Como cada año, comparto con vosotras (personas que me leéis), nuestras fotos en la playa. Este año hicimos fotos un día con otra luz porque estaba nublado al final de la tarde y no teníamos garantías de lograr el efecto que queríamos.
Aunque al final pudimos hacer nuestro posado oficial como nos gusta, como algunas de las del primer día quedaron tan bonitas, me apetecía compartirlas con vosotras. Este año vienen acompañadas de algo que escribí ayer y que es probable que a muchas os haga sentiros identificadas.
Y mi niña crece y crece
La vida va pasando y mi niña crece y crece. Pasan los cumpleaños, las vacaciones en la playa, los agostos en el pueblo.
La vida sigue y mi niña crece. Los recuerdos crecen, las anécdotas, las vivencias… todo crece con ella.
Sumamos atardeceres, amaneceres, aventuras, ocurrencias…
Mientras yo observo, ella crece.
Ya no está mi bebé, esa etapa acabó.
Los días en que tenía un bebé que experimentaba, van dando paso a una niña que razona, que trata de comprender todo cuanto la rodea. Preguntas difíciles, respuestas que lo son aún más.
La niña se hace mayor y las necesidades van cambiando, las de ella, de nosotros, de todos a nuestros alrededor.
Algunas cosas se van colocando, otras generan nuevas dudas, nuevos retos.
Y mientras tú vas creciendo, yo crezco contigo, mis anhelos, los próximos sueños.
Tú creces y la vida sigue su curso.
Tras más de tres años de la experiencia más bonita e intensa de mi vida, ya soy consciente de que a la vez que tú creces, yo voy perdiendo cada vez más el control de esta vida que es la tuya, no la mía. Aunque la última ya no tenga sentido sin la primera.
Yo crezco mientras tú también lo haces, como madre, como mujer, como pareja, como hija, como amiga…
Mi niñita, ya tiene sus propios deseos y puede verbalizarlos.
Lo que ahora necesita supone volver a darlo todo cuando no has parado de darlo ni un minuto en tres años y medio.
Lo que desea una madre es ser capaz de hacerlo lo suficientemente bien para que ella pueda luego mejorarlo. Lo que siempre queremos, aunque a veces cometamos errores y trunquemos sus deseos, es que sean felices, mucho más de lo que nosotras lo fuimos. Así que deseo ser lo suficientemente feliz para poder transmitirte que ese es el camino porque ese será el mejor regalo que pueda dejarte.
¡Feliz verano 2016!