Torturas políticamente correctas en la Escuela Infantil

Ese día estaba realmente cansada, es verdad. Cuando una está cansada todo te afecta más. Será por esto que me quedé desolada al escuchar a mis alumnas la semana pasada. Motivos tenía, pero creo que me afectó demasiado cuando sé que esto es algo habitual en las escuelas. Siempre que hago este tipo de post, me escribe alguna educadora enfadada porque cuestiono su trabajo. Que no se me enfaden, buenas y buenos profesionales hay en todos los lados, en esta profesión hay gente que se lo curra mucho muchísimo, menos mal, pero también hay gente que con su mejor intención parece no haber entendido nada, la verdad. Sabéis de qué os hablo. Y hay que reclamar que todas las personas que trabajan en la docencia que hagan muy bien su trabajo. No soporto esa cultura del conformismo y menos cuando se trata de niños de cero a tres años. Es intolerable.

Estaba explicándoles a mis alumnas la Teoría de la Mente, como niños y niñas menores de tres años no tienen la capacidad de ponerse en el lugar de otra persona, de comprender que otras personas tienen una mente que piensa diferente a como piensan ellas y ellos mismos. Cuando un niño menor de tres años, a veces cuatro, porque cada desarrollo es distinto, tiene una idea, por muy descabellada que esta sea, piensa que todas las personas que les rodean lo ven como ellos, no pueden entender que haya otros puntos de vista. Esto está demostrado científicamente en un experimento clásico que se llama «creencias falsas», al final os dejo un enlace para que lo veáis.

Les ponía a mis alumnas ejemplos típicos de los que uso con las familias en los talleres que imparto, si te interesa realizar un taller sobre estos temas, aquí puedes ver la agenda. Ejemplos como que un niño quiera un helado antes de la cena y cuando le decimos que no, se sienta fatal porque no le damos el helado y porque además, si tiene menos de tres años, piensa que su mamá o su papá, como ellos y ellas, sabe que es una idea genial, porque no hay más idea que la suya y no entienden por qué les hacen esto si está claro que es lo mejor que podemos hacer en este momento, comer un helado.

Me preguntaban entonces, qué se podía hacer ahí. Lo que digo siempre: «no rotundo, pero te quiero». Esto quiere decir que no le voy a dar un helado antes de la cena porque considero que no es una opción saludable (esto lo siento de verdad, si pensara que es un alimento más y que no pasa nada o que es un día, se lo daría) pero le voy a transmitir, al niño o a la niña, respeto, afecto y amor. Porque lo que me mueve a no dárselo es precisamente el amor, el deseo de que tenga una alimentación saludable, que no consuma un exceso de azúcar, que ingiera primero alimentos más necesarios: verduras, frutas, carne, pescado… Esto es mi creencia, aquí cada persona que ponga la suya. Y como lo hago porque lo quiero, lo hago desde ahí: «lo siento cariño pero no puedo dártelo, no es apropiado para ti, un helado es un postre, en casa primero tomamos la comida y después el postre… Entiendo que te disgustes pero no puedo dártelo porque tengo que cuidarte, tu salud es muy importante para mí…» Esto son opciones variadas, todo junto es demasiada charla para poca edad. Y a partir de aquí «disco rayado», que supone repetir una y otra vez lo que he dicho, siempre desde el afecto: te quiero, te abrazo, te entiendo, no te juzgo, no te cuestiono, no te grito, no te insulto, no te humillo…. He ido subiendo el nivel en esta última lista a propósito porque sé que lo que suele ocurrir es que empezamos calmados y a la vez que el niño o la niña se va enfadando más, nos enfadamos más también y se va calentando la situación. En este proceso, es habitual que mostremos un modelo en el que cuando las cosas no me gustan o me incomodan (quieres un helado y no entiendes que no te lo voy a dar) respondo enfadándome, subiendo el tono, perdiendo los papeles, juzgándote, culpándote y agrediéndote verbal o incluso, físicamente. Se va tanto de las manos, a veces, que has empezado no dándole un helado porque es poco saludable que no cene y se termina castigando al niño sin cenar en casos extremos. Muy razonable, ¿verdad? Ya sabéis que soy muy irónica.

Si has terminado como en el último ejemplo y lo que querías transmitir al niño o la niña era que te preocupa su salud y que como le quieres, tienes que cuidar su alimentación, has transmitido justo lo contrario a lo que pretendías, un desastre. No te culpo, nos faltan herramientas, recursos, nos sale el niño o la niña que fuimos, nos trataron así y tampoco fue tan grave, sabemos que quien nos hacía esto nos quería, aparentemente no nos ha dejado un trauma (aunque esto también está por ver) o por lo menos, no nos supone una incomodidad muy grande en el día a día haber pasado por esto (o sí, de todo hay siempre), hacemos lo que sabemos hacer, ¿qué más se nos puede pedir?

Pero siempre estamos a tiempo de mejorar, de gestionar de una manera más respetuosa, al menos, de decir aquello que queremos decir y no lo contrario: «no me importan tus deseos, no me preocupo por tu alimentación porque no te quiero o no me importas nada».  En el fondo, nadie quiere decir esto. No hay ninguna necesidad de seguir con la espiral, podemos parar estas inercias y hacer las cosas de otra manera, seguro.

En clase, me interesaba poder ver al menos un ejemplo para darles una alternativa de actuación en su futuro entorno de trabajo porque mis ejemplos estaban enfocados a la familia. Como han estado tres días en observación en las escuelas infantiles hace un par de semanas, les pedí que me pusieran ejemplos de situaciones parecidas que hubieran vivido en la escuela con niños y niñas para buscar una solución y darles herramientas. Y como os decía al principio, estaba cansada este día, llevo unos días con mucho trabajo, muchas cosas en la cabeza y una actividad frenética, más que normalmente que ya suele ser mucha. Quizá por esto mi interpretación es tan dura y tan catastrofista, en cualquier caso necesito expresarlo y compartirlo por aquí porque me parece terrible.

Los ejemplos que me dieron y recuerdo fueron los siguientes:

  • Un niño quería agua pero no era la hora a la que se les da el agua
  • Un niño quería más pera pero no se la dieron porque no habían comido todos y no se podía repetir
  • Un niño que a la hora de la siesta no tenía sueño pero tenía que permanecer en la hamaca tumbado y en silencio y después, dormirse.

No recuerdo más ejemplos, pero todos fueron en la misma línea. Me sentí desolada. ¿Cuál era la pregunta? ¿Cómo decirle que no al niño en estas situaciones?

No se puede negar a un niño o una niña la satisfacción de necesidades básicas

No satisfacer las necesidades básicas de un niño o una niña es algo terrible en casa, más terrible aún en la escuela porque se está en manos de profesionales, pero además, es un delito recogido en la Ley de Protección Jurídica del Menor. ¿Qué soy una exagerada? Si, ya lo sabéis, no es nada nuevo. ¿Qué no es tan grave? A mí si me lo parece.

Lo que ocurre es que vivimos anestesiados, estamos tan desconectados de nuestras necesidades básicas que las dejamos sin satisfacer y luego compensamos con historias que no son necesarias. A los niños y las niñas les negamos el agua cuando tienen sed y luego les damos chuches. Las personas adultas nos encerramos en nosotras mismas, olvidando que somos seres sociales que necesitamos del contacto y el afecto de otras y luego para compensar, nos vamos de compras.

Es terrible.

¿Qué esperaban mis alumnas? ¿Que les diera una justificación para no dar agua a un niño que tiene sed hasta que lleguen las once y cuarto? Pues no la tengo. ¿Que deje a un niño sin comer fruta porque he calculado mal y a lo mejor no tengo suficiente para mi clase? Pues te has planificado fatal, aunque esto quizá no es tan grave, se le puede dar otra fruta de la cocina. ¿Que obligue a un niño que está activado a permanecer dos horas tumbado y sin hablar? Me parece una forma de tortura. ¿Exagerada? No creo.

Tratando de buscar una justificación de que un niño con la necesidad de movimiento tenga que estar tumbado dos horas y en silencio, se me ocurrió una. En una situación de guerra con una ciudad bombardeada y el enemigo buscando personas vivas para matarlas, podría entender que se pidiera a un niño de dos años que estuviera dos horas tumbado y en silencio escondido para no ser encontrado. En una Escuela Infantil, no. Para que la educadora pueda relajarse de un trabajo muy estresante y a veces inhumano (lo sé, no es culpa de los niños y niñas) o pueda usar su móvil tras una dura jornada de trabajo. No, lo siento, no lo entiendo.

Ya sé que los niños de esa edad, necesitan dormir, necesitan descanso y que eso no da derecho a que uno o una que, un día o habitualmente, no lo necesite, les moleste y no les deje descansar. Claro, habrá que explicarle que no puede molestar a sus compañeros y compañeras, habrá que buscar una alternativa tranquila que le permita resolver su necesidad de estímulo o movimiento y que el resto puedan dormir. Crear un espacio en la escuela en el que puedan estar estos niños y niñas durante la siesta. No sé, hay miles de opciones.

Sé que hay educadoras que lo gestionan bien, no es una crítica a las educadoras, es una crítica al sistema. Un sistema que acepta este tipo de situaciones como normales, que permite que ocurran con total impunidad. Un sistema en el que yo siento que como no se cubren las necesidades básicas de las y los más pequeños, luego penamos toda la vida de mayores cubriendo necesidades en un momento en que no toca. Así las familias, las educadoras, otras personas en sus puestos de trabajo con la infancia, satisfacen necesidades propias cuando su obligación es satisfacer las necesidades de las y los más pequeños, las básicas: alimento, abrigo, seguridad, afecto, contacto… Porque la secundarias: azúcar, pantallas, juguetes con pilas y luces… a mí no me preocupan nada, podrían vivir sin ellas si antes no les hubiésemos creado una dependencia a este tipo de cosas innecesarias. Leed que me incluyo dentro, ¿quién no forma parte de alguna manera del sistema?

El título es terrible, una vez más, por una cuestión de necesidad, entendedme, quiero que leáis esto. Aunque fríamente, no creo que se aleje de la realidad.

Si queréis entender qué es la Teoría de la Mente, algo que considero necesario para cualquier persona que se encuentre cercana a niños y niñas entre los 0 y los cuatro años, no dejéis de ver este vídeo, es posible que os permita ver sus deseos desde otro punto de vista.

Y por supuesto dadme vuestro punto de vista, ¿sentís que soy demasiado exagerada? ¿Os parece razonable que se actúe así? ¿Creéis que el hecho de que las ratios desborden las capacidades de las educadoras y el nivel de exigencia muchas veces sea brutal justifica este tipo de cosas? Seguro que me ayudará a reconciliarme, tener vuestros puntos de vista, no dejéis de compartirlo. Un abrazo.

Curso de Crianza respetuosa en la primera infancia

El curso que revolucionará tu forma de criar y educar

¿Te gustaría hacer un curso que recoge cientos de claves básicas para criar y educar a niños y niñas de los 0 a los 6 años de manera respetuosa? Pues ahora es posible.

Un curso basado en mi experiencia y formación de los últimos seis años y en el que he puesto mucho corazón. Un curso que pretende llegar a muchos niños y niñas para que tengan la posibilidad de desarrollar al máximo todo su potencial sin dejar de ser ellos mismos. Una formación que persigue reducir al máximo muchas de las carencias que presentamos muchas personas adultas en nuestra sociedad. Una nueva mirada, pautas concretas de actuación y reflexión como forma de mejorar sus vidas en la infancia y también en la vida adulta. Si quieres más información, pincha AQUÍ.

Si no estás interesad@ en este curso pero quieres ver otras opciones, en la Escuela Bitácoras tienes muchas opciones, cursos sobre el sueño infantil, la lactancia materna, la animación a la lectura y muchos otros, a veces, con importantes descuentos. Desde las fotos puedes acceder a estos cursos, si quieres ver la oferta total, pincha AQUÍ.

IMPORTANTE: Si vas a adquirir cualquier curso de la Escuela, te agradecería que lo hicieras desde estos enlaces que te propongo, a tí no te supone ningún gasto extra, pero haciéndolo contribuyes con mi proyecto. Muchas gracias de antemano.

 

14894 Total visitas 1 Visitas hoy

20 comentarios en “Torturas políticamente correctas en la Escuela Infantil

  1. ¡Qué difícil situación! No sabría qué decirte. A ver, si la niña lo está pasando tan mal, igual el cambio podría ser una opción. Yo soy partidaria de evitar cambios cuando los niños y niñas están más o menos bien aunque haya algunas cosas que no nos gusten, porque encontrar el lugar perfecto es muy difícil. En el caso de tu hija, un cambio podría tener sentido pero solo si tenéis la seguridad de que existe un lugar donde va a estar realmente bien y eso es tan difícil. En estos casos, a las familias, muchas veces no nos queda más remedio que recurrir a un profesional médico/a o psicólogo/a que esté dispuesto a ayudar con algún informe que se pueda llevar la escuela para que respeten sus necesidades. En fin… siento que os ayudo poco, estas decisiones solo pueden ser tomadas por la familia. Ojalá hayais encontrado una solución para esta situación tan complicada. Un abrazo enorme.

  2. Vivo en Florida USA. Mi hija de 4 años empezó un nuevo colegio hace poco. Ella hace más de 1 año que no duerme siesta, es muy enérgica y se mantiene activa todo el día. En el colegio hacen siesta obligatoria, apagan todas las luces y los obligan a permanecer acostados 2 horas completas. Ya hablé con las profesoras y directora 2 veces pero no me dan alternativas. Mi hija está muy angustiada por la siesta, empezó a hacerse pipí encima todas las noches y en las siestas en el colegio se está haciendo pipí y popo ( cosa que no le había pasado antes) Además tiene ataques de llanto y bronca en casa. En el colegio no demuestra nada y acata órdenes. No se como resolver esta situación, me tiene re anguatiada. Estuve buscando y acá ninguna ley habla del tema. El problema es que ya la vengo sometiendo a demasiados cambios para volverla a cambiar, tampoco hay cupos en otros colegios cerca o de ese presupuesto.

  3. Gracias por enviármelo, está muy bien explicado y es tan triste como real. Siento que cada vez somos más y podemos conseguir cambios. Ojalá lo consigamos. Tu blog tiene muy buena pinta, a partir de ahora tienes otra seguidora. He escrito un post inspirada por tu comentario y algún otro y comparto tu post de la siesta. Un abrazo y no dejes de pelear por lo que tantos y tantas creemos que es necesario.

  4. Ay Gracia, te entiendo perfectamente. Ojalá muchas personas lean no solo el post sino los comentarios que estáis dejando para que vean que no son exageraciones, que es una realidad, que hay mucho que cambiar. Yo no pierdo la esperanza. Un abrazo, muchas gracias por compartir tu punto de vista, es muy importante para mí.

  5. Me he sentido muy identificada con lo que cuentas. Trabajo de profesora en ciclos, y también tengo alumnas del ciclo superior de educación infantil. El curso pasado, cuando las alumnas me contaban según qué cosas que veían en las escuelas infantiles, se me rompía el corazón.
    En noviembre fui mamá, mi nene tiene ahora 3 meses, y pese a ser formadora de educadoras, la escuela infantil es mi última opción. Lo siento, pero no confío en cómo se trabaja en muchas de ellas.

  6. Claro que hay personas que lo enfocan de otra manera, solo faltaba. Y afortunadamente, cada vez son más. Conozco a Laura Estremera y me consta que está en acuerdo conmigo. Si quieres comprobarlo, no tienes más que mirar la publicación en Facebook de mi post y ver su comentario.https://m.facebook.com/story.php?story_fbid=1844294412260875&id=750163668340627 Tomo nota de los otros blogs para echar un vistazo. Muchas gracias por compartirlos.

  7. Desde que soy madre soy consciente de la situación que has expuesto aquí, por este motivo y otros saqué a mi bebé de guardería rápidamente. Como decis por aquí el fallo es del sistema pero también de las personas, educadores y padres, que tenemos que ejercer nuestra profesión y tarea siendo conscientes de sus necesidades y velando por el bienestar de nuestros retoños. No siempre es fácil pero y yo no soy capaz de hacerlo bien el 80% del día pero se intenta. Gracias por visualizar la situación de muchas guarderías y escuelas infantiles!!

  8. Desde luego qué es una tortura no dar agua a un niño cuando tiene sed!! El curso pasado mi.hija iba a una escuelita privada y bastante respetuosa pero le pasaba que no quería dormir la siesta xq e es de las mayores. En su caso le explicaban que los demás querían dormir y tenía que permanecer tumbada un rato hasta q saliera la primera educadora. Mi hija no lo llevaba bien, lloraba muchos días o se hacía pis para poder salir… La verdad es que me hubiera gustado que le ofrecieran una alternativa pero por personal tampoco daban a basto… No me pareció respetuoso.
    Gracias Soraya por tus post siempre interesantes!

  9. Si bien es cierto qud muchas de esas cosas que relatas se dan, tambièn es cierto que hay educadores y escuelas que se lo plantean de otra manera. Te invito a que le eches un vistazo al facebook de Relatos na escola, al blog de Renacuajos infantil y los articulos de Laura Estremera. Gracias. Saludos.

  10. Tratemos de adelantar los cambios, yo. creo que podemos hacer esto visible, que las personas que lo hacen por desconocimiento, la próxima vez, se lo piensen. Que las familias exijan un trato más humano para que las direcciones de los centros se pongan las pilas, yo no pierdo la esperanza. Gracias por compartir tu punto de vista. Un abrazo.

  11. No hace falta un master en psicología infantil para darse cuenta de esto: cualquier persona que haya estado dos horas con un bebé de 16 meses, por ejemplo, se daría cuenta de que es imposible que una persona atienda cómo se debe a 15 niños de estas edades. Por muchos recursos y formación (y paciencia a raudales) que se tenga, conseguir que no se accidenten y cambiarles los pañales ya es un logro. Yo admiro a las educadoras que trabajan en estas condiciones. Aquí el problema es el sistema socioeconómico en el que vivimos, y una administración que permite estas ratios, porque claro, si contrato más educadoras no me salen las cuentas. Pero, ¿son los padres conscientes de esta situación? Sinceramente, creo que no. O quizás sea demasiado doloroso pararse a pensar y es mejor hacer de tripas corazón y decir que están genial, que «socializan», que aprender a seguir normas, etc. Lo que se llama en psicología «disonancia cognitiva». No es un tema que esté en boca de nadie, no estamos concienciados sobre las necesidades reales de la infancia, y no veo que la cosa vaya a cambiar en breve. Un saludo.

  12. Me encantaría que todas las personas que conocéis esto desde dentro me dijerais que estoy loca por escribir algo así. Ese es mi objetivo, que nadie pueda describir realidades de este tipo en las vidas de las y los más pequeños. Pero desgraciadamente, las que habéis visto esto desde dentro y tenéis una mirada respetuosa con lástima necesidades de la infancia, sois conscientes de que es una realidad. Es necesario que tomemos conciencia. Así que gracias por compartir tu punto de vista(como tantas otras veces).

  13. No sabes cuánto agradezco tus palabras. Cuando escribo de estos temas siempre hay educadoras que se enfadan conmigo porque dicen que cuestiono su trabajo, que las dejo en evidencia, que todas no son así… y yo no sé cómo explicarles que no es mi intención. Alguien tiene que denunciar la situación en la que están niños y niñas y también educadoras y educadores en los centros. Creo que tu respuesta lo explica divinamente. Hay muchos culpables. Yo tiendo a ponerme del lado de los que no tiene mi culpa ninguna, las y los más pequeños. Pero no pretendo criticar gratuitamente a los docentes, si yo soy profesora. Sé lo que hay de primera mano. A mí me molesta tanto conformismo, como tú dices. Tengo claro que ese tipo de cosas tienen consecuencias y nos afecta a todos y todas como sociedad. En fin… esto da para mucho. Gracias otra vez. Un abrazo.

  14. Como tú bien dices, la culpa (la mayoria de las veces) es del sistema. Del sistema que nos anestesia y no nos permite ver las necesidades básicas, reales, y vincularnos con esa infancia y atenderla. Pero desde mi punto de vista, desde dentro de una escuela infantil, sobretodo de este sistema educativo legislado por adultos que nunca han pisado un aula de infantil, que creen que un solo adulto puede atender a 8, 13, 20 niños. Porque creen que atenderlo es simplemente alimentarlo, cambiarlo, estimularlo todos a la vez, al mismo ritmo, en el mismo instante. Porque no se entienden las ratios, pero tampoco el currículum, que despista a l@s docentes y los «obliga» a priorizar contenidos sobre cuidados, afecto, atencion. Porque los recortes de personal hacen que, en mi centro, 1 sola persona se quede al cargo de los que se quedan a dormir la siesta (es verdad que son pocos, 8-10 niños), pero así no permite buscar una alternativa para los que no quieren descansar, porque desatiendes al resto. Porque la conciliacion familiar y laboral no existe, y asumimos cuidados, «traumas», falta de tiempo para conocer, formar, informar y cuidar a las familias. Poruqe en las escuelas infantiles no existe tiempo de formacion, de reunion de equipos pagado y dentro del horario laboral como si existe en el resto de etapas. Porque se nos denosta, «total, para limpiar mocos y cambiar pañales no hace falta una carrera» y obliga a muchos docentes a hacer un sobreesfuerzo y hacerselo hacer a sus alumnos, para demostrar que sí aprenden, que sí que curramos. Porque para muchos seguimos siendo «guarderias». Poruqe esta lucha, mayoritariamente femenina, por el reconocimiento de la importancia de esta etapa, se queda en las aulas, en las nuestras y en la tuya, en alguna palmadita en la espalda. Somos las peor pagadas y menos reconocidas de todo el sistema escolar.
    Que algunas/muchas docentes tienen mucho que aprender, que sanar, que cambiar la mirada, seguramente. Pero estamos solas, y ninguneadas. Y no es excusa, por supuesto, pero es otra cara de la misma moneda.

  15. Lo de la siesta es terrible, y es algo que se ve mucho en 0-3, teniendo en cuenta lo que hablan las alumnas de muchas de las escuelas a las que van de prácticas u observación; pero me parece peor el si no te duermes te machaco psicológicamente y te vas con los pequeños, como cuando no comen, su castigo es: «si te portas como un bebé te vas a la clase de los bebés».

    Quizás es que en tus clases nos contagiaste un poco (y GRACIAS) de tu obsesión por meternos en la cabeza de los niños y empatizar con ellos, pero es que lo pasé realmente mal en las prácticas en sus rutinas, lo que me permitió decidir que no quería rutinas establecidas si tuviese un bebé, y desgraciadamente a huir de llevarla a la escuela infantil (sabiendo que hay buenas escuelas…pero no dinero). Y lo mejor de todo es que sin establecerlas en casa, ha cogido sus horas de sueño diario y nocturno, sus horas de comer, etc…más o menos son las mismas cada día, media hora arriba o abajo. Pero en la escuela no permiten que tengan esa media hora, y eso me parece un problema grave y que no cumplen con su proyecto educativo, que queda maravilloso poner que tienen en cuenta sus necesidades individuales en el papel, pero en la práctica…¿las necesidades del profesor o las del alumno?

    Los bebés no son relojes a los que programar. Lo de la hora del agua y la siesta me parecen aberrantes. Ni los adultos dormimos todos los días igual y los bebés…¡¡pues igual!! Qué costará…

    Que sí, que son muchos alumnos por aula, pero en algunas escuelas hay varias profesoras y/o también auxiliares, ¿habilitar un espacio tampoco se puede? No veo ni difíciles ni descabelladas tus propuestas.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *