Hace unos días nos invitaron a una fiesta de cumpleaños de dos niños y una niña. Sus familias habían comprado unos muñequitos de los que se usan para jugar en la bañera, con idea de que los niños y niñas invitados se los llevasen como recuerdo. Quiero contaros algo que le ocurrió a Pequeñita para lanzaros un mensaje.
Al final de la fiesta cuando quedaban pocos niños, Pequeñita se había hecho con dos peces amarillos de estos de la bañera y no los soltaba, pero se encontró con otra niña que tenía dos dinosaurios, esta niña era más mayor y estaba haciéndolos andar sobre una mesa de lo más entretenida. Al ver los dinosaurios Pequeñita me miró, creo que le habían encantado. Le dije: «pregúntale si te deja uno» y allá se fue ella con sus peces dispuesta a negociar. Le puso los peces al lado de los dinosarios y le lanzó una frase totalmente ininteligible. Yo estaba observando todo muerta de la risa pendiente de ver el final de la historia, que prometía. La niña agarró sus dinosarios por si las moscas y Julia vino y me dijo: «no quere». Mientras, la niña cogió los dinosaurios y los peces y se fue con los cuatro muñecos y Pequeñita detrás de ella. En la mesa había quedado un cangrejo pero parece ser que no le gustaba.
Por supuesto corría más la otra niña pero mi hija la perseguía intentando alcanzarla. No sé si a la segunda o tercera vuelta, Pequeñita cogió el cangrejo que había quedado en la mesa. Yo pensaba: «ha preferido quedarse con este para no quedarse sin ninguno». Por un momento la situación, ojos vista de una persona adulta, parecía algo violenta porque se podía entender que la primera huía acosada y la segunda, que se había quedado sin peces y sin dinosaurios, hacía una reclamación desesperada. Pero niños y niñas tienen otra forma de entender la vida mucho más liviana, mucho más relajada, casi siempre y resultó que aquello acabó siendo un juego en el que a una le gustaba huir para ser pillada y a la otra perseguirla para pillarla. Terminaron en un banco del parque con los cinco muñecos, dos dinosaurios, dos peces y un cangrejo, las dos hablando y muertas de la risa. Es verdad que los cuatro muñecos controlados por la niña más mayor y mi niña allí al lado haciéndole monerías y sin soltar el cangrejo mientras le contaba historias que la otra no entendía. Yo seguía entretenidísima.
Después de un rato, ya estábamos al final de la fiesta, Pequeñita vino cansada para que la cogiera en brazos con su cangrejo, supongo que ya rendida de luchar por un dinosaurio. A esas alturas, ya se había perdido un pez, estas cosas pasan con los niños y las niñas, ¿adivináis qué ocurrió? La mamá de la otra niña le dijo que iban a irse a casa y ésta se acercó para darle a mi hija el pez y decirle: «cuando llegues a casa tienes que limpiarlo en la bañera». Mi hija cogió su pez tan contenta. Resultado final: cada niña tiene dos muñecos, han pasado un rato estupendo, han socializado, han compartido y se despiden amistosamente.
¿Por qué te cuento esta historia? Porque considero que las personas adultas no tienen que intervenir en los conflictos de los niños y las niñas nunca, a excepción de que haya una agresión o estemos muy cerca de ella (mejor evitarla, claro está). Pero para lo segundo hay que tener paciencia, hay que saber ver la situación desde los ojos de un niño o una niña y desafortunadamente, la mayoría hemos perdido esa inocencia, estamos muy contaminados como diría Rousseau. Vamos, en este sentido, estamos hechos una pena.
No intervención en los conflictos entre niños y niñas
Vamos a suponer que intervenimos, ¿en qué momento lo hubiésemos hecho? Algunas personas cuando la niña mayor se queda con los cuatro muñecos. Las más pacientes cuando estaban en el banco. Las más nerviosas hubiesen ido directamente a repartir dinosaurios y peces con su sentido de justicia por bandera, «uno para cada una» o algo así. ¿Creéis que si interviene una persona adulta el final de esta historia hubiese sido más justo o menos justo? Y lo que es más importante, ¿en qué situación hay más aprendizaje en la que interviene la persona adulta o en la real en la que no hay intervención? Bueno sí la hay, yo le dije que le preguntase, podría no haberlo hecho, pero me sale porque a veces Pequeñita si no, no se lanza a hacer lo que desea, aún así es un error que yo me adelante porque con ello influyo en que ella no desarrolle esta capacidad por si sola.
Desde mi humilde punto de vista, creo que salvando mi pequeña intervención que es algo a mejorar, considero que no intervenir en el conflicto fue la opción más interesante, más justa, más enriquecedora y más entretenida para ambas niñas. Y así considero que es en la mayoría de los casos. Los niños y las niñas suelen ser mucho más creativos, más humanos y más justos que las personas adultas si no están mediatizados, lo que pasa es que pocas veces dejamos que nos lo demuestren, por eso no lo sabemos. Siempre hay excepciones, claro, en todo, pero en la mayoría de los casos, resuelven los conflictos de maneras que a nosotras (personas adultas) no se nos ocurrirían jamás.
«No te metas, son cosas de niños»
Está el planteamiento del otro extremo, el de no intervenir ni aunque lleguen a las manos, «son cosas de niños«, dicen. El problema es que cuando a un niño o una niña le agrede otro, el primero no tiene capacidad de decisión ni experiencia como para encontrar una solución adecuada en la mayoría de los casos. Si devuelve la agresión, aquello puede volverse una situación muy peligrosa y puede suponer el aprendizaje de que las cosas se arreglan de esa manera, sobre todo si sale vencedor. A mi no me gustaría que mi hija adquiriese este tipo de aprendizajes.
Y si no responde y se deja agredir, estamos dejando a un niño o niña totalmente vulnerable que está siendo víctima y también puede normalizar que eso es así y que las cosas se resuelven de esa manera y hay niños y niñas más fuertes que hacen lo que quieren o vete tú a saber qué cosas peores. Y por supuesto, tampoco me gustaría que mi niña se encontrase en esta situación.
Lo de que «son cosas de niños» o «si pides ayuda eres un chivato», está permitiendo que todos los años haya cientos de casos de bullying en los colegios, agresiones sufridas en silencio, niños y niñas con depresión e incluso intentos de suicidio y en el peor de los casos, la consecución de estos intentos. Lo siento, UNA PELEA ENTRE NIÑOS NO SON COSAS DE NIÑOS, es un conflicto en el que deben intervenir las personas adultas que haya en el entorno. Y mi consejo es que antes de enseñar a pegar a vuestros hijos e hijas por si son agredidos, les enseñéis a pedir ayuda a las personas adultas del entorno. Nunca sabemos lo grande que va a ser el contrincante ni lo fuerte ni lo peligroso, yo casi prefiero que mi hija aprenda a correr muy rápido a que vaya a agredir o trate de defenderse pegando. Ojalá se reflexionase sobre esto un poco más. Me horroriza escuchar «y si te pegan, pega«. Pobres, menuda responsabilidad, ¿y si no saben cómo hacerlo? ¿si el otro les saca cuatro años o una cabeza? Me parece muy feo dejar así a nuestras hijas e hijos abandonados a su suerte. En ocasiones, esto se les dice cuando van a empezar el cole, transmitiéndoles que van a ir a un sitio hostil y peligroso y generándoles más miedo y dudas de los que ya tienen por ir a un sitio nuevo lleno de desconocidos, tampoco hay necesidad, creo yo.
Una persona que pide ayuda no es un chivato, es una víctima
Este tema es motivo de debate en mis aulas todos los años, las alumnas de Educación Infantil, me sueltan aquello de «es que ser un chivato es lo peor«, aplicando experiencias propias de la etapa de secundaria en niños y niñas de dos o tres años, como si fuera lo mismo. Creo que en términos generales, con este tema consigo crear algo de conciencia, me cuesta más con otros temas como el del azote o la bofetada a tiempo, ya os hablaré de esto. Lo que trato de inculcarles es que en su puesto de educadoras, su actitud ante un niño o niña que denuncia una agresión marca la diferencia entre ser un chivato o pedir auxilio que es bastante distinto. Un chivato para mí es alguien que cuenta cosas de los demás normalmente para beneficiarse de alguna manera. Una persona que pide ayuda porque le están haciendo daño, no es un chivato es una víctima. Es bien distinto. Si ellas consideran que es una víctima y deben intervenir, será una víctima, se detectará quienes son las personas involucradas de alguna manera y se observará la situación para evitar que se repita y para prevenir situaciones similares. Si la educadora considera que es un chivato o chivata y le quita importancia estará colaborando con una situación injusta en la mayoría de los casos dejando a un niño o niña abandonado a su suerte ante una agresión que no puede controlar por sí mismo. Me parece terrible.
¿Entonces intervenimos en los conflictos o no?
Yo lo tengo claro, si hay una agresión o indicios de que va a haberla, nuestra obligación es intervenir, como madres, padres, educadoras y ciudadanos, en general, tratando de conseguir que expresen lo que sea de otra manera, mostrándoles que hay otras maneras de resolver un conflicto y tratando de que comprueben que estás otras maneras son más gratificantes para ellos y ellas. Igual que intervenimos si vemos que se va a agredir a una mujer en la calle o están faltándole al respeto. Os recuerdo que esto es algo muy nuevo, hace pocos años muy poca gente o nadie intervenía en una situación así porque se consideraba algo íntimo y personal, las más jóvenes no os acordaréis, yo me acuerdo perfectamente. Hemos avanzado mucho con la violencia machista o doméstica en relación a la mujer, pero con los niños y niñas todavía hay mucho por hacer, desde mi punto de vista. De esto también debatimos en mis clases y es un tema muy controvertido.
Pero si la situación es de interacción entre dos niños o más y están tratando de llegar a una solución, de la manera que sea, sin violencia, creo que hay que dejarles actuar, experimentar y, en definitiva, aprender, porque de esta manera se aprenden los aspectos más básicos para la supervivencia, experimentando por uno o una misma. Como decía antes, niños y niñas son capaces de dar soluciones mucho más interesantes y creativas que las personas adultas, así es que no sólo dejaría hacer si no que, como hago, cotilleo qué hacen en situaciones de conflicto para aprender yo también con ellos y ellas.
¿Consideras que hay que intervenir en los conflictos? ¿En qué situaciones intervendrías? ¿Te has encontrado en alguna situación curiosa en relación con este tema y te apetece compartirla? Nos encantará leerte.
Quizá sea una forma de llamar tu atención, estoy aventurándome sin información, pero, ¿puede ser que le prestes más atención cuando hace algo así y si está tranquila jugando no le hagas tanto caso? Si fuera así, demostraría que tu niña es muy inteligente porque ha encontrado la manera de lograr aquello que necesita. Si quieres que hablemos de ello, escríbeme por privado a lamamadepequenita@gmail.com. Un abrazo.
Mi hija tiene 3 años y10 meses , a ella no le gusta ir al parque pero cada vez que sale lo primero que hace últimamente es molestar a los niños como así? Les quita sus jueces y se va corriendo o forsejea juguetes con otros niños es muy complicada la situación peor por los padres lo llegan a tomar a mal y siempre están con sus hijos.
No sé cómo hacer para que ella deje de hacer eso y pueda jugar con otros niños tranquilamente, siempre que salimos al parque hay que estar detrás de ella para que no quite y lo peor de todo es que ella lo toma a la risa como si le gustará que los niños se molesten
Roberta, no creo que haya una solución buena en la crianza, hay múltiples opciones y matices, es difícil recoger en estos comentarios nuestros la realidad de estas situaciones de juego de nuestros peques. Seguro que estás haciendo lo mejor para tu hija. Lo de las rabietas, lo tengo pendiente, a ver si encuentro el momento. Gracias por leerme.
La verdad es que hasta ahora, en la mayoría de casos es más mi niña que quita a los demás que al revés…más que nada porquè también se defiende muy bien y no deja que le quiten nada de las manos. Y eso que siempre es la más pequeñita ( de tamaño y a menudo de edad). A lo mejor estoy quitando a los demás niños la posibilidad de defenderse por si mismos, pero me gustaría enseñarle a respetar a los demás, tanto con el ejemplo como explicando que está mal y porqué. Y en el caso que al otro niño no importe y se lo deje (cosa que pasa también), pues que muchas gracias y a lo mejor la próxima vez nosotros lo dejamos también?, así el nene se pondrá igual de contento que tu ahora.
Sé qué puede parecer al decirlo así que ni la dejo jugar, pero no es así, la mayoría del tiempo juega con otros niños sin problemas, ayer estuvo toda la tarde con una amiguita seis meses mayor y daba gusto verlas juntas, pero creo necesario enseñarle herramientas para que puedas gestionar los conflictos de forma positiva, sin mangonear ni enfadarse demasiado.
(Por cierto, si algún días te apetece escribir algo sobre rabietas, me encantaría leerte!)
Un saludo 🙂
Mi opinión es una opinión más, tan valiosa como la tuya. Se me ocurre una reflexión para plantearnos no intervenir en los casos que dices, si a tu hija le quitan el juguete que tiene en ese momento e intervienes para que se lo devuelvan, no le das la oportunidad de defenderse, de pedirlo por ella misma, no siempre vamos a estar ahí, tienen que aprender (con mucho tiempo y relajadamente, claro) a defender aquello que es importante para ellos y ellas. Esas oportunidades que se presentan cuando tú estás presente son buenísimas como entrenamiento, que tú observes qué hace ella, cómo reacciona, es genial porque ves si realmente le hace falta ayuda o no y si las cosas se complican estás ahí para ayudarla y protegerla. Te animo a que observes y conozcas más sus reacciones, seguro que será una experiencia muy interesante y si quieres nos cuentas. Lo de la propiedad, me refiero a cuando mi hija tiene algo muy muy importante para ella (su bolsa de cositas que cuelga en su caballo) y viene nuestro querido vecino (ambos se adoran aunque peleen por los objetos, es normal) y le coge la bolsa y a ella le da un ataque de histeria porque quiere que esté en el caballo. Ese tipo de situaciones, por ejemplo. O cuando mi hija quiere algo pero es de otro niño o niña y es muy importante para ellos (el caso de la bolsa y el caballo pero a la inversa). Por supuesto si hay una situación de desigualdad, como dices, hay uno o una que siempre es el más fuerte y siempre se sale con la suya en detrimento de los deseos de los otros niños o niñas, creo que si que habría que ver la situación detenidamente para ver como hacerla más justa pero con la menor intervención posible. Ojalá te sirva lo que te digo. Un abrazo.
Hola, a lo mejor no viene a cuento ya que mi experiencia es -todavía- con niños algo más pequeños, pero lo de no intervenir no lo tengo tan claro.
Personalmente intervengo siempre que mi hija quita algo que en este momento está utilizando otro niño, da igual si es suyo o no, explicándole pues eso, que otro niño lo está utilizando y hay que esperar que acabe, que está mal quitárselo con la fuerza y como mucho lo podemos pedir. Como tampoco suele funcionar mucho, normalmente le ofrezco otro juguete o actividad para hacer. Lo de la propiedad la verdad que no me parece importante, no creo tenga más derecho sobre un juguete -aunque sea suyo- que otro niño que en ese momento lo tiene en sus manos. Eso si, hablo de bebés que todavía no interactúan demasiado, a lo mejor un poco más mayores estaría bien ver como gestionan el conflicto ellos mismos, y a lo mejor las soluciones nos van a sorprender mucho. Pero con lo más pequeños (hablo de alrededor del año de edad) no me parece bien dejar que el más fuerte coja lo que quieras, aunque a lo demás niños no importe.
Me encantaría conocer tu opinión al respecto…
Qué difícil decir lo que hubiera hecho sin estar en la situación, pero me lanzo. Quizá no sea lo correcto pero hay dos cosas que me empujan a actuar, la propiedad de las cosas y la diferencia de edad de los niños y niñas, cuando no hay agresión o va a haberla, si estamos en estos casos, siempre. Si hubiese pasado lo que dices, habría dejado un tiempo prudencial a ver como respondía el otro niño al llanto de Pequeñita. Y creo que si no se lo hubiese devuelto como no era de ella, poco hubiese podido hacer, mala suerte. Si la niña hubiese sido mucho mayor también le habría dicho algo porque no es una relación de igualdad. Si el objeto es de Pequeñita y a ella no le importa prestarlo no intervengo pero si se lo quitan y se angustia mucho, entonces le animo a decirle que es de ella y le explico al otro niño o niña que a ella (Pequeñita) no le gusta que le quiten las cosas. Y luego, cada situación es diferente y una no siempre está igual de templada. Pero más o menos, así lo veo. Dame tu opinión o dime qué harías tú, en esto como en otras cosas vamos aprendiendo sobre la marcha.
Gracias por compartir tus reflexiones. Me ha gustado mucho esta entrada. Y me surge una duda….si pequeñita hubiera reaccionado llorando cuando le quitaron los pececitos habrias intervenido? No la agrederían fisicamente pero su reacciòn sería de una agresiòn emocional o psicológica. Me gustaría saber tu opinión. Gracias.