Hace unas semanas contactó conmigo la empresa Zaask, para ofrecerme una colaboración en el blog. No suelo tener colaboraciones de este tipo, pero me llamó la atención que tras observar mi blog decidiera escribir un post para él sobre el método Montessori, todo en mi vida últimamente gira en torno a él: muchas de mis clases en el instituto, nuestra asociación Fab-criando en tribu, el proyecto incipiente que está a punto de salir en el cole de Pequeñita y otras muchas cosas. Tras leerlo, creo que es una explicación clara en pocas palabras que puede servir para que personas que no sepan bien de que va esto, puedan sentir cierta curiosidad y querer saber más. Así que aquí está. He incluido algunas fotos de la exposición que hicieron mis alumnas el curso pasado en el IES Villablanca y que van a dar lugar a una nueva sección que empezó la semana pasada: «Inspiradas en Montessori o Montessori DYI»
El método Montessori, por Zaask
Últimamente está siendo cada vez más evidente que el sistema educativo que tenemos no resulta tan efectivo para nuestros pequeños, pues se trata de un método de enseñanza cerrado, basado en el aprendizaje de conocimientos que más tarde serán evaluados. No se centra en el desarrollo del niño en cuestión (a nivel social, emocional, físico y crítico), sino en la adquisición de una serie instrucciones que poco o nada se basan en el potencial del pequeño, y sin atender a los diferentes procesos y maneras de aprendizaje de cada uno. Frente a ello, existe un sistema que sí defiende que el niño aprenda en función de sus intereses personales y que tiene como objetivo que adquiera el máximo potencial en todos los ámbitos de la vida: se trata del método Montessori, creado a finales del siglo XIX por la italiana María Montessori.
¿Qué de bueno tiene este método de aprendizaje?
El niño aprende a través del juego y la diversión, pues el método Montessori permite que el niño experimente la alegría de aprender, disfrute del proceso de aprendizaje, además de que se asegure el desarrollo de su autoestima. Imagina una habitación libre de pupitres pero llena de materiales adecuados y de fácil acceso para los pequeños, bien ordenada (han de ser responsables y recoger aquello que utilizan) y a la que tienen acceso niños de diferentes edades (los pequeños aprenden de los mayores y estos se benefician de ayudar a los menores). De esta manera se desarrollarán social, emocional e intelectualmente. Los niños trabajan a su propio ritmo y sin profesores que les aporten una materia concreta, sino que hablamos de guías que les ayudan y les muestran la manera de hacer las cosas hasta que consigan hacerlas independientemente. Así desarrollarán habilidades de la vida cotidiana y desarrollarán la concentración, además de la coordinación entre cuerpo y mente.
Lo particular de este método es que los niños trabajen a su ritmo y en función del interés que les susciten las materias. Aunque no debemos hablar de materias en concreto, sino que van adquiriendo conocimientos y habilidades sin un patrón definido en función su curiosidad e interés (la doctora Montessori descubrió que los niños pasan por fases de interés y curiosidad por las cosas, que hasta los seis años su mente es capaz de absorber sin dificultad aquello con lo que tienen contacto, además de que asimilan el mundo que les rodea sin esfuerzo consciente). Es por tanto obvio que el niño va a absorber algo con mucha más rapidez y precisión si le interesa, o si le dedica el tiempo que realmente quiere y no el que le imponen.
¿Cómo aprenden realmente?
Se trata de un proceso que ellos mismos establecen. Por ejemplo, van a empezar a aprender a leer y a escribir mediante ciertos materiales que van a encontrar en el aula de trabajo: libros, juegos, actividades, etc. Y lo mismo pasa con las matemáticas. Un niño coge un libro de texto de nivel básico y empieza aprendiendo las letras (el guía se acerca para mostrarle ciertos trucos para ir juntando letras), después continua con otros libros más avanzados y de pronto… ¡sabe leer! Y no, no han sido necesarias eternas clases de treinta niños repitiendo que la m con la a es ma, sino que se ha producido durante el tiempo que el pequeño ha necesitado (para unos será más y para otros menos) y sin largas esperas hasta que la lección esté bien repasada. Una vez que aprenden a leer se pueden interesar por otras lecturas, como por ejemplo sobre el ciclo del agua; y ¡bum!, ya tienen adelantada una clase de Conocimiento del medio. No le han impuesto ese conocimiento, sino que ha surgido de su propio interés. Por supuesto, si los conocimientos básicos se les resisten, hay que parar y centrarse en que no se quede atrás. Pero lo mejor de todo es que todo lo que aprenden lo hacen en un lugar abierto, sin restricciones y en comunidad, por lo que aprenden a la vez a relacionarse y desarrollar otras habilidades básicas para su día a día.
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