¿Cuántas veces pasa esto con los niños y las niñas? Parece que justo el día que necesitas más tiempo, que necesitas que se duerman o jueguen un rato de manera individual, justo ese día no hay manera. Esto ocurre en casa y en la escuela, pongo dos ejemplos.
EN CASA:
Desde el punto de vista de la mamá o el papá.
Tienes algo que hacer, puede ser algo para llevar al trabajo al día siguiente, preparar las maletas para un viaje o preparar la comida de mañana. El caso es que planeas, voy a esperar a que se duerman y lo hago. Estás más alterada porque es importante que hagas eso que tienes pendiente. Y justo ese día, tus hijos e hijas se duermen más tarde, uno te pide agua constantemente, lloriquea… Piensas: «¿Y esto tiene que ser justo hoy? ¡Qué mala suerte! Ayer se durmieron sin problemas».
EN LA ESCUELA:
Desde el punto de vista de la educadora o el educador.
Tienes un mal día por el motivo que sea, has dormido poco, has discutido con una compañera, problemas de pareja, lo que sea… Piensas: «Ojalá hoy tengan buen día los niños y niñas para compensar, no estoy de humor». Pero precisamente ese día, te demandan más, hay dos niños que no paran de llorar, otros dos no quieren comer, la hora de la siesta se complica… «¿Por qué me pasa esto? Estoy al límite de mis fuerzas y mi paciencia».
¿Crees que lo que ocurre en estas situaciones es fruto de la casualidad?
Podría ser, pero lo más probable es que no. Es muy probable que seas tú quien provoca que los niños y niñas estén reaccionando de esta manera. Esto se relaciona con el tema del que te quiero hablar hoy, el diálogo tónico.
¿Qué es el diálogo tónico?
Cuando hablamos de diálogo tónico estamos refiriéndonos a una forma de comunicarse que se relaciona con el tono muscular de las personas que entran en comunicación, en este caso, el bebé y la mamá o persona de referencia que puede ser una educadora, clarísimamente en el caso de bebés escolarizados a los cinco o seis meses durante siete u ocho horas del día.
Wallon lo define como un conjunto de intercambios mediatizados por el modo en que el niño o la niña es sostenido por sus progenitores y la manera en que el bebé responde a ello, produciéndose una interacción entre las posturas de ambos y el tono muscular resultante.
El diálo tónico constituye por tanto, la primera forma de comunicación que establece el bebé con el mundo exterior. Y lo que viene a decir Wallon es que en función de cómo sea sostenido el niño o niña y las necesidades que estos tengan o lo que es lo mismo, en función de cómo sea este niño o esta niña, tendrá lugar un intercambio que afectará en la forma en que se comunican.
Está claro que la forma en que nos comunicamos con los niños y las niñas determina cómo estos lo harán en el futuro con otras personas. Un niño que está acostumbrado a que en su casa griten será un niño que muy probablemente gritará y un niño que recibe habitualmente cachetes seguramente entenderá que esto es una posible solución a los problemas y es más fácil que lo utilice con otras personas.
Ajuriaguerra dice que es un intercambio de información entre la mamá y el niño o niña recién nacidos que se expresan por estados de tensión-distensión muscular, que reflejan sensaciones de placer y displacer y que provocan reaccciones de acogida-rechazo en el otro.
De este autor ya hablamos en otra ocasión, cuando hablábamos del hecho de que hay niños y niñas que juegan a caerse y los beneficios que esto suponía. En esta ocasión, nos dice que en función de cómo sean los intercambios entre el bebé y la madre (o la persona de referencia) se generarán sensaciones positivas y negativas que influirán en su desarrollo haciendo que el niño o niña se sienta acogido o rechazado con lo que esto supone.
¿En qué influye este diálogo tónico para el desarrollo de los niños y niñas?
En relación con lo que veníamos diciendo, las relaciones tónicas son las que permiten satisfacer las necesidades de los bebés a nivel básico y luego a nivel de interacción con el exterior. Estas necesidades de interacción tienen lugar primero sobre el cuerpo de la madre o persona de referencia y después sobre el entorno.
Así podríamos ver el siguiente ejemplo, una niña que se siente querida, acogida, que es sostenida con cuidado pero de manera firme, es una niña que desarrollará la tranquilidad de que está protegida, desarrollará sentimientos e ideas de seguridad y podrá dedicar sus esfuerzos a experimentar, manipular… sin miedo a que le pase nada porque de eso ya se estarán encargando las personas mayores que la rodean. Una niña que no se sienta querida, bien sostenida o sienta rechazo dedicará sus esfuerzos a buscar este afecto, estará en búsqueda continua de esa sensación de seguridad que es una necesidad básica de los bebés al mismo nivel que alimentarse y yo me atrevería a decir que por delante de muchas necesidades a las que a veces damos más importancia como sería la higiene, aunque lógicamente por motivos sanitarios, la higiene, la alimentación y la seguridad van a aparecer siempre al mismo nivel en las necesidades básicas de la infancia.
Esta búsqueda de seguridad y de afecto hará que los niños y las niñas no dediquen el mismo tiempo ni esfuerzo que otros niños que sí lo tengan a jugar, manipular objetos, descubrir… con las consecuencias que esto puede tener para el desarrollo. Además de que esté en inferioridad de condiciones por una posible menor manipulación y experimentación, estará desarrollando emociones y sentimientos negativos con sus personas de referencia que serán el espejo de las relaciones futuras con otras personas. Aprendemos a comunicarnos con otras personas, primero imitando las formas de comunicación dentro el seno de nuestra familia, después los profesionales de la escuela y después los iguales, las compañeras y compañeros que cobran un protagonismo esencial a partir de la pubertad y la adolescencia.
No olvidemos que el tono muscular está conectado con las emociones a través de estructuras cerebrales como es la formación reticular, los circuitos de reactividad emocional y los centros subcorticales. Debido a estas estructuras y sus conexiones, las tensiones físicas se manifiestan en tensiones musculares y viceversa. Esto es sencillo de demostrar, cuando estamos preocupados por algo es más fácil tener una contractura en la espalda o quedarnos afónicos. Muchas afonías aparecen cuando la persona tiene que hablar en público y esto le genera mucho estrés. De la misma manera si tengo una lesión muscular, me encontraré menos animada, más triste, veré los problemas de manera más negativa… En los bebés estás estructuras y sus circuitos de comunicación se están formando, en función de cómo sean sus experiencias, así serán los desarrollos y aprendizajes a este nivel.
Entonces todo parece indicar que no es una casualidad…
Volviendo a los ejemplos del principio, todo parece indicar que cuando estamos tensos o tensas por algo que nos preocupa, se está reflejando en nuestro tono muscular y el bebé es hipersensible a estas manifestaciones tónicas porque es su forma de comunicarse con nosotras, por tanto está recogiendo la idea de que algo va mal, no podrá relajarse para dormir o para jugar y sintonizará con nuestras emociones de manera que también estará estresado o estresada, preocupada de alguna manera dentro de sus posibilidades.
Yo creo que la situación donde más claramente se puede comprobar esto es cuando estamos tratando de dormir a nuestros bebés en el pecho, lo mismo daría con el biberón. No estamos hablando, estamos quietas, pero hay días que estamos relajadas concentradas en el bebé o pensando en algo agradable y estamos a gusto, el bebé se relaja y se queda dormido, como no tenemos prisa y estamos a gusto, no nos vamos inmediatamente, esperamos un poco para asegurarnos de que está bien dormido y después tranquilamente, nos vamos a hacer lo que tengamos que hacer. Se puede adaptar este ejemplo a la siesta en las Escuelas Infantiles sin mucho problema.
Luego está la otra situación en la que estamos en la misma posición pero pensando «a ver si se duerme pronto, tengo que hacer no se qué cosa», como tenemos prisa, en cuanto da las primeras muestras de haberse quedado dormido o dormida, saltamos de su lado como un resorte para hacer aquello que nos preocupa, ¿qué ocurre? No estaba bien dormido, se despierta, nota que no estamos a su lado, se pone a llorar. Volvemos otra vez, esta vez aún más nerviosas, le transmitimos todo ese nerviosismo al bebé a través de nuestro tono muscular y puedo ocurrir que incluso se desvele, con lo cual todo se va complicando. Si no paramos la situación, nos relajamos y tratamos de transmitir otro mensaje al bebé es probable que no podamos hacer todas esas cosas que teníamos pendientes.
Con este tema, cobra todo el sentido la frase, «yo a mi niñ@ o niñ@s, les entiendo sin hablar».
¿Has experimentado alguna situación similar a las de los ejemplos que comentamos? ¿Conocías el diálogo tónico? Me encantará saber tu opinión. Si crees que esta información puede ser de utilidad a otras personas, por favor, compártelo.
Claro, si es que nos comunicamos de muchas maneras aparte de las palabras y para los bebés, todas son más importantes que estas. Me alegro de que te gustara.
Un abrazo.
Me ha parecido un artículo muy interesante y ahora entiendo muchos comportamientos de mi hija.
Desde que nació ha dormido conmigo y me he dado cuenta de que hasta que no estoy relajada, ella es incapaz de dormirse. En cuanto yo cierro los ojos, me acomodo e intento dormirme, ella cae como un cesto.
Si es que es inevitable, transmitimos nuestras emociones a nuestros bebés porque son una prolongación nuestra y en menor medida a nuestra pareja, nuestros vecinos, compañeros y compañeras de trabajo… Por eso cuando un día se cruza todo va mal.
Yo no había oído el nombre técnico del asunto pero gracias por darme la explicación.
Es claro que cuando necesitas hacer una maleta o ir a un recado el niño no se duerme, está más irritado o la lía antes de salir de casa.Y no es casualidad.
Sobre todo lo experimenté con el inicio de la lactancia.Si yo estaba tensa y nerviosa ella también y en cuanto conseguí relajarme todo fue mejor.
Al final trasmitimos las emociones aunque no lo sepamos.