto mientras Chiquitina y su padre se daban un buen homenaje en la cafetería al que nosotras nos unimos después. En el taller de huerto, además de enseñarnos todos sus cultivos ecológicos, estuvimos recogiendo uvas, os enseño los racimos en las fotos, el sabor de las uvas es espectacular y en el precio se incluía la recogida de algunos de estos racimos que seguimos disfrutando en casa. Tras la visita al huerto, en la cafetería nos hicieron una limonada con zumo de uva que estaba buenísima.
Desde ahí fuimos al taller de alfarería y de pintado que funciona toda la mañana. Pequeñita pudo hacer una pieza en uno de sus tornos artesanales, esto me encantó porque son tornos que giran accionados por el pie del alfarero o alfarera, ahí pensé lo estupendo que sería que mi padre viviera para construirnos uno, seguro que lo habría hecho. Siempre quise tener un torno alfarero. En fin… Y tanto Pequeñita como Chiquitina pintaron una pieza de barro de las que tenían para el taller de pintado. La eligieron ellas mismas de las muchas que tenían y se pusieron manos a la obra.
En la información del rancho y en algún momento de la visita nos comentaron que había animales en alguna parte, pero la verdad es que íbamos con la agenda muy apretada y no nos dio tiempo a verlos. Solo vimos un pavo real, a Chiquitina le encantan, así que estaba emocionada.
El lugar nos encantó, la verdad, allí había mucha gente que había ido solo a desayunar, a comprar en la tienda o a pasar la mañana, es un sitio muy agradable, con sombras, vaporizadores de agua en la zona de la terraza, lo cual se agradecía porque hacía mucho calor. Al parecer es un negocio familiar, como nos contó Pilar, la encargada de los talleres de alfarería y pintado, varias familias, la suya de nueve hermanos y seis primos que han nacido y se han criado en este lugar. Pienso que han sabido mantener el negocio familiar con mucho gusto y aportando una alternativa interesante.
Antes de irnos pasamos por la tienda y nos llevamos un pan con propóleo y miel, polen y un tarro de miel que en casa usamos casi a diario (una cantidad pequeña) para endulzar el yogur natural griego que tomamos en el desayuno o en la merienda. El Rancho cierra a las 14:00, así que esto que os propongo es una actividad para hacer en una mañana. Eso te permite ir a la playa por la tarde o aprovechar para visitar Jerez si no lo habéis hecho, es una visita que merece la pena.
En cuanto a los precios para que os podáis hacer una idea del coste de la visita, hay un bono de talleres que cuesta 18 euros e incluye el taller de apicultura y dos talleres más que pueden ser el de huerto, el de alfarería y/o el de pintado. Si queréis hacerlos todos, entonces uno de ellos hay que pagarlo aparte. El taller de apicultura suelto cuesta 9,5 para personas adultas, 8 euros para Pequeñita y 5,5 euros a Chiquitina (ella tiene dos años), no tengo claro en qué edad hacen el cambio de precio. Y luego Pequeñita y yo hicimos el de huerto que si se hace fuera del pack, cuesta 5 euros. Tanto el de pintura como el de alfarería cuestan 7 euros cada uno. Es un poco complicado, pero si le explicáis a la chica que se encarga de cobrar los talleres en la tienda que es donde os cobran, lo que queréis hacer, ella se encarga de combinaros los talleres y haceros pack para que salga más económico.
¿Conocéis el Rancho Cortesano? ¿Queréis comentar vuestra experiencia para que otras familias tengan más referencias? A nosotras nos encantó, sin duda os lo recomiendo. Mis hijas disfrutaron muchísimo y nosotrxs también.