- «El colectivo que peores índices de alimentación tiene es la población infantil.
- El 45,5% de la población infantil de entre 6 y 10 años en el Estado español tiene exceso de peso. Los datos en personas adultas son 20% de personas con obesidad y 60% de sobrepeso, cifras que aumentarán cuando nuestros niños y niñas sean adultos si todo sigue igual.
- El 80% de los alimentos que se publicitan en espacios infantiles es comida insana».
Y es que la alimentación infantil es un asco
Os dejo más información de la web de Justicia Alimentaria:
- «El invento de la alimentación de 0-3 años: leches especiales, yogures infantiles, cereales, potitos, postres industriales, galletas, snacks, chocolates… son alimentos procesados con mal perfil nutricional pero un negocio suculento que genera unos 500 millones de euros al año».
¿Sabes cuál es el perfil nutricional de estos alimentos?
«Un tercio de los ingredientes de esos alimentos es azúcar, incluso cuando aparece el mensaje “sin azúcar añadido”. Por la composición del alimento, las cantidades superan mucho las cifras recomendadas. Además la OMS recomienda evitar el azúcar y la sal en la comida infantil al menos, el primer año».
Con lo cual, esta alimentación no está justificada si lo que queremos es salvaguardar la salud de nuestros hijos e hijas, porque eso es lo que queremos, pero entonces, ¿por qué nos engañan?
¿Cómo nos lo venden?
- «La población infantil necesita una alimentación especial. Es mentira.
- Emplean publicidad engañosa sobre la que no hay regulación: etiquetado confuso, avales pediátricos dudosos…
- La realidad es que la población infantil necesita comer comida, nada más que alimentos naturales y saludables, esto implica que no sean procesados».
Nuestra experiencia
Cuando Pequeñita tenía más o menos un año, un día en el súper, el papá de Pequeñita me propuso comprar unos yogures muy conocidos que se venden como el primer yogur para iniciar a niños y niñas. Yo no soy partidaria de este tipo de productos pero, ese día no le di mucha importancia y lo metimos en el carro. Al llegar a casa y mirar la etiqueta, me di cuenta de que no solo no era un yogur, era un postre lácteo, sino que en su composición había todo tipo de guarradas, entre ellas varios tipos de aceite. ¿En un yogur? Mi cara era un poema. No pensaba darle esto a mi hija de ninguna manera. De esto hace cinco años, sensibles a las numerosas campañas han ido haciendo algunos cambios, cómo reducir el azúcar en su composición, siendo excesivo igualmente y algunos productos que últimamente tienen mala prensa. No confío en que hayan mejorado mucho. Diversos estudios realizados lo confirman. Porque por fin, alguien se atreve a publicar algo sobre este tema y basado en datos más o menos objetivos, ya no se sabe si hay algo que lo sea cien por cien, pero estos informes muestran datos más que obvios desde mi punto de vista.
Este curso al ampliar mi jornada laboral, nos vemos obligados a dejar a Pequeñita algunas mañanas en el servicio de acogida o en el desayuno, que es como lo llaman en nuestro colegio. El primer día, sabiendo que mi hija no come cualquier cosa y menos a esas horas, le puse en un bolsito que lleva al colegio, su desayuno: un yogur natural, fruta y algo dulce (a veces, algo casero como croissants o bizcocho; otras, algo industrial que no lleve aceite de palma y el menor azúcar posible, no siempre nos da la vida para tantas cosas). Sabía que probablemente no iba a poder tomarlo allí, pero si ya le cuesta desayunar a las 8 de la mañana, a las 7 me pareció una odisea.
Efectivamente, no se podía llevar comida al colegio en la hora del desayuno, dentro del precio pueden desayunar allí, suelen decir que es por las alergias pero en el almuerzo, cada niño y cada niña lleva su comida y no hay restricciones. Una de las monitoras de este servicio, que la verdad son un encanto, me dijo:
– ¿Qué le puedo dar, un vaso de leche y qué más?
Uf, mi hija no toma leche, así que se lo dije.
– ¿Y no quieres que se lo intente dar yo aquí?
Pues no, la verdad, llevo yo intentándolo años, probando que se lo tome en todos sus formatos, mientras esta lucha mía convive con la idea de si será necesaria o beneficiosa la leche. No sé por qué pensaba aquella mujer que se lo iba a tomar con ella. Ya sé que a veces niños y niñas responden diferente cuando están en grupos y con otras personas mayores, pero no tengo ningún interés en que tome algo que no soporta por agradar a nadie o por ser igual que el resto, no le veo el aliciente, la verdad.
Vale, leche no, aclarado.
– ¿Entonces un zumo? – Me dijo, intentando ser amable.
– ¿De brick? Pregunté sabiendo que la respuesta era sí.
Uf, sudores fríos. No me gusta el zumo natural pero de vez en cuando en el súper a mi hija se le antoja y le compro una botellita dichosa de estas que venden, igual que alguna vez le pido un Acquarius en una cafetería, como algo excepcional. Pero un zumo de brick para desayunar… eso no lo veo, agua y azúcar, si estuviésemos en tiempos de hambruna sería una opción, barato y calórico, pero no es el caso, somos afortunados. Solo de pensar que mi hija se aficionara a tomar un brick de estos todas las mañanas, me angustio.
– Zumo no, ¿entonces? – En este punto, su cara ya era un poema.
«Pues no sé», me daban ganas de decirle, «¿qué cosas saludables tenéis?» Pero como seguro que no iba a haber muchas opciones le iba a parecer un comentario hiriente, así que mejor no decir eso.
Le pregunté si había fruta, pero creo que sólo había una y era de las que no le gustaban a mi hija. También había bollería industrial, pan tostado para ponerle mantequilla y mermelada… vamos, lo normal. En términos generales, un desastre.
Mientras, allí seguía su desayuno medianamente saludable en el bolso y yo teniendo que tragarme aquellas miradas de: “hija, qué rara eres, no me extraña que la niña no coma nada”. Ya digo que todo esto ocurrió muy amablemente y con una sonrisa, porque esta mujer no sabe que nos la están colando con la alimentación por todas partes y como ya he dicho, la mujer es un encanto. Ella no es la culpable de que la mayoría de nuestros niños y niñas tomen esto habitualmente. Aunque la verdad me encantaría ver a alguna de estas familias con los ojos abiertos como platos: «¿que para desayunar tenéis fruta, pan con tomate y un bizcocho casero?, ¿y no hay bricks de zumo ni Cola-cao? ¿Y qué desayunará ahora mi niño?» Así entenderían como me siento yo tantas veces, es agotador.
Al final, sin argumentos, le dije que mejor fueran al comedor y que ella comiera lo que quisiera. Ese día tomo pan tostado sin nada. Por un lado me dio pena mi hija, vaya desayuno tan triste pero, por otro, sentí cierto orgullo y pensé, “hay esperanza”. Y a partir de ahí le ha tocado desayunar en casa una hora antes, es lo que hay.
No siento que seamos radicales para nada, mi hija toma dulces, más de los que me gustaría: galletas, huevos Kinder, helados en verano… ya comenté hace tiempo que esto se me fue de las manos pero aún así, hago todo lo que puedo para que coma fruta, verduras, legumbres… Aunque ahora resulta que también esto lo hacemos mal, es imposible estar al día y saber cuál es la mejor opción.
Veo muchos despropósitos en las familias fruto de la mala información y del poco interés que se muestra por este tema desde la Administración. Más de una vez en el parque he visto a madres chantajeando a sus hijos e hijas para que tomen el dichoso brick de zumo industrial, que menos fruta lleva de todo, desde el desconocimiento más absoluto: “hasta que no te tomes el zumo no subes al columpio”. Cuando veo estas escenas siento mucha pena, por la gran desinformación de las familias, por el proceso de engorde al que se ven sometidos muchos niños y niñas contra su voluntad, que hará que muchos de ellos tengan obesidad en el futuro y vivirán sometidos y sometidas a las exigencias de una báscula y además, en la cuerda floja por las muchas enfermedades relacionadas con este tipo de alimentación. Las familias necesitan el apoyo de la Administración para gestionar este tema, la única información que reciben es la de las multinacionales que nos engañan continuamente vendiéndonos todo tipo de productos innecesarios.
Otra escena que me molesta sobremanera es cuando en el supermercado hay campañas de recogidas de alimentos y al entrar te dan un papelito con lo que más necesitan, siempre la misma historia: alimentos infantiles, yogures, cereales, zumos, potitos… Es terrible, esos niños y niñas que ya por su situación socioeconómica tienen más riesgos, están sometidos a hábitos poco saludables que son fruto del marketing alimenticio, así son víctimas doblemente. Porque no olvidemos que pueden comer pan en lugar de cereales en polvo, pueden comer yogures normales mucho más baratos que son más saludables para la salud y también para sus maltrechas economías, mejor comer un puré de verduras en lugar de potitos de comida procesada. Las personas que queremos colaborar podemos hacerlo igualmente donando otro tipo de alimentos. Ya sé que los alimentos procesados se conservan mejor y son más fáciles de manejar, pero si queremos realmente ayudar, hay que hacer algunos cambios. Esto se relaciona con el poco esfuerzo que desde la administración se hace, en muchas ocasiones, por fomentar la lactancia materna. Esto es especialmente duro cuando se trata de madres con pocos recursos que podrían alimentar durante seis meses, al menos, de manera gratuita a su bebé y encima ofrecerle una alimentación más útil para fortalecer su sistema de defensas lo cual puede protegerle de enfermedades más habituales por su situación socioeconómica. Esto no es una prioridad, quien debería ponerlo en marcha suele aparecer más veces de las que nos gustaría al lado de las distribuidoras de las leches de fórmula. Así queda otra vez la salud en manos de las multinacionales de la alimentación.
¿Qué opinas sobre este tema? ¿Me dejas tu punto de vista en comentarios? Seguro que será enriquecedor leerlos. ¡Feliz día!
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Gracias por visitarme una vez más. Me encantaría saber tu opinión, ¿querrás dejarme un comentario?
Un post muy interesante y revelador de lo importante que es cuidar la alimentación durante el embarazo. Si se tiene que tomar muchas precauciones durante el embarazo es porque se conoce los problemas en los que puede derivar la ingesta de nutrientes nocivos para tu bebé. Hacer caso de los profesionales y leer este tipo de post te abrirá muchísimo los ojos.
La leche de vaca me trae por el camino de la amargura, tengo una lucha continua. Pequeñita no toma leche, poco yogur y menos queso. Siempre estoy tratando de buscar alimentos que tengan calcio para compensar, no es una decisión nuestra, es suya. He leído mucho sobre la leche de vaca y es terrible, pero al mismo tiempo eso convive con esa presión del personal sanitario por tomar calcio, el miedo que te inculcan a que tu hija no desarrolle adecuadamente su sistema óseo, sé que hay estudios que dicen que no solo no favorece esto sino que lo perjudica. En fin… seguimos luchando y buscando alternativas. Muchas gracias por compartir por aquí tu experiencia. ¡Nos vemos en el cole! Un abrazo.
Es terrible porque es la salud de niños y niñas. Ojalá consigamos cambios para que se institucionalice esta preocupación como ya pasa en otros países europeos. Gracias por compartir por aquí tu punto de vista, siempre es un placer leerte. Un abrazo.
Pues decirte que a mí me parece igualmente grave, y que cierro los ojos ante el menú del comedor porque aunque cocinen allí y lo diseñe un nutricionista ya se más o menos que saludable no es.
Agradecerte esos primeros pasos, en su día la chaladura del jamón York me hizo su gracia, pues después estuve una temporada leyendo etiquetas para encontrar el 91% y ahora directamente es un producto que no consumimos, otros también han desaparecido como los sobaos, croissant, cereales de desayuno, pan de molde, chocolate con leche, salchichas de ningún tipo. Estamos rodeados de comida basura que se admite como un mal menor, los niños son bombardeados con anuncios. La industria lo hace muy bien, y hasta mucho dinero en ello. Mi hija de 6 años sabe hacerse un huevo a la plancha para desayunar, yo me quedo con que estamos sembrando y dando ejemplo, es muy triste que tengas que buscar información como una loca y leer etiquetas en pan paranoico, y que sólo tenga acceso quien se lo puede permitir (lo ecológico es caro).
Bueno, añádele a eso la opción vegana y alucinarías las burradas que hemos tenido que escuchar hasta de personal sanitario…. Los mejores productos son aquellos que no hay que leer los ingredientes, con esta norma se simplifica mucho la compra. En cuanto a la palma es igual de dañina que los demás aceites refinados, lo ideal sería evitarlos todos….y así habría una larga lista de ingredientes que nos aportan 0 beneficios a nuestra salud. Te animo a que investigues sobre la leche de vaca. Nos vemos en el cole, jeje.
De pirada nada Nai, muchas personas pensamos como tú y especialmente los nutricionistas y personas especialistas en alimentación que seguro saben mucho más que la mayoría de familias que fomentan estos hábitos en sus hijos e hijas desde el desconocimiento, como ya contaba en el post. Creo que entre todos y todas podemos fomentar hábitos más saludables que fomenten la salud de las y los más pequeños. Un abrazo.
ME HA ENCANTADO TU POST! Madre mía! No soy la única mamá pirada de la web! Los parientes me tienen frita! El otro día me trajeron unas galletas con el 49% de azúcar! Y según ellos el Kinder es bueno porqué total es bizcocho y leche. MADRE MÍA NO PUEDO MÁS! Ya no sé como combatirlo! Me voy a estudiar el hashtag de dameveneno que has puesto…
Realmente es difícil escapar de este tipo de alimentación… la escuela, el parque, los suegros… todos en contra… Voy al grupo de juego y ahí están… las galletas y el zumo. Pero madre mía… con toda la información que hay y aún proponen estas cosas??? Un poco de manzana y pan no iría mejor?
Perdona el desahogo… y porfavor infórmanos sobre las novedades en este campo porqué es necesario cambiar hábitos!